Carta abierta a José Rodríguez de la Borbolla

No, Pepe, a Odón Elorza no te lo permito

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Creo que ha llegado el momento de poner los puntos sobre las íes en lo que hasta ahora ha sido una relación respetuosa y cordial marcada por la educación y las buenas formas. Pero, Pepe, hasta aquí hemos llegado. A Odón Elorza no te lo permito, ni un minuto más. No se puede avasallar la honorabilidad de un hombre íntegro de la manera que lo has hecho por ve tú a saber qué ocultos intereses.

Eres consciente de que ha pasado mucho tiempo desde que Alfonso Guerra te dejó fuera del liderazgo del partido en Andalucía y cortó de cuajo tus aspiraciones políticas. Tu figura pasó para siempre a la historia y ahí quedó, metida en urna de cristal. Por eso resulta tremendamente llamativo que estés abanderando una guerra particular en el conflicto catalán y secundada sibilina y ordenadamente por esa complaciente burguesía socialista –si se puede denominar así, socialista– andaluza a la que tanto debes y en la que tan a gusto te has sentido desde siempre. ¿Recuerdas cuando tus compañeros te dejaron una lancha motora en la sevillana Venta de Antequera?

Siempre he estado a tu entera disposición de forma fiel y leal hacia todo lo que has representado durante muchos años en el devenir del partido y a todo lo que te rodeaba, pese a que en muchos momentos tu deriva auguraba decisiones incomprensibles y actuaciones poco menos que dudosas.

Pero ahora no te lo permito ni un segundo más. Insultar de la manera que lo has hecho públicamente a una persona del carisma, la entereza y la honestidad de Odón Elorza supone traspasar todos los límites de lo permisible.

Sabes perfectamente que hace ya más de dos décadas decidí trasladar mi domicilio de Sevilla a San Sebastián para luchar in situ por los valores de la democracia y la libertad frente a la barbarie del terrorismo más cruel que sufría el pueblo vasco. Allí me acogió como un hermano de sangre tanto Odón Elorza como otro de los héroes de la pacificación de Euskadi más maltratados incluso por muchos compañeros de siglas, Jesús Eguiguren.

Ni que decir tiene que sois muchos como tú en el partido los que tanto le debéis al esfuerzo y la entrega de personas como Jesús,  Odón o yo mismo, que aunque soy de Bollullos Par del Condado fui inscrito en las listas municipales de Mondragón para dejar constancia de mi compromiso por la paz y frente al terror que se vivía a diario. Qué menos por todo ello que exigirte a cambio al menos lealtad, prudencia y silencio. Ojalá hubieras tenido a tu alrededor en Sevilla a compañeros como ellos y no a esa complaciente burguesía teóricamente socialista que te ha cobijado entre algodones en un lugar destacado del pesebre.

Si de verdad tanto te fastidia el problema secesionista de Cataluña y la estrategia de la dirección socialista desde Ferraz y los compañeros del PSC lo mejor que podrías hacer en primer lugar es dimitir como consejero del Banco Sabadell, que como ya sabes ha trasladado recientemente su sede social fuera de Cataluña.

Si tan honesto dices ser con los compañeros de filas, qué menos que pedir inmediatamente perdón a Odón por las gruesas palabras que no merecen respuesta alguna porque producen simplemente bochorno e incredulidad. Despreciar de la manera que has hecho lo que significa la figura de Odón Elorza en la democracia española me parece no sólo repugnante sino un detalle personal decisivo que retrata una calaña moral nauseabunda.

Le achacas a tu compañero de filas que no ha ganado ninguna batalla en décadas. Te apunto solo dos pinceladas que seguro que servirán para refrescar tu hemeroteca, algo oxidada por lo que compruebo. Después de dos décadas como alcalde de una ciudad tan importante como Donosti, Odón nunca se dejó imponer ninguna lista por parte del aparato de Guipúzcoa. Y segundo apéndice, que seguro que mantienes mucho más reciente y aún puede que te duela: Odón Elorza trabajó sin descanso para recordar a toda la familia socialista de verdad que darle una abstención a Mariano Rajoy y la derecha era pegarse un tiro en el pie para siempre. Por eso gritó fuerte y alto “no” en el Congreso de los Diputados, y por eso y su denodado apoyo Pedro Sánchez es hoy secretario general del PSOE y no lo es la compañera Susana Díaz.

Hasta aquí hemos llegado, Pepe, hasta aquí. Acabo de publicar un libro sobre la ignominia y la sinrazón que en una operación diabólica ha llevado al Santander a adueñarse por un euro del Popular. Esta historia de conspiraciones de niveles colosales se puede quedar en pañales si en algún momento se empiezan a contar algunos de los entresijos que encumbraron en Andalucía a la complaciente burguesía socialista sevillana, entre cuyos miembros tu ilustre nombre ocupa una merecida urna.

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