Carta abierta a Felipe de Borbón y Grecia

Señor: Observará que dejo de banda formulismos y protocolos que a buen seguro le corresponden en su calidad de jefe de estado. Le escuché creyendo que, por una vez, se dirigía a los ciudadanos para desearlos felices fiestas como una familia más dirigiéndose a la gente; desgraciadamente, una vez más me equivoqué. Podía haber dicho: mi familia y yo os deseamos… pero no, tenía que referirse a la reina, la princesa y la infanta. Existen diferencias y se tienen que hacer notar.

Hizo un repaso de este terrible año que ya está a punto de acabar y lo dedicó, mayormente, a hablar de la pandemia, sus consecuencias sociales y económicas y cómo ve el futuro del país. Lo vi muy optimista y seguro de que lo superaríamos, España es una gran nación dijo,  y saldremos de la situación adelante como en otras ocasiones lo hemos conseguido.

Tuvo un recuerdo por las personas que nos ha dejado a causa de la pandemia y un reconocimiento a todo el personal sanitario que ha luchado y lucha de forma ejemplar contra la Covid-19 y no con las mejores condiciones posibles a causa de una escalofriante planificación sanitaria, incluyendo grandes recortes presupuestarios que estamos sufriendo en la actualidad.

Había cierta expectación en su discurso de Navidad después de un año en que los escándalos económicos de su padre le obligaron a abandonar España e irse en los Emiratos Árabes. Puede  que algunos esperábamos una desautorización del comportamiento del rey emérito, ya que esta es la única manera que tiene de intentar salvaguardar una institución con la imagen muy tocada.

Finalmente, su discurso solo incluyó una frase aludiendo la cuestión, de manera muy sutil cuando hablaba de la importancia de la ética, principio que obliga a todo el mundo y está por encima de cualquier consideración, de la naturaleza que sea, incluso de las personales o familiares

Quiero recordarle que hace solo unos días se supo que en Suiza cifran en 82 millones de euros la fortuna conjunta que escondían a la Hacienda española su padre y Corina Larssen. ¿Sabremos algún día todo lo que hizo su padre aprovechándose de su cargo y la vergonzosa inviolabilidad?

Nos ha hablado de Europa diciendo que esta nos ayudará y que tendremos que aprovechar la ocasión para mejorar el tejido social, la sostenibilidad y la adaptación de las nuevas estructuras productivas en la nueva revolución industrial, la tecnología y el medio ambiente. Todo esto suena muy bien, pero le recuerdo que 140.000 millones de euros es muy poco para un país que reconoce tener 90.000 millones de fraude fiscal al año.

Hablando de Europa, ¿qué piensa de la justicia europea señor Felipe? ¿No cree que desautoriza a la justicia española o piensa que no lo tendría que hacer? Habla de la Constitución y de la suerte que tenemos de ella. Quien no la cumple es la clase política, ¿qué piensa del CGPJ caducado hace dos años? Habla de acuerdos que yo no veo en ninguna parte, tampoco veo que se respete la pluralidad. ¿Seguro que está bien informado o le han engañado escribiéndole el discurso?

Le otorga a la carta magna el éxito de la transición y haber superado una etapa dejando atrás un periodo de enfrentamientos y divisiones en España, una eufemística alusión a la dictadura de Franco. De hecho usted y su padre le deben al dictador su forma de vida. No han condenado nunca la dictadura y el refrán castellano dice: Es de bien nacido ser agradecido.

Para terminar, usted ha agradecido a las fuerzas armadas, y otros varios colectivos, su tarea y colaboración en la situación actual de la pandemia y estoy muy de acuerdo que lo haga, pero…, puesto que habla de las fuerzas armadas querría preguntarle por las cartas que ha recibido de militares, a la reserva o jubilados, que quieren fusilar a 26 millones de españoles para salvar a España. ¿No cree que su silencio es incomprensible? Como jefe supremo de los ejércitos, los 26 millones de hijos de P. esperamos su opinión al respecto. Creo que nos lo debe.