Una vez que ya se ha conocido la composición definitiva del Ejecutivo de Pedro Sánchez, la figura de Carmen Calvo se convierte en la piedra angular de este nuevo gobierno. Las razones van más allá del puesto que ocupará la egabrense en la Vicepresidencia Primera, sobre todo porque hay que reconocer que la gran mayoría los ministros, ministras, vicepresidentes, vicepresidentas y hasta el propio presidente no tienen un currículo de gestión política de un gobierno como la que alberga Carmen Calvo.
En primer lugar, se trata de la persona que más experiencia de gobierno tiene dentro del Ejecutivo. Esto será fundamental para acometer las reformas y, sobre todo, las posibles diferencias que puedan existir entre unos ministros y ministras que se encuentran en unos postulados ideológicos muy diferentes.
Carmen Calvo aportará sus más de 23 años de experiencia tanto en la Junta de Andalucía como en el Gobierno central para aunar esas diferentes sensibilidades y lograr consensos que finalicen en el cumplimiento de los objetivos de justicia social que son los prioritarios para este Ejecutivo.
En segundo término, esa experiencia de Carmen Calvo servirá para tender puentes entre los diferentes ministerios, tanto los de Podemos como los del PSOE o los que tienen un cariz más tecnócrata, puesto que la coherencia ideológica de la actual vicepresidenta y su conocimiento pleno de cómo funciona un Consejo de Ministros, será la pieza clave para que no se produzcan enfrentamientos o cuitas que no vayan más allá de las que ya son habituales entre los diferentes departamentos.
Además de la experiencia política, Calvo aportará sus conocimientos de derecho constitucional a la hora de llevar a efecto la estrategia para la resolución del conflicto catalán para que los movimientos que haga el Ejecutivo busquen soluciones dentro de los límites marcados por la Constitución. Esto es fundamental, puesto que cualquier movimiento que se haga fuera de la Carta Magna, por más que pudiera parecer lógico, supondría darle manipulables argumentos a la derecha, a los ultras y a quienes quieren imponer la unilateralidad por encima del diálogo y el «arreglo».
En otro orden, su coherencia ideológica, su defensa del feminismo y la igualdad real, serán fundamentales para apoyar desde su vicepresidencia todas las medidas que adopte Irene Montero como ministra de Igualdad y al equipo que está formando que, a priori, tiene personalidades con una gran carga feminista que son una garantía de que se vayan a poner a funcionar las reformas necesarias y a apoyar los proyectos adecuados para lograr la igualdad real con el fin de poder garantizar unos protocolos de actuación más eficaces en la lucha contra la violencia de género.
En consecuencia, un gobierno de coalición progresista, en el que convivirán sensibilidades que van desde el neoliberalismo más conservador hasta el neo socialismo, que tendrá a Carmen Calvo como la pieza clave para que los objetivos de ambos partidos se puedan llevar a efecto, para que las reformas que son tan necesarias se implementen para que la ciudadanía descubra que, por una vez en la democracia, se orienta la estrategia gubernamental hacia el pueblo y no sólo a proteger a las élites. Un gobierno, por tanto, en el que nadie es más que nadie pero que se apuntalará gracias a la experiencia y a la coherencia ideológica de la vicepresidenta primera del Gobierno, presidido por Pedro Sánchez y emanado democráticamente las urnas.
