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Capitalismo vs Sociedad: por qué Luis Arroyo rehúye un Debate conmigo en el Ateneo de Madrid. La trascendencia

Miguel Pastrana
Miguel Pastrana
Secretario de la Junta de Gobierno del Ateneo (2008-2017) Candidato a Presidente en 2021
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análisis

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Hace ya más de quince días animé… 

… en esta misma cabecera histórica (el Diario el cual destapó, entre otras, la horrible trama de los GAL) a Luis Arroyo Martínez a un acto-debate entre él y yo en la asociación Ateneo de Madrid, de la cual ambos somos integrantes. Él, actualmente, Presidente de la Junta de Gobierno. Yo, Presidente de la Agrupación Ateneísta «Juan Negrín» y ex-Secretario de la Junta de Gobierno y Coordinador de Actos, que fui con la Presidencia de Convergencia del Ateneo del filósofo marxista Carlos París.

Quiero decir que, un comunista «confeso» como él, no trató de sustituir el Reglamento histórico de la asociación. Antes bien, lo defendió con entereza. Las personas del comunismo español, quienes hemos tenido puesto en la Junta de Gobierno del Ateneo madrileño, siendo en verdad pocas (la primera, José Antonio Balbontín, Secretario en 1930-1931, con las Presidencias de Marañón y de Azaña), siempre nos hemos caracterizado por mantener y defender el Reglamento histórico de la sociedad ateneísta.

(También las personas del socialismo español, ojo. Personas directivas del Ateneo como fueron Luis Jiménez de Asúa, Julio Álvarez del Vayo, Fernando de los Ríos, José Prat…)

Un Reglamento -se dice a veces…-, obra de «burgueses». ¡Ah, sí! Pero de «burgueses» como los compañeros de la Revolución de Rafael del Riego en 1820. ¡Burgueses como ésos! Y quienes en el Reglamento Científico del Ateneo de 1820, escribían:

“La división del trabajo y la aplicación ordenada de nuestras facultades, es un principio tan cierto en buena lógica, como sabido en buena economía”

Esto, cuando Karl Marx apenas contaba dos años de edad y faltaban aún veintiocho para que, junto a Engels, publicase el «Manifiesto Comunista».

Es por eso que en el Ateneo de Madrid entraban los obreros, las obreras, a formarse, y socializaban y aprendían de los escritores de la época. Es por eso que las mujeres votaban y podían ser directivas bastante antes que en otros sitios. Es por eso que en el Ateneo de Madrid se fraguaron la I y la II República española. Es por eso que el Ateneo se puso incondicionalmente al servicio del Gobierno Legítimo de España, el Gobierno de la República, cuando tuvo lugar el Golpe de Estado del 18 de julio de 1936. Es por eso que apoyó a los Gobiernos de lucha encabezados sucesivamente por Giral (ateneísta), Largo Caballero (obrero) y Negrín (también ateneísta). Es por eso que no cerró ni un sólo día durante la Guerra, a pesar de las bombas, prosiguiendo con su actividad socio-cultural. 

Es por eso, que en abril de 1939 Falange incauta el Ateneo, saquea las fichas de socios/as para sus fusilamientos, y le quita -al Ateneo-, hasta su nombre. Es por eso que el franquismo ocupa el Ateneo -con más o menos «mano dura» según la época, pero ocupado siempre-, hasta comienzos de 1982. Es por eso que, entre ese año y 1984, se desarrolla una ardua verdadera «Lucha de Liberación» del Ateneo de Madrid por recuperar su Reglamento Histórico, frente al intento post-franquista encabezado por el Sr. Chueca Goitia –quien llegó a afiliar a 800 personas de golpe al Ateneo-, de implantar un Reglamento muy distinto, opuesto. Y por cierto, muy parecido al que ahora pretende Luis Arroyo Martínez. No es casual que el Sr. Antonio Garrigues Walker, quien apoyó al Sr. Chueca Goitia entonces, apoye a Luis Arroyo ahora. No es casual… 

El Reglamento Histórico el cual consiguió recuperarse en 1984 es esencialmente el Reglamento ateneísta, el cual viene desde 1820, como han confirmado todos los historiadores e historiadoras. Ya desde 1820 había Juntas Generales mensuales. Ya desde 1820 se votaban los puestos directivos todos los años…; «todo eso» que Luis Arroyo Martínez quiere quitar, él dice que «progresistamente» (¡ja!); todo eso ya estaba en el Ateneo de 1820, se mantiene en el de 1835, y llega hasta hoy. Son columnas constituyentes.

Y por ello -prosigo-, en los años 90 y en los primeros 2000, se hicieron en el Ateneo de Madrid los grandes actos contra la Guerra. Por eso en 2010-2011 se gestó y presentó el 15-M (con todas las contradicciones que se quieran ver; el propio París las señalaba, pero al tiempo le dio impulso). Por eso, en 2013-2015 se hicieron los Encuentros Estatales de Cargos Públicos elegidos en urnas (y por diferentes partidos), juramentados por la III República para España. Y por eso, en fin, en 2013 -atención-, se hizo en el Ateneo el Acto de Presentación de las Marchas de la Dignidad, que con decenas de miles de integrantes, convergieron en Madrid, y supusieron -en aquel tiempo-, la convergencia de la indignación reciente, con la conciencia combativa ya de largo de los trabajadores y de las trabajadoras; de la Clase Obrera. 

Aquel, aunque breve, fue un momento importante. Y quien esto escribe, pudo vivirlo como Coordinador de Actos de un Ateneo, el cual estuvo en ese tiempo en auténtica Vanguardia Social. Personas poderosas tomaron buena nota de aquello, y dijeron: «Nunca más». Nunca más se pueda llegar a poner en cuestión, en términos de poder real, material (no «postureo», no «performance») su Sistema dominante. 

Poder económico -por supuesto y sobre todo-, pero también, con su necesaria superestructura de un modo concreto de entender la cultura, la ciencia, las relaciones sociales. Un modo siempre sujeto, atado -postureos y gesticulaciones aparte, ya digo-; «sujeto», a los intereses del Sistema; de lo que le convenga en cada momento. De cuanto dicte.

Del Sistema Capitalista, por supuesto. ¿De qué otra cosa estamos hablando si no en el fondo?

La «Batalla por la independencia del Ateneo de Madrid»

¿Se entiende ya la enorme importancia que ha tenido y tiene cuanto podemos denominar ya, apropiadamente, la «Batalla por la Independencia del Ateneo de Madrid»? ¿Se entiende o es preciso ser aún más claros?

Lo soy: el pasado 20 de abril, la Sra. Pepa Bueno, de «El País», el Sr. Iñaki Gabilondo, de «La SER», y el Sr. Jordi Évole, de «La Sexta», participaban en un Acto-Debate en el Ateneo. «Bien» (no es la primera vez ni mucho menos, que por ejemplo el Sr. Gabilondo, Iñaki, participa en actos públicos en el Ateneo madrileño. Lo hizo, por ejemplo, cuando yo fui directivo). Pero me llamó la atención que al día siguiente, con foto de los tres en la Galería de Retratos ateneísta, en el diario que dirige la Sra. Bueno se recogiesen estas palabras de ella: 

«En los últimos años, hemos tenido ejemplos que nos han enseñado que no estábamos prestando atención a lo importante. Uno fue lo que hacía el rey emérito y otro el 15-M. Cuando estalló, no supimos verlo». 

Ahí está la clave, atención, dicha por la propia Sra. Directora de «El País». Pero resulta que el Ateneo de Madrid de Junta de Gobierno (2010-2015) de la Convergencia para la Estabilidad Democrática del Ateneo, sí que supimos verlo, sí. Y por eso los grandes actos por la III República española, y el mismísimo nacimiento del 15-M, con su acto de presentación el 11 de mayo de 2011, fueron, «todo eso», en el Ateneo de Madrid. 

Ahora, como ya demostré en mis anteriores artículos (y el propio Luis Arroyo no ha podido rebatir el hecho objetivo), personas quienes tienen -a fecha-, cargos directivos de primer nivel en el Grupo PRISA, en el Grupo «Atresmedia», en «Caixaforum»…; tienen también, actualmente, altos puestos directivos simultáneamente en el Ateneo de Madrid, merced al grupo electoral que encabeza el Sr. Luis Arroyo Martínez, el «Grupo 1820». ¡Qué curioso!

Y dicen que han venido «a traer la luz» y «la vanguardia», porque antes estaba el Ateneo «en la oscuridad» y «en el atraso». Pues bien: yo no voy a hablar de los últimos tres, cuatro, o cinco años, cuando «Convergencia para la Estabilidad Democrática del Ateneo» no éramos ya «el Gobierno» del Ateneo, sino justamente, «la alternativa», y de facto, el grupo social-electoral ateneísta que, aunque seguía siendo el mayor, era también el más perseguido y anatemizado por todos los demás, en una imposible coalición para impedir siempre que «Convergencia» volviésemos a ser el Gobierno del Ateneo, como lo fuimos en 2010- mayo de 2015 

(Nota: ahora, precisamente, casi todas esas personas ferozmente «anti-Convergencia»; quienes más llevaron a la degradación del Ateneo en los últimos años, son -¡otra casualidad!-, quienes más se han adherido oportunistamente, a cambio de unos pocos carguitos en Secciones, al «Grupo 1820» cuando éste ha desembarcado en el Ateneo. ¡Esa está siendo la «regeneración» de Luis Arroyo!: incorporar a sus filas -si bien de forma avergonzada; sin que “se note mucho»-, a los principales causantes de la degradación que él luego utiliza como excusa para su intento de «reconversión» corporativa del Ateneo. ¡Atención a la hipocresía!)

Pero iba yo diciendo, que se mire el período de Gobierno (años 2010-mayo 2015) de la Convergencia para la Estabilidad Democrática del Ateneo. Hay muchísimas fuentes documentales en Internet. Muchísimas… El problema -estimado consocio Luis, a quien quiero seguir llamando amigo-; el problema en «los años de Convergencia», no es que no fuésemos «vanguardia»: el problema es que fuimos «demasiado vanguardia». ¿Me entienden todos? «Demasiado vanguardia». 

Y por eso, precisamente por eso, han venido ahora -de tu mano-, el Grupo PRISA, el Grupo «Atresmedia»…, el Sr. Felipe González, el general Sr. Félix Sanz Roldán…; han venido, no para hacer actos en el Ateneo de Madrid -que siempre podían hacerlos, pues el Ateneo siempre ha sido realmente abierto-. No: han venido, de tu mano y la de tu «Grupo 1820», para implantar su modo de Gobierno, corporativo, vertical, mediático…, y capitalista sobre todo. 

Habéis venido para implantar vuestro Sistema de Gobierno al Ateneo de Madrid, destruyendo el de 203 años. Por eso queréis un «Nuevo Reglamento» para el Ateneo. Que no es ya solamente distinto: es «opuesto»; todo lo contrario, al histórico y social. Para que «nunca más» vuelva a suceder cuanto en 2010-2015 con el Gobierno de la Convergencia para la Estabilidad Democrática del Ateneo. No vuelva a suceder, que la vanguardia social, cultural, y política también, de este país, «escape» -aun por breve momento-, al control de muy determinadas Grandes Corporaciones mediático-político-empresariales.

¿Se entiende ya bien la gigante, enorme, trascendencia de la actual «Batalla del Ateneo de Madrid»? ¿Oyen ya los sordos a voluntad? ¿Ven al fin los ciegos por interés?

(Nota: hasta el propio Luis Arroyo no ha tenido más remedio que admitir en alguno de sus artículos que esta época -la de Junta de Gobierno de Convergencia y con Carlos París-; fue brillante. Ha llegado a admitirlo… aunque luego, a presión de la Corte de Oportunistas «del viejo Ateneo» quienes se le han adherido, lo haya opacado, optando -por fariseo interés-, por ajustar -«reconvertir»-, todo el pasado de los últimos lustros, en la parte concreta -muy corta-, decadente, que a él le interesa destacar).

Pero al final, Luis, al final… si yo «disparato» -como escribiste-, y tú tienes la razón y «la luz»… ¿por qué ese miedo tremendo, ese pavor, a aceptar un Acto-Debate público solamente tú y yo en el escenario (moderador aparte) y frente a frente. ¿Por qué me tienes tanto miedo, Luis Arroyo? ¿Por qué tienes tanto miedo a un Acto Público, en el propio Ateneo, de Debate fructífero, enriquecedor, clarificador…; de Debate entre Luis Arroyo y Miguel Pastrana? 

¿Cómo se explica eso, Luis? 

Sí te digo una cosa, amigo mío: como en los antiguos Campos del Honor, si no te presentas; si lo rehúyes, significará públicamente una cosa, una: que no defiendes la verdad. Que tu Causa es una mentira. Y entonces lo verán todos y lo sabrán todos: que tu Causa es una mentira.

Por eso, Luis, me niego a creer que no comparezcas. Por aprecio, el cual te tengo.

No puedes rehuirme, Luis. Por vergüenza ante nuestros consocios y ante nuestras consocias del Ateneo. Ante los empleados y antes las empleadas, quienes te respetan, como a mí también. 

Por vergüenza ante tus compañeros/as de profesión, tertulianos/as de televisiones, cursos, columnistas de «Infolibre». Antes tus alumnos y alumnas a quienes impartes Comunicación Pública. 

Por vergüenza ante tus compañeros/as del «Grupo 1820» directivos/as del Ateneo y a la vez, del Grupo PRISA, de «El País», de «Atresmedia», de «La Sexta», de Caixaforum…

Por vergüenza ante el general ex-Jefe del CNI, Félix Sanz Roldán. Ante el ex-Presidente del Gobierno de España, Felipe González Márquez. Ante el Rey de España, Felipe VI de Borbón…

Por vergüenza.

No puedes rehuirme. Te conozco y sé que no me rehuirás. Quedarías ante la Historia -porque esto es Historia, aunque sea pequeña, pero quizá no tanto…-; quedarías, como un cobarde. Y tú no eres eso, Luis Arroyo; yo te conozco y sé que no eres eso, amigo mío. 

Sin embargo, Luis, debo recordarte, pues ya está escrito en mi anterior artículo, de qué estamos y de qué no estamos hablando (mucha atención, por favor):

– No estamos hablando de un debate electoral, con varias personas en el escenario, como hay en esos debates.

– No estamos hablando de un debate -Junta General-, sobre el Reglamento, con muchos socios y muchas socias opinando, como es su derecho, desde la platea, y tú moderando desde la Mesa, como es también tu derecho, además de obligación. También habrá ese debate.

Esas dos fórmulas -que ya se han dado y volverán a darse-, no es de lo que yo estoy hablando, como sabes muy bien y ya me encargué de dejar claro, cristalino, en mi anterior artículo. Pero quiero remachar en este, para que no te surja la tentación de «escabullírteme» por ahí.

Yo estoy hablando -ya lo dije, pero lo repito y sépalo todo el mundo-; estoy hablando, de un Acto-Debate Público en el Salón principal del Ateneo, con solamente tres personas en el escenario, tres: Luis Arroyo Martínez, la persona quen modere, y yo. 

¿Está claro, verdad? 

Y luego, tras de unos setenta y cinco minutos o así, en que tú y yo, Luis, hayamos argumentado, replicado, contrarreplicado…; suficientemente claras, sin ningún tipo de distorsión, ninguna; nítidas las posiciones, los datos, los elementos de juicio…; entonces, turno de preguntas para el público asistente y los Medios.

(Pues ya sabes -si el reto no te amilana-, que es fundamental convocar a todas las personas posibles y Medios a ese «cara a cara» entre tú y yo. Para que vean. Para que sepan). 

Ese Acto-Público en el Ateneo, «solos tú y yo en el escenario y frente a frente» es a cuanto yo te estoy retando también en público. Ante miles de personas quienes leen y observan cada día cómo me rehúyes.

Si pretendes un formato con varios/as ateneístas debatiendo cada cual con sus legítimos argumentos, pero donde tú puedas elegir según más te interese a quién respondes, y que así otro posible discurso quede «difuminado», embarullado…; eso -en verdad, lo que te gusta; en lo que eres experto-, no es sin embargo a cuanto yo te estoy retando. 

Ese formato -legítimo-, hazlo cuantas veces te guste y con todas las personas con quienes gustes, sí. Pero yo te he emplazado a algo muy distinto. Y hay Constancia Oficial de que se te transmitió por la Secretaría del Ateneo. Si te niegas a debatir conmigo en ese formato específico; si lo rehúyes, camuflas o difuminas, quedarás como un cobarde (y yo no te tengo por eso, insisto). Un cobarde ante todos. 

Ante tus alumnos y alumnas. Ante las televisiones en las que sales. Ante los periódicos en los que escribes. 

Pero sobre todo, un cobarde ante el Ateneo de Madrid y ante la Historia del Ateneo de Madrid (sí: ante la Historia; sabes muy bien que también en el Ateneo siempre acaba escribiéndose, siempre…).

¡Tú no puedes hacer eso, Luis! Yo no se lo deseo ni a mi peor enemigo, ni al peor, que no eres tú, además.

Por dios, Luis: acepta ese «cara a cara» conmigo. Puedes vencerme, de verdad que puedes vencerme…

Hay quienes dicen: «no acepta pues no tiene nada que ganar con ese Acto». ¿Pero no tiene «nada que perder»? ¿No tiene nada? ¿La imagen, la dignidad profesional…? 

Hay también quienes dicen que rehúye, por cuanto supone de escenificación de la eterna «Lucha de Clases», y también, de la actual lucha cultural entre Post-modernidad y Modernidad clásica.  

En ese aspecto, por quienes están teorizándolo hoy en el Ateneo, Luis Arroyo -quien da Cursos específicos en universidades españolas y norteamericanas-, representaría la actual cultura del Marketing a nivel técnico- profesional; las formas y discursos basados en la televisión actual y en sus tertulias (recordemos que Luis es un tertuliano habitual de TV), todo ello pagado por grandes Grupos mediático-político-empresariales.

11 de abril de 2023: en la imagen, a la izquierda Luis Arroyo (Foto: Casa de S.M el Rey)

Y yo, Miguel Pastrana, representaría a un obrero, a un trabajador de máquinas, forjado en la cultura en el modo «clásico» del Ateneo -precisamente el que defiendo-; el modo de interacción social, aprendiendo de mis mayores (no sólo en edad) y así llegando a ser «mano derecha», en el Ateneo, del gran filósofo Carlos París, y llegando a estar en la fase final del Premio «Adonais» en Poesía.


11 de abril de 2023: en la imagen, a la derecha Miguel Pastrana (Foto: Club de Amigos de la UNESCO de Madrid)

Pueden ser, en efecto, dos modos muy distintos de entender un Gran espacio, e histórico, socio-cultural: un modo -nuevo para el Ateneo de Madrid-, el cual sobre todo «importa» Cultura y Sociedad «ya fabricada». Otro modo -el histórico del Ateneo-, que sobre todo «fabrica» y «exporta» esa Sociedad y esa Cultura. 

En ese sentido, sí, yo -con mis potencialidades y mis debilidades; con mis conocimientos y lo que desconozco…-, puedo considerarme, con perdón, un producto «muy representativo» de cuanto la forma histórica de organización del Ateneo de Madrid -la que Luis Arroyo quiere quitar-, puede «fabricar». 

Todo eso, Sociología pura, puede estar en ese Acto, sí, si ayuda a dar realce y trascendencia a algo lo cual ya la tiene mucha. Pero al fin, detrás de todo, estamos dos personas para un Acto-Debate entre los dos y cara a cara. Como socios, como ateneístas, como amigos.

Luis… te sigo esperando para ese Acto-Público Debate, tú y yo en el escenario solamente. No tengas miedo, por favor.

Muchas gracias. 

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3 COMENTARIOS

  1. Comparto el contenido del artículo en término generales. Hechos concretos:

    El Ateneo ha perdido toda la vida participativa que día a día mantenían los socios.
    Antes nada más pasar la puerta había un corcho donde gente de fuera y socios anunciaban, compartían cosas.

    Subías las escaleras y teníamos a la izquierda la información institucional. Y una vitrina con los libros que se iban a incorporar al catálogo.

    Avanzabas y dejabas una tertulia improvisada en el pasillo, y mucho días, la mayoría, se atisbaba mientras subías a la biblioteca la tertulia programada de esta tarde que elaboraba pensamientos y reflexiones en la cacharrería. Eran tertulias abiertas a los madrileños, cualquiera podía unirse al encuentro reflexivo, tanto si era como si no era socio.

    Cuando subíamos a la 3ra planta, teníamos otro corcho, para los socios, antes de entrar a la sala general. Allí debatíamos, compartíamos nuestras frustraciones, soltábamos nuestros egos, reflexionábamos. Éramos personas conviviendo. Que teníamos que llegar a un consenso. Aprender a entendernos.

    Justo antes de pasar la puerta de la sala general, había una papelera. Entonces recuerdo que salíamos de estudiar, tomábamos algo rápido de pie, tirábamos el envoltorio a la papelera y volvíamos a nuestro pupitre, a nuestra lectura.

    Sin entrar a la sala. Donde el corcho y la papelera. Al fondo del pasillo, existía un tesoro… ahí estaba la hemeroteca, con su mesa en el centro y decenas de revistas especializadas, la prensa diaria etc.

    Si optabas por ir hacia la izquierda, y no a la hemeroteca, teníamos una mesa redonda y sillas donde podíamos compartir apuntes, sentarnos también para comer un tentempié rápido, esperar a alguien. Había que tener cuidado para no levantar la voz. Que se nos oye en el Palomar, pero convivíamos.

    Ah, y se me olvidaba, la fuente de agua, que teníamos yendo hacia la hemeroteca.

    Ahora ya no nada de esos pequeños detalles que he descrito. Los pasillos, las salas, la cacharrería… son desiertos. Ya no hay vida en el Ateneo. Hay sólo un gran escaparate, para unos pocos que quieren o subir o mantenerse en el candelero, por interés profesional, o por pura vanidad. No hay diálogo, no hay conversación, no hay consenso. Como escribió nuestro querido socio Arturo, sobre un cartel, «El Ateneo no es publicidad». Por lo menos nosotros lo conocimos cuando no lo era. Y es así como nos gusta. ¿Por qué?

    Porque era un lugar que daba pie a la convivencia, donde el socio recibía continuos guiños para que participara en la vida cultura de la casa. Los socios y no socios. Era escuela y cátedra del ejercicio de la ciudadanía. Donde el individuo tenía unos derechos y una responsabilidad con lo público, con lo comunitario. Era un lugar fundamentalmente «político», en el sentido original del término. Los socios y madrileños no éramos animales consumidores; éramos animales sociales y políticos. Como los atenienses libres.

  2. En términos generales estoy de acuerdo con el artículo.

    Con Luís Arroyo el Ateneo ya no es un Ateneo.

    La Cacharrería, pasillos, vestíbulos, escaleras, están vacías. Solo sirven para llevar a los consumidores de eventos a las salas donde hay una programación desde arriba. Se ha anulado toda participación.

    Los socios, y visitantes, antes recibíamos guiños para participar, para debatir, las tertulias eran la orden del día, había debate y se vivía lo público.

    Ahora se está utilizando de escaparate para gente que quiere subir al candelero, o mantenerse en él.

  3. Estimado Miguel,
    No nos conocemos. No hemos tenido la oportunidad de participar en ningún acto. Vivo lejos, en Pontevedra, pero tengo interés en todo lo que pasa en Madrid, pero sólo en lo que pasa en “tu tipo y un estilo” de Madrid concreto, en un Madrid que nada tiene que ver con “el tipo y el estilo” de la libertad de las copas y las terrazas.
    Llevo tiempo leyendo tus comentarios sobre la situación que se está viviendo en el Ateneo. Tus argumentaciones, nunca rebatidas, son lo suficientemente precisos como para intuir que las cosas que están pasando no son las que deberían pasar.
    Creo que lo que tu opinas y que lo que tu pretendes, y creo que eso es lo que se debería opinar y pretender para el Ateneo.
    Por eso, pese a la distancia a la que vivo, he decidido que quiero ser socio del tipo de Ateneo que tu deseas sea, algo que, curiosamente, es el mismo tipo de Ateneo que se lleva defendiendo desde hace muchas, muchísimas decenas y decenas de años.
    Pero tengo un problema: no tengo tres socio que pueda presentarme. Es más, tampoco tengo dos, ni tan siquiera tengo uno. Quizá conozca a alguno de los miembros actuales del Ateneo, pero no soy consciente de ello. Al menos nadie de mi entorno o amistades me lo ha dicho.
    Tenerlos, como sabes, es el requisito necesario para optar a ser socio. Y no tenerlos es el “tapón” que no me dejará ser socio.
    Aquí me presento, por si puedes ayudarme…
    Un saludo.
    Alfredo Molares
    [email protected]

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