Cuatreros

 

  • Estoy harto. ¡Haaartoooo!
  • ¡Chssssss,… que te van a oír!
  • ¡Que me oigan! Ya está bien. ¿Nos están robando a manos llenas y encima no podemos decir nada?
  • ¿Tienes pruebas de que son ellos? No, ¿Verdad? Pues entonces cállate porque si te oyen, encima tendremos problemas. 

En Valdorros, la situación estaba empezando a ser crítica. Desaparecían ovejas recién paridas con sus corderitos, cerdos que herbajaban en la dehesa, gallinas que escarbaban libres por las eras, vacas que pastaban en las glaucas praderas junto al páramo y hasta tomates de las huertas, melocotones, peras, … Incluso le habían robado el burro al tío Constancio. ¡Que hay que ser muy burro para robar a un pobre inválido que tiene al onagro como única forma de ir al campo! Todo apostaba al marqués y a sus caporales. Venancio, antiguo trabajador del marquesado, había visto ovejas con la marca verde de su cuñado dentro de la finca propiedad del marqués. Y también cómo la mujer de uno de los caporales llevaba huevos marrones. ¡Y sólo las gallinas del tío Guindilla ponían huevos pardos! Además, en al menos tres ocasiones, al verse descubiertos, los compinches del marqués habían devuelto cuatro vacas y un par de mulos, asegurando que habían saltado la empalizada de la finca y que se habían introducido allí solitos. Pero era la palabra de unos pobres grullos contra la de un boato noble. Así que, ante la denuncia de Venancio en el cuartelillo, la Guardia Civil aseveraba que había revisado la propiedad y que no habían encontrado ningún animal que no tuviera la marca, a fuego, de la collera y la garia, símbolos del marquesado de los Monroy. ¡Pero era imposible que dos guardias civiles hubiesen revisado las 200 hectáreas de la finca! Era muy fácil cambiar los animales de sitio mientras inspeccionaban. Así que, a Venancio, la denuncia le había costado una demanda por falsedad y cuatrocientos duros de indemnización por calumnias. Ahora, nadie se atrevía siquiera a insinuar que el puñetero marqués era un ladrón.

Claro que no todos los aldeaniegos creían a Venancio. ¿Cómo iba el marqués a robar? ¡Por dios, que era el marqués! Estos vecinos creían más la versión de los mayorales del noble, quienes aseguraban que, en un pequeño núcleo de gitanos que se dedicaban a la hojalata y la quincalla y que acampaban en un reducido islote de apenas dos celemines formado en un antiguo meandro del río, estaban los responsables de los robos. Pero, los gitanos tenían un diminuto bote con el que accedían a la isla y todo alrededor eran alfalfales y campos de remolacha, ¿Cómo iban a llevar las ovejas, los corderos, las vacas y el burro del tío Constancio a la isla? Y si no estaban allí, cosa evidente a simple vista ya que sólo contaban con la compañía de un par de galgos, ¿dónde podían guardar tantos animales?

Siempre es más fácil echarle la culpa al distinto sobre todo si es pobre, tiene mala reputación, es débil y no hay peligro de que se revuelva, así que la animadversión de estos coterráneos del saqueador hacia los hojalateros fue en aumento. Primero les apedrearon desde la orilla del río por la noche. Después, hundieron el bote para que no pudieran salir del islote. Pero en el farallón no había comida y necesitaban de la rocalla y la hojalata para subsistir. Así que construyeron una balsa con tres tablas y unos cubos de chapa que, cerrados herméticamente hacían de flotadores, y, para evitar la corriente, la asieron a una soga que habían atado, en uno de sus extremos, a una de las pocas chopas que crecían en la ribera y en el otro al único árbol que había en el islote, un enorme castaño.

Los robos seguían produciéndose y a pesar de que era del todo imposible que en la balsa pudiera entrar una vaca, los zafios aldeanos seguían insistiendo en la culpabilidad de los mercachifles. La Guardia Civil no sólo no intentaba poner paz, sino que registraba una y otra vez las chabolas de los hojalateros, aunque allí nunca había ningún animal.

Una noche, los galgos comenzaron a ladrar insistentemente. Los gitanos, acostumbrados al jaleo de los últimos tiempos en la orilla del río, no le dieron mayor importancia. De pronto, las toses comenzaron. Primero en los niños pequeños y luego en los adultos. Algunos, los menos, lograron salir de las chabolas mientras veían como el fuego calcinaba todas sus pertenencias y acababa con la vida de sus compañeros.

Habían pasado ocho meses desde la muerte de los barateros. Ya no había gitanos en noventa kilómetros a la redonda. Pero al volver el pastor con las ovejas, el tío Nochebuena echó en falta tres de sus ovejas recién paridas y sus corderos.

 


 

Camino Mordian

Con motivo del 60 cumpleaños de la UE, el sábado 25, La Vanguardia entrevistaba a Frans Timmermans, primer vicepresidente UE, quién aseguraba que la gente, cuando mira a la UE, ve más peligro que protección. Y aunque, a lo largo de la entrevista se declara optimista y cree que la UE tiene futuro, se le olvidó que el Brexit, el ascenso de los fascistas como Le Pen (Francia), Heimat (Austria), Kaczynski (Polonia), Nuttall (Reino Unido) o Meuthen (Alemania) tienen mucho que ver con las políticas de austericidio y que la creación de grandes bolsas de pobreza en todos los países de Europa se debe a este sistema fascista, insolidario y servil que es el liberalismo y la globalización de los mercados (aunque no de los derechos laborales). Se le olvidó que la Europa de las personas nada tiene que ver con esta Europa mercantilista en la que para salvar a los ricos (Bancos alemanes) se ha destrozado a la población, griega sobre todo, pero también española o portuguesa. Que la Europa social nada tiene que ver con construir muros en Hungría, o vallas llenas de concertinas en Melilla, o en dejar que Erdogán se haga con el petróleo que roba ISIS a cambio de que sea el gendarme de la Unión parapetando e impidiendo que cientos de miles de refugiados puedan llegar al continente. Como tampoco tiene que ver con dejar que el Sátrapa marroquí campe a sus anchas y masacre al pueblo saharaui también a condición de que impida que los del sur lleguen en masa a Ceuta y Melilla. Y por último, que la Unión de los pueblos europeos no tiene tampoco nada que ver con que los mismos jetas que trabajaron para Goldman Sachs, arruinando la economía de Grecia y de toda la UE, sean los que hayan diseñado este genocidio social para salvaguardar a quiénes jugaban a la ruleta rusa de la especulación y acabaron pegándonos el tiro de gracia a los demás.

La pobreza crea fascismo. Porque siempre va acompañada de ignorancia. Y aquí se ha jugado a demonizar la política, a crear ignorantes sociales y cívicos, insistiendo en que la política le viene grande al pueblo y haciendo que éste la denueste y huya de ella como de la peste. Y no se han dado cuenta que detrás de la política profesional están ellos, los políticos profesionales, que mientras recetan austeridad, recortes, salarios de miseria e indemnizaciones irrisorias, campan a sus anchas en yates de lujo, con salarios multimillonarios, indemnizaciones indecentes y vida lujuriosa. ¿Qué pensaban, que los zotes no se iban a dar cuenta? ¿Qué se iban a seguir dejando engañar por las evidencias? ¿Qué no se iban a echar en los brazos de quiénes arengan contra los inmigrantes como culpables de todos sus males? ¿No se daban cuenta que los necios, precisamente por no ser muy instruidos, iban a “comprar” a la primera un discurso que les asegura que echando a los de fuera ellos tendrán más trabajo y mejor vida? (igual que compraron su discurso austericida) ¿No se daban cuenta que iban a comprar el discurso que les asegura que acabarán con todas las prebendas de los que les han engañado? No pueden ser tan estúpidos. Porque es verdad que la avaricia ciega, pero no me creo que alguien que vive de engañar a los demás, no fuera consciente de que, con sus actuaciones y sus medidas, esto iba a suceder.

Van pasando los tiempos y las sospechas se tornan evidencias.

Sobrecostes, privatizaciones y opacidad: conclusiones de la Auditoría de la gestión de Gallardón y Botella. Así titulaba Público un extenso reportaje sobre la Auditoría de la Deuda llevada a cabo por el Ayuntamiento que gobierna Ahora Madrid.

En KAOSENLARED podíamos leer el día 21 de Marzo que «El sobrino de Fraga admite la existencia de la caja B del PP: “No era una caja de Bárcenas, era una caja de PP”».

Y también Público nos contaba el día 23 que «El payaso de las fiestas de Ana Mato confirma que le pagó la Gürtel ».

Cada vez estoy más convencido de que somos marionetas en manos de una “mafia” que vive a nuestra costa. Una trama que ha ido modificando sus actuaciones y nombres a lo largo de la historia pero que es siempre la misma o al menos se comporta igual. Los señores de la edad media que explotaban a siervos y lacayos. La nobleza de la edad moderna que seguía explotando súbditos o partícipes de enfiteusis, los primeros empresarios de la revolución industrial que masacraban a los obreros con condiciones leoninas, horarios interminables y labores exhaustas.

Ahora, además, estamos ante una nueva etapa en la que estos explotadores han dejado de lado cualquiera atisbo de humanidad porque ya no les trae a cuenta el trabajo de otras personas para enriquecerse y por tanto, salvo que las condiciones laborales les sean muy ventajosas (como por ejemplo producir en el tercer mundo dónde no hay regulación y pueden emplear mujeres y niños a precio de limosna, para vender en el primer mundo, o trasladar esas condiciones a Europa y evitar gastos de desplazamiento) no les interesan las condiciones de vida de los demás humanos. Porque mayoritariamente viven de la especulación. Para más escarnio, se han dado cuenta que es mucho más rentable vivir de lo que siempre hemos considerado servicios públicos. Servicios sin los que la gente ya no puede sobrevivir y que han conseguido que los estados se los traspasen, casi regalados, o mejor, que se los financie en condiciones inmejorables, como pasa con la sanidad y la educación en España o la basura de Madrid.

Estamos en un mundo de hijoputismo supremo en el que estos mangantes de tres al cuarto se han confabulado para quedarse con aquellos servicios indispensables para la vida actual: el agua, la electricidad, la sanidad, la educación,… Servicios que ejercen con prácticas monopolísticas (a pesar de la UE) de facto y con precios abusivos que pagamos directamente o a través de los impuestos.

Vivimos en la inopia más absoluta. Dejamos que procaces personajes que acaban cobrando indecentes salarios por no hacer nada, en empresas a las que han beneficiado mientras ejecutaban poder, nos den lecciones de moral. Dejamos que Ministros sin escrúpulos firmen acuerdos abusivos como el de la A7, el Castor, TP Ferro o las Autopistas radiales de Madrid, que nos cuestan miles de millones de euros y no pedimos ni una sola responsabilidad. Dejamos que nos roben a manos llenas: Gürtel, Palma Arena, ERES, Brugal, Acuamed, Faycan, Naseiro, Noos,… y seguimos narcotizados, intentándonos reír de estas escorias, a través del whatsapp, cuando quiénes se ríen de todos nosotros, son ellos. Seguimos votando estúpidamente y sin conciencia ni reflexión. Seguimos mirando y jugando con el ovillo de lana (Catalunya, Euskadi, ETA, Venezuela,…) como gatos estúpidos.

Y sobre todo, seguimos creyendo que el miedo, armarse hasta los dientes y provocar guerras e injusticias es el mejor de los métodos para garantizar la paz. Obviamos los 200 muertos en Mosul asesinados por USA, y los soslayamos, creyendo que los cinco asesinados en el Puente de Buckingham producen un dolor insoportable, clamando revancha, ignorando que la venganza solo trae más violencia y más muertos.

Veía el sábado o el domingo, en uno de esos refritos que nos echan de comer en la TV para pudrir nuestro cerebro, a un español afincado en China que decía asombrado que allí los taxis son propiedad de compañías que hacen trabajar a los conductores, decenas de horas en condiciones salariales desastrosas. Y a otro que afirmaba que los chinos tienen pequeñas libertades como ir a centros comerciales o al McDonald y que no se dan cuenta que no hay libertad de opinión o pensamiento. Que con esas pequeñas libertades están contentos y siguen votando a los mismos.

¡En China, porque eso en España no pasa…!

El individualismo, la ignorancia y la estupidez al poder.

Nota: Mórdian (http://warhammer40k.wikia.com/wiki/Mordian)

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Pasé tarde por la universidad. De niño, soñaba con ser escritor o periodista. Ahora, tal y como está la profesión periodística prefiero ser un cuentista y un alma libre. En mi juventud jugué a ser comunista en un partido encorsetado que me hizo huir demasiado pronto. Militante comprometido durante veinticinco años en CC.OO, acabé aborreciendo el servilismo, la incoherencia y los caprichos de los fondos de formación. Siempre he sido un militante de lo social, sin formación. Tengo el defecto de no casarme con nadie y de decir las cosas tal y como las siento. Y como nunca he tenido la tentación de creerme infalible, nunca doy información. Sólo opinión. Si me equivoco rectifico. Soy un autodidacta de la vida y un eterno aprendiz de casi todo.

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