Vivimos una profunda crisis social motivada por una crisis capitalista, tanto financiera, como de producción y de falta de industrialización. La globalización ha seguido un modelo injusto, claramente neoliberal, que está provocando millones de víctimas inocentes tanto en España como en el resto del mundo.

El poder económico ha empleado una constante violencia contra el individuo y la sociedad. Los millones de parados y paradas, así como personas en riesgo de exclusión social y personas empobrecidas, están sufriendo el egoísmo y la depredación de una estrategia ideológica perfectamente organizada.

Aunque esta es la verdadera situación, la estrategia electoral para los próximos comicios se está basando más en la supervivencia que en el entusiasmo de la transformación y del cambio. No basta con cambiar el gobierno, lo más importante es erradicar el ineficiente, dudoso y corrupto sistema que hoy dirige España, algo que sólo se conseguirá variando los cimientos de nuestros sistemas político y económico.

En el debate a cuatro escuchamos a los principales candidatos propuestas muy similares y medidas puntuales para hacer frente a la actual crisis y reconducir la situación. Salvo por algunos matices, sobre velocidad o intensidad en la aplicación de las medidas, ningún candidato llegó a profundizar en la importancia de desvincular el poder político de los poderes económicos.

Cuando las políticas económicas no cambian, a pesar de las promesas hechas durante las campañas, se pierde la confianza en la democracia y los niveles de abstención aumentan. Los problemas que realmente nos preocupan dese hace décadas, como el trabajo, lejos de resolverse vuelven con mayor o menor intensidad, porque seguimos dentro de la idea de que lo importante de una economía es que sea competitiva, que siga un crecimiento constante, a cualquier precio, a pesar de que la experiencia de los últimos años ha demostrado que los beneficios empresariales pueden dispararse mientras que los salarios se reducen.

Lo importante en este momento no es elegir a un gobierno adecuado para hacer alguna reforma puntual que perfeccione el sistema, lo importante es comprometerse con un cambio de los cimientos del sistema económico que fomente la cooperación, la colaboración y un reparto más equitativo de la riqueza, para frenar las desigualdades sociales y generar verdaderos beneficios a la clase trabajadora.

Si no entramos en el análisis profundo de la raíz de nuestros problemas, tras estas nuevas elecciones se va a sembrar el derrotismo, la apatía y el conformismo y lo que nuestra sociedad realmente necesita es todo lo contrario, reforzar la confianza ciudadana en la protesta y la movilización como instrumentos legítimos de lucha de la sociedad. Porque unas nuevas elecciones, por sí solas, no van a solucionar nuestros problemas, es necesario que el cambio de gobierno venga acompañado de entusiasmo y presión social, y eso lo conseguiremos si somos valientes y apostamos por un claro cambio de modelo económico.

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Beatriz Arceredillo, Madrid 1974. Licenciada en Ciencias Políticas y de la Administración. Realizó estudios de posgrado en Gestión y Dirección de Recursos Humanos en la Universidad de Southampton (UK). Tras varios años de experiencia profesional en empresas de distintos sectores de actividad económica, se presentó por primera vez a las elecciones locales de mayo de 2011, ocupando el cargo de Alcaldesa de Parla desde noviembre de 2014 a mayo de 2015. Tras su baja como militante del PSOE, aceptó encabezar como independiente la lista del Movimiento Organizativo Vecinal en Red Parla (M.O.V.E.R Parla), que obtuvo 6 concejales en los comicios de 2015. En la actualidad es portavoz de MOVER Parla y Secretaria de Grandes Municipios de CLI-AS.

1 COMENTARIO

  1. Sra Arcederillo, ¿Cómo que en los programas de los partidos que concurren a próximas elecciones son similares en hacer continuismo con las políticas neoliberales de austericidio y pérdida de soberanía en políticas económicas públicas y sociales? Léase el programa de Unidos Podemos, se lo recomiendo encarecidamente, porque es evidente que está usted bastante desorientada haciendo las comparaciones que hace. Y verá, si lee bien, que el proyecto es radicalmente distinto a lo que se viene haciendo en España y Europa desde la crisis. Y por favor, no confunda hablar de crecimiento económico sostenible desde una reestructuracion progresiva pero firme de las políticas de industrializacion, laborales y empresariales, desde el respeto al ecosistema y los derechos sociales, etc. con «tibias reformas que no contradicen al neoluberalismo» como viene usted a decir. Es sencillamente ridículo y falto de fundamento. Un saludo.

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