Calzado deportivo

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El médico investigador Boris Pérez había salido aquella noche a pasear. Fue un paseo largo. Metido en sus pensamientos no se fijó en la hora. Regresaba a su casa y decidió tomar un refresco en un bar que estaba situado cerca de su domicilio. En ocasiones había ido por la tarde. Era un lugar agradable.

Se acercaba al local y veía a muchas personas en la puerta. Nunca estaba tan concurrido, pero tampoco Boris había entrado tan tarde. Parece que por la noche se convertía en una discoteca. Una buena idea, pensó Boris, y por lo visto un buen negocio.

Boris se acercó a la puerta y el portero le paró. “No se puede entrar con calzado deportivo, señor, son las normas del local”. Boris se extrañó. Era el mismo local al que había ido alguna vez en horario de tarde o al mediodía y nunca le habían dicho nada de su calzado. De todas formas, no iba a discutir. Se apartó de la puerta y observó a las personas que entraban. Jóvenes. En cierto modo él iba a desentonar entrando a consumir un refresco… o quizás dos, ya que el largo paseo le había dado sed.

Llegando a su casa se encontró con cinco estudiantes a los que había dado clases. Le explicaron que estaban en el local y que habían salido a tomar algo. Los precios de ese sitio eran prohibitivos para sus economías. Se despidieron.

“Curioso”, pensó Boris, “yo iba a consumir en el local más que todos ellos juntos y no puedo entrar por el calzado deportivo”. Toda una paradoja. Dejar fuera a un cliente que iba a consumir y dejar entrar a quienes no van a hacerlo.

Boris no está de acuerdo con esa norma absurda. Sería una locura aplicarla y, por ejemplo, que en un hospital no dejaran entrar a un paciente por llevar calzado deportivo.

Decidió no volver más a ese local en ningún horario. Boris se dio cuenta de que al final esa norma tenía una utilidad: le serviría para señalar los lugares donde no entraría, ni sin calzado deportivo ni con él.

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Profesor Titular de Universidad de la Universidad de Cádiz, en el Departamento de Estadística e Investigación Operativa, adscrito a la Facultad de Ciencias del Trabajo. Ha sido Vicerrector de Alumnos de la Universidad de Cádiz (desde el año 2003 hasta el 2013) y Vicerrector de Responsabilidad Social y Servicios Universitarios de la Universidad de Cádiz (desde 2013 hasta 2015). Durante estos doce años, ininterrumpidamente, ha tenido entre sus competencias el Área de Deportes de la Universidad de Cádiz. Ha promovido la creación del Aula Universitaria de Fútbol de la Universidad de Cádiz, y en estos momentos ocupa el cargo de Director del Aula de Fútbol. Tiene el título de Entrenador Nacional de Fútbol con Licencia UEFA-PRO. Ha entrenado en las categorías Infantil y Cadete del Cádiz C.F. desde el año 2010 hasta la actualidad. Además, en el Cádiz C.F. ocupa el cargo de Coordinador de Delegados y Auxiliares de Fútbol Base desde el año 2014.

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