Abraham Lincoln, la noche antes de ser asesinado de un disparo cuando asistía a una obra de teatro, tuvo un sueño premonitorio, y así se lo contó a sus asesores

Fui despertado por un gemido débil procedente de algún lugar cercano. Me levanté y comencé a buscar el origen del ruido, finalmente lo encontré en un cuarto de ala este, donde hombres y mujeres estaban envueltos en mantos funerarios. Vi un ataúd en un estrado y soldados a cada extremo. Un capitán estaba de pie cerca y me dirigí a él. “¿Quién está muerto en La Casa Blanca?”, pregunté. “El  presidente ha sido asesinado”, fue su respuesta. En el ataúd había un cadáver con ropas funerarias, pero su rostro estaba oscurecido.

Nunca se sabrá si Lincoln intentó analizar su sueño, o incluso si lo hizo acertadamente, pues es tan contundente que ni interpretándose es probable que escapase de su destino.

Siempre que aparece en los sueños una casa y sus distintas dependencias, así como las personas que están dentro de ellas, se recibe mucha información para resolver el mensaje que el subconsciente nos desea transmitir; pues el hogar para la simbología en los sueños, es la extensión del cuerpo físico. En ambos lugares reside temporalmente la esencia del individuo y en ninguno de los dos sitios está permitido el paso a los intrusos.

Hace un par de años una amiga me escribió este sueño:

Tengo una nueva relación sentimental y erótica con un hombre muy agradable, estamos en mi dormitorio y de repente oigo ruidos en el desván, después en mi cuarto de baño (el desván está conectado con el baño y éste con mi dormitorio). Es un ladrón que estaba escondido en el desván. Por último el ladrón entra en mi cuarto y nos vemos los tres.

Mi amiga se encuentra protegida (en su casa), Lincoln se supone está en el lugar más seguro del mundo (La Casa Blanca), ella está tranquila y disfrutando (relación sentimental y erótica), él está inquieto (le despierta un gemido, busca). Los dos tienen al enemigo en casa, pero ella sabe que éste está operando en su subconsciente, en su memoria, que es ella misma (ladrón en el desván) y sin dificultad ha conseguido traspasar los filtros de seguridad, su sistema inmune, de limpieza personal (tejado, desván, cuarto de baño, dormitorio), mientras que la mente del presidente a pesar de estar tan protegido (capitán, centinelas) no sabe quién o cuál es el problema, ni donde actúa, pero sí intuye que es de una importancia y gravedad extrema (ataúd en un estrado).

La mujer si hace caso del mensaje onírico, con ayuda de su nueva relación, podrá desactivar la alarma que se ha encendido dentro de ella, asumiendo, integrando y anulando sus miedos  (entra en mi cuarto y nos vemos los tres), si no lo hace es muy probable que su relación se termine (es un ladrón).

Aunque Lincoln está avisado, Sol naciente (habitación ala oriental), es muy probable que no pudiese hacer nada, pues cuando tienes tantos enemigos y algunos dentro de tu círculo personal (hombres y mujeres envueltos en mantos funerarios dentro de La Casa Blanca), la seguridad absoluta no existe, por mucho que seas el hombre más poderoso de la tierra (presidente de Estados Unidos con ropas fúnebres y rostro oscurecido).

Quizás si Lincoln hubiese sido más observador y escogido mejor las relaciones de su entorno de confianza, podría haber evitado su magnicidio, pero eso nunca lo sabremos. Lo que sí se sabe es que desde entonces es el fantasma más famoso de La Casa Blanca y que se permite dar consejos a sus sucesores.

En cuanto a mi amiga sí consiguió asimilar sus temores y disfruta de una relación estable desde entonces. No sé si mi interpretación le ayudó en su momento, si es así me alegro, si por el contrario la confundió algo más, desde aquí le pido disculpas de este pirado amigo.

Los sueños son una forma de interpretar la realidad y, como diría Groucho Marx “si no le convence mi interpretación, tengo otras” o mejor aún,  vaya a La Casa Blanca y pídale consejo a Lincoln sobre sus inquietudes, seguramente le sugiera que no vaya al teatro, o quizás lo contrario, que se atreva, que acuda.

 

Buenas noches, felices sueños.

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