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“Cada vez nos cuesta más empatizar con la gente que no pertenece a nuestro círculo, ya sea social o simplemente ideológico”

Toni Hill recrea en ‘El oscuro adiós de Teresa Lanza’ una absorbente intriga en torno a un suicidio inexplicable en una urbanización residencial de las afueras de Barcelona donde nunca pasa nada

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análisis

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Cada nuevo trabajo de Toni Hill es esperado con ansia por sus miles de seguidores y también por la crítica especializada. Nunca defrauda el escritor barcelonés en sus propuestas narrativas, que han abierto una nueva senda de introspección psicológica en la novela negra. Tras el arrollador éxito de su última obra en 2018, Tigres de cristal, Toni Hill (1966) vuelve a la periferia de la capital catalana como escenario principal de su novela para retratar el ambiente que se vive en esas urbanizaciones residenciales de alto nivel donde supuestamente nunca pasa nada en medio de una vida acomodada e idílica. Pero en El oscuro adiós de Teresa Lanza nada es lo que parece ser. Amistad, privilegios, inmigración, hipocresía… No le falta un ingrediente para volver a dar en la diana del éxito.

El escritor de novela negra actual tiene mucho, salvando las distancias, de cualquier notario que levanta acta de la realidad que se produce a su alrededor, con la salvedad de que no en todo momento se produce un crimen o una desaparición, pero poco le falta… ¿No lo ve así?

Sí, es cierto que los autores de novela negra estamos, por lo general, bastante pendientes de la realidad del momento, aunque también es verdad que buscamos su lado más oscuro o, mejor dicho, lo añadimos para resaltar la parte más violenta o conflictiva. De todos modos, por exagerados o hasta morbosos que parezcamos a veces, la realidad se encarga luego de convertirse en algo mucho más cruel.

“Pongo en duda es que el best seller sea un género en sí mismo”

Su historia de nuevos ricos donde supuestamente nunca pasa nada pero todo puede ocurrir en un instante, hasta el más depravado crimen, nos retrata como sociedad. ¿A esto aspiramos como civilización supuestamente avanzada que somos?

Me temo que, por avanzada que sea una civilización, algunas contradicciones del ser humano van a seguir ahí. Las emociones escapan a la racionalidad y, aunque nos las arreglamos para contenerlas, siempre hay un momento en que pueden descontrolarse. Indudablemente en Europa avanzamos hacia un mundo menos violento, al menos por lo que se refiere a violencias extremas (guerras, invasiones, etc.), pero eso no elimina las violencias cotidianas, como desgraciadamente vemos casi todos los días.

¿Es la hipocresía la principal ‘virtud’ de esta burguesía adinerada?

Es una de ellas, sí. Creo que a veces incluso es una mezcla entre hipocresía y simple alejamiento de que existe otra realidad con problemas mucho más acuciantes que los suyos. No la desconocen en absoluto, pero fingen no verla para no tener que enfrentarse a una visión desagradable de un mundo que para ellos resulta muy cómodo. Pero, con sinceridad, creo que eso no es solo propio de la burguesía adinerada, sino de todo el mundo: cada vez nos cuesta más empatizar con la gente que no pertenece a nuestro círculo, ya sea social o simplemente ideológico. Lo vemos en redes sociales a diario.

“Por avanzada que sea una civilización, algunas contradicciones del ser humano van a seguir ahí”

Usted que sabe de esto, ¿el best seller nace o se hace?

Con absoluta sinceridad yo lo que pongo en duda es que el best seller sea un género en sí mismo. Me explico: está claro que hay libros que intentan emular fórmulas que han funcionado bien en el pasado y que a veces consiguen tener éxito, pero existen también best sellers espontáneos, que parecen aparecer en el momento adecuado y sin referentes previos. Estoy pensando en El infinito en un junco o Patria, por poner dos ejemplos recientes, auténticos long sellers (best sellers que se mantienen como tales a lo largo del tiempo) que poco tienen que ver con la idea que solemos asociar al concepto de libro best seller. Desde otro punto de vista, más editorial, está claro que un grupo potente posee canales más firmes para lograr que una obra sea conocida, pero a pesar de eso, no siempre les funcionan como querrían. Al final hay algo casi caprichoso en el hecho de que un libro se convierta en un fenómeno de ventas mientras que otros de temáticas y estilos similares no lo consiguen. Ahí radica el misterio y en parte la gracia del negocio editorial: no sigue unas reglas fijas y la sorpresa, o la decepción, puede surgir en cualquier momento.

¿Es usted de esos escritores que ve la trama de sus novelas de principio a fin antes de ponerse sobre el folio en blanco o de los que va dejando que los personajes se adueñen de la historia?

A medias. Veo el gran tema de cada novela (en este caso, el suicidio de Teresa Lanza) de forma completa, sí. Es decir, sé de antemano la respuesta al enigma principal. Sin embargo, a partir de ahí, y sin perder de vista ese eje central, voy dejando que los personajes actúen, hablen y se metan en líos en función de lo que la novela me va pidiendo. Una novela diseñada por completo es, para mí, una historia sin vida. La novela es algo orgánico, mutable, vivo, que va modulándose dentro y fuera de ti.

“La infancia es una época mucho más tormentosa de lo que parecemos recordar”

Esta Cataluña actual de vorágine independentista parece que se ha olvidado de una parte importante de su población, y no me refiero precisamente a aquellos que no quieren soltar amarras con el constitucionalismo, sino a la importante población inmigrante que acoge, y ello sin contar la que ha venido acogiendo en prácticamente durante casi un largo siglo. ¿Son invisibles sólo para los independentistas?

No, la verdad es que son invisibles para la mayoría de políticos. Lamentablemente, hasta que no se conviertan en una fuerza votante con suficiente importancia sus problemas pasarán más desapercibidos. Cabe destacar que, en el último debate de las elecciones autonómicas catalanas, el colectivo inmigrante solo fue citado por uno de los candidatos, quien los mencionó con el único fin de acusarlos de delitos varios…

La llegada de la pandemia ha evidenciado la relativa importancia de los nacionalismos, de todos, cuando un problema de salud pública deja claro que las fronteras sólo son de papel. ¿Seguimos sin aprender la lección?

Pues parece que sí. Aunque al mismo tiempo creo que incluso ellos admiten la importancia de poder enfrentarse a una amenaza así de una manera más global. Siempre he pensado que todos los que se definen como nacionalistas viven en una contradicción permanente: defender de manera acérrima una nacionalidad (la que sea) frente a un mundo cada vez más globalizado, de valores más comunes, que es ya imparable. Quizá de ahí vienen los fanatismos que intentan soslayar lo que es inevitable.

Como le ocurrió en su anterior y exitosa Tigres de cristal, la infancia tiene un apartado importante en su nueva novela. ¿Qué elementos inquietantes existen en la infancia que determinan el devenir de las personas hasta sus últimos días?

La infancia es una época mucho más tormentosa de lo que parecemos recordar. Ahí sentimos por primera vez amor, celos, envidia o miedo sin tener las armas para domeñar todas esas emociones. Por supuesto, los niños cuentan con el cariño y la supervisión de los adultos, que los acompañan para procesar esos pequeños (y a la vez importantes) conflictos, pero esos sentimientos siguen estando en su interior. Todo ello, unido a la propia ingenuidad de la infancia, los convierte en personajes apasionantes, al menos para mí.

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