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Estupideces

Francisco Silvera
Francisco Silverahttp://www.quenosenada.blogspot.com.es
Escritor y profesor, licenciado en Filosofía por la Universidad de Sevilla y Doctor por la Universidad de Valladolid. He sido gestor cultural, lógicamente frustrado, y soy profesor funcionario de Enseñanza Secundaria, de Filosofía, hasta donde lo permitan los gobiernos actuales.
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análisis

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No puedo resistirme. A estas alturas ya me la reflonflinfan prácticamente las negociaciones, pactos y demás parafernalia partidesca, parodias de una democracia languidecente que, habrá que asumirlo, es la que tenemos, pero he de decir esto…

Tuve que cambiar de emisora ayer oyendo el arranque del discurso de Rufián en eso de la Investidura. No crean que por políticas, qué va… me dio vergüenza ajena oír balbucear retóricamente a un muchacho que, de ser alumno mío, no podría situar más allá de 1º de Bachillerato. Y es verdad, para ser diputado no es requisito tener estudios pero sí la decencia de preparar lo que se va a decir, de estudiárselo. Salvo que uno sea un puto genio verboso, y como un John Coltrane de la palabra, nos podamos lanzar a improvisar el amor supremo, o incluso se nos permita la modernez de llegar a ser un Kamasi Washington empós de la armonía de la diferencia… Correcto, pero nunca deberíamos creernos líderes de la improvisación jazzística cuando no llegamos a cornetilla de banda de pueblo agarrado al pasodoble, con todos los parabienes a tan noble destreza popular.

Si en un cuarto de minuto uno repite la misma palabra cinco veces, o tiene una intención expresiva o, sencillamente, no sabe hablar… que suele coincidir con falta de claridad en las ideas propias. Sí, los profesores nos conocemos esa muletilla de “Me lo sé pero no sé cómo expresarlo”, que suele ser sinónima de “No tengo ni puta idea”.

La hueracidad de Pedro Sánchez, maestro de la imagen vacía; lo pedagógico de un Pablo Iglesias que se debate entre expresar su inteligencia o amoldarse a la chusma salvable; la ramplonería insultante y vergonzante de Pablo Casado, incapaz de complejidad; la cercanía impostada de un Rivera adobado con tópicos de niñobién que ha salido de su barrio; la chulería mentirosa de opositor preparado del innombrable faccioso y esta paupérrima lección de Rufián, nos muestran un Congreso repleto de pobreza intelectual, falta de recursos, preparación y voluntad de, al menos, ganarse el sueldo parlamentario.

No se trata de hablar con la retórica maravillosa de las homilías, porque la Iglesia será una organización sospechosa de todo durante dos milenios pero no se les puede negar que su casta dirigente es conocedora de los recursos retóricos (debo mucho a Pedro de Ribadeneyra y Fray Luis de Granada). No, se trata de adecuar el ritmo de las ideas al de la lengua, pero para eso tiene que haber música en el pensamiento y en el lenguaje… y estos representantes nuestros viven construyendo lo que pretenden que interpretemos, no dando datos para que lo podamos hacer libremente.

Por eso hablaba de democracia decadente, si el Parlamento no parla con corrección es que no sirve ya para nada.

Y lo saben.

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