Me intrigan los trabajadores honrados de bien.
Yo los llamo “Los Cabizbajos”.
Los conozco bien. Yo soy UNA de ellos.
Te los cruzas a diario a las ocho de la mañana, aún casi de noche, camino del trabajo, cabizbajos (resignados), sin más perspectivas ni alternativas.
Así un día, y otro, y otro, y otro. Cada semana, cada mes, cada año. Toda la vida.
Y luego en casa, de vuelta del trabajo (cabizbajos), ponen la tele para comer.
Y ven cabizbajos, por ejemplo, que algunas de sus autoridades gastan el dinero público de SUS impuestos en clubs, parrandas, señoritas y mariscadas.
Así un día, y otro, y otro, y otro. Cada semana, cada mes, cada año. Toda la vida.
Para estos cabizbajos, la Navidad es ganar la lotería.
¿Y qué va a ser si no?