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Cabezón de la Sal

De la destrucción del patrimonio a la recuperación de la identidad salinera

Daniel Martínez Castizo
Daniel Martínez Castizo
Historiador y antropólogo. Investigador y divulgador del patrimonio salinero
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análisis

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En la península ibérica son pocas las explotaciones salinas que hayan empleado el laboreo minero para la extracción de sal gema. El caso del municipio cántabro de Cabezón de la Sal es uno de esos pocos ejemplos que, habiendo pasado por una primera etapa de disolución del diapiro y evaporación de salmueras, terminó empleando la técnica minera para sacar bloques de halita. Pese a la importancia económica de la actividad para la localidad y el entorno, la mina cesó su actividad a finales de la década de los setenta. De esta forma, el patrimonio vinculado a la sal comenzó su progresivo olvido y consecuente deterioro. En los últimos años la localidad parece haber manifestado cierto interés por la recuperación de su patrimonio e identidad salinera.

 

Extrayendo sal desde los cántabros hasta finales de siglo XX

La historia del diapiro salino de Cabezón de la Sal es la de un recurso explotado de forma continuada por el ser humano, ya sea a través de los pueblos cántabros o, como hasta 1979, por los habitantes de la localidad que da nombre al mismo. Dicho esto, resulta bastante evidente que el nombre de Cabezón de la Sal guarda una estrecha relación con esta actividad, señalando algunas teorías que el origen toponímico del mismo procedería de la medida romana de sal “kapezone”.

De esta forma, debemos entender que la ocupación y gestión del territorio ha estado fuertemente marcada por el aprovechamiento de la sal. En primer lugar, y demostrado arqueológicamente, por los pueblos cántabros asentados en la zona desde el siglo VIII a.C. Tanto es así, que en el Picu la Torre, un lugar muy próximo al afloramiento salino, se ha logrado reconstruir un antiguo poblado (en su origen amurallado), a través del cual se puede comprobar el alto nivel de complejidad y poder económico de su población.

El aprovechamiento de las aguas subterráneas que disuelven partes del diapiro y que, por tanto, tienen una alta concentración salina, también fueron aprovechadas (aunque se sabe poco de ello), cuando el territorio pasó a control romano, visigodo y musulmán.

Las primeras noticias documentales pertenecen a fuentes castellanas, y datan del siglo X cuando, bajo el reinado de Pedro I, los castellanos conquistaron la plaza a los musulmanes (914). A partir de entonces y, debido a la importancia estratégica que la sal tiene para la economía, el control y explotación del yacimiento de Cabezón de la Sal pasa, como siempre, por diversas manos poderosas que desean hacerse con su control. Así las cosas, la gestión de este recurso pasó por órdenes monásticas (Abadía de Santa Juliana y Santillana), grandes familias nobiliarias (Casa de Castañeda y de la Vega), y finalmente, tras el fin del monopolio del Estado en 1871, estuvo en manos privadas hasta el citado cierre.

Cabezón de la Sal en 1898.
Fuente. A.De Meer (2003).

 

 

Las técnicas empleadas para extraer sal

El diapiro de Cabezón de la Sal ha sido aprovechado mediante dos técnicas. La primera de ellas, por antigüedad y mayo sencillez, consistió en la recolección de la salmuera que de forma natural brotaba o se obtenían de los pozos excavados. Dicha disolución era fruto del contacto entre el agua dulce subterránea y el diapiro. No obstante, la salmuera, también fue obtenida mediante el aporte artificial de agua desde la superficie, a través de los pozos, para acelerar la disolución.

La recolección se llevaba a cabo durante los meses de invierno y se almacenaba hasta que, a partir de la primavera, era llevada a precipitación mediante la ignición, un método que al emplear ingentes cantidades de madera encarecía el producto resultante (por cada 2,5Kg de madera se obtiene en torno a 1kg de sal).

El cambio en la técnica de extracción se produce en 1871 tras el fin, en todo el Estado español, del Estaco de la sal. En Cabezón de la Sal comienzan a operar 7 sociedades y se abren 6 nuevos pozos en los que comienzan a trabajar algo más de 200 trabajadores. En estos pozos no solo se extrae la salmuera sino que, como en la mina Ramón (de 70m de profundidad), se abren galerías para el laboreo minero.

El incremento de la producción, para colocar sal en los mercados africanos y americanos, llama la atención de las multinacionales como la sociedad belga Solvay que comienza a operar en la salina. A partir de entonces se compaginó, en ciertos momentos, dos técnicas de extracción: salmuera y sal de gema.

 

Modernización, declive y destrucción del patrimonio

La salina de Cabezón de la Sal vivió, a mediados de siglo XX, su propio proceso de modernización. En ese momento, se llevó a cabo una profunda remodelación de las instalaciones (calderas, hornos, tiros, depósitos), la mecanización de la producción e introducción de la electricidad, así como el embalado de sal bajo la marca “Lot”.

A mediados de siglo XX el contexto internacional al que se enfrentaba esta salina era la de una industria que demandaba mayor volumen a menor precio. Entonces, para poder entrar en los mercados y ser competitivos había que incrementar la producción y abaratar sus costes. Esto llevó a la reducción del personal a menos de una veintena y la sobreexplotación del diapiro.

Las consecuencias de este incremento de la actividad se hicieron presentes, tal y como sucedió en muchas localidades inglesas a finales de siglo XIX, a través del hundimiento de casas y edificios del pueblo. Estas circunstancias, unida a un mercado cada vez más competitivo y modernizado, fueron las causas que llevaron al cese de la actividad salinera en el diapiro de Cabezón de la Sal.

El resto de la historia, puesto que se produce en todas las instalaciones, es fácil de narrar. El cierre llevó al olvido e indiferencia, ambos al consecuente deterioro y, con el lento pasar del tiempo, a la definitiva destrucción del patrimonio salinero de Cabezón de la Sal.

 

Comparativa de la degradación de la salina. Nota: Imagen superior década de los noventa. Inferior 2014. Fuente: Elaboración propia a partir de A.De Meer y J.M.Sanchís.

 

 

¿Caminado hacia la recuperación del patrimonio?

Los primeros indicios de recuperación del patrimonio salinero de Cabezón de la Sal fueron efectuados por el consistorio local en 2012 y, como en otros tantos lugares, se encontraba estrechamente relacionado con la revalorización para convertirlo, a través de un centro de interpretación, en un activo socioeconómico para la localidad.

En ese mismo año el gobierno de Cantabria llevó a cabo la presentación de un proyecto de Parque temático geominero para revitalizar las minas de La Buenita y Sel del Haya. Además, en ese mismo proyecto, se incluían municipios limítrofes como Cabezón de la Sal.

A día de hoy, pese a los movimientos efectuados hace 6 años, no se tienen noticias sobre los proyectos de las administraciones públicas. No obstante, de quién si tenemos noticias de movimientos sobre el patrimonio salinero de Cabezón de la Sal es de “La Abacería de la sal”, un negocio que en 2017 comenzó a vender un producto bajo la etiqueta “Sal de Cabezón”, eso sí, como ya no se produce sal del diapiro, los recipientes son rellenados con sales procedentes de Cádiz.

La situación de Cabezón de la Sal es una muestra más de cómo el patrimonio salinero de la península ibérica se encuentra en un profundo estado de amenaza y desaparición. A su vez, vemos como las administraciones públicas se agarran a él, en ciertos municipios, como un medio socioeconómico alternativo a través de los principios del desarrollo local (aprovechamiento de los recursos endógenos).

En ese sentido, desde los negocios de la localidad, parece existir cierta inquietud por la recuperación de la identidad salinera de Cabezón de la Sal que le permita, a través de alternativas económicas entorno a su “particular” patrimonio, generar alternativas económicamente competitivas en el mundo rural globalizado.

 

Producto de “La Abacería de la Sal”.
Fuente. Diario Alerta (2017).
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1 COMENTARIO

  1. Por favor, corrija el dato histórico: Cabezón de la Sal no fue tomada a los musulmanes en el 914 (no fue tomada a los musulmanes ni en esa ni en ninguna fecha) y el rey Pedro I pertenece al s. XIV

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