Bushra tenía apenas 14 años cuando su familia organizó un matrimonio infantil con un hombre mayor, y un año más tarde quedó embarazada. Era madre de seis hijos cuando su esposo perdió su trabajo. De repente la familia no ganaba lo suficiente para subsistir en un Yemen asolado por la guerra y en que la economía se había derrumbado.

Al principio tuvo que sacar a sus hijos de la escuela y enseñarles en casa. A Bushra le preocupaba la manera en que compraría suministros escolares, como los libros. Pasaron los meses sin que su esposo encontrara trabajo. La falta de ingresos ejerció una fuerte presión sobre el hogar de Bushra. Ya no podían permitirse pagar alquiler, agua o electricidad, ni elementos esenciales, como alimentos y ropa.

“No aguantaba vivir así. No teníamos nada”, afirma. “Así que empecé a buscar una solución para mi familia”. Durante su búsqueda de alternativas, Bushra encontró libros sobre el negocio de seguridad privada y sobre los orígenes de exitosas mujeres empresarias. Investigó más en línea y pidió asesoramiento a personas con experiencia. Después se enteró de que existía Springboard, un programa apoyado por el UNFPA (Fondo de Población de las Naciones Unidas), financiado por los gobiernos de los Países Bajos, Suecia y Suiza, que busca empoderar a las mujeres ayudándolas a crear medios de subsistencia para sí mismas en 30 países, incluido Yemen.

Visitó la oficina y presentó su idea de una empresa de seguridad privada dirigida por mujeres. Bushra se puso muy contenta cuando la organización acordó proporcionarle una subvención para iniciar su negocio y capacitación para ayudarla a administrarlo. Las capacitadoras de Springboard ayudan a las mujeres a identificar sus metas personales y profesionales, y las apoyan para que desarrollen las destrezas necesarias para alcanzarlas.

Usó el dinero en la compra de uniformes y otros suministros, como detectores de metales electrónicos para dotar a cinco mujeres con los mejores equipos de trabajo, y prepararlas para convertirse en guardias de seguridad.

Pero todavía tenía dudas.

“Al principio dudé. Una frustrada voz interior me decía que iba a fracasar, que debía renunciar a la idea, que iba a perder el dinero. Que no tendría éxito”, rememora Bushra. “Sin embargo, perseveré. Me desafié a mí misma. Me dije que tenía que convertirme en algo. Tenía que demostrar a todo el mundo que sí podía”.

Con la subvención recibida, Bushra consiguió iniciar la primera empresa de seguridad dirigida por mujeres en Yemen. Su equipo ahora ayuda a proteger a mujeres en bodas, grandes exposiciones y bazares en un país donde este trabajo hasta entonces era realizado únicamente por hombres.

Iniciar la empresa no fue tarea fácil para Bushra, quien tuvo que luchar para convencer a su propia familia de su plan. Su familia argumentó que las mujeres debían quedarse en la casa, que las mujeres no debían usar uniforme militar ni llevar las mismas armas que los hombres. La familia de Bushra se opuso a que operara su negocio mientras era madre y ama de casa.

“El desafío era muy grande en términos de cómo distribuir mi tiempo entre mi familia y mi trabajo”, admitió. A pesar de enfrentarse a las críticas de los miembros de su comunidad, Bushra insistió en abrir su oficina de seguridad, y les demostró lo equivocados que estaban.

Gracias a la empresa de seguridad privada, Bushra goza de un ingreso estable y ofrece a su familia qué comer y con qué vestirse. Ayudar a mujeres a proteger a mujeres terminó ayudándola a proteger a sus propios hijos.

“Sus vidas son hoy mejores que antes”, comenta Bushra. “Ahora mis hijos viven como los demás niños, a pesar de la mala situación que se vive en Yemen. Cuando termino mi trabajo y voy a casa, todos me reciben con gran alegría. Después del éxito, todos buscan acercarse a mí”.

El valor de esta mujer es aún mayor si se tiene en cuenta que en Yemen la esposa le debe obediencia a su esposo y el marido debe encargarse de la manutención de la casa. La mujer puede solicitar el divorcio solamente ante una corte. Y la poligamia, aunque fue restringida, puede ser justificada por el hombre con una razón válida (se debe notificar a ambas esposas que vivirán en un matrimonio con el polígamo aunque no se especifica el procedimiento). En Yemen se establece como edad mínima para casarse los 15 años, aunque no se invalida un matrimonio con una niña más pequeña. ​

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