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Bolivia, Chile, EE.UU., la nueva democracia en América

Jorge Zavaleta Alegre (Lima)
Jorge Zavaleta Alegre (Lima)
Corresponsal en Latinoamérica
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análisis

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Cuando Neil Armastrong regresó de la luna, a mediados  de los  sesenta,  el mundo empezó a cambiar radicalmente. Esta es una reflexión  de antiguos radioaficionados de Potosí, el asiento de oro más grande del planeta, riqueza que fue   trasladada desde los Andes bolivianos a la Vieja  Europa,  allá por el siglo XVI  y siguientes.

En el siglo XXI, la victoria del Partido Demócrata en las recientes elecciones de los  EEUU tiene como principales actores a los jóvenes. Aunque queda mucho camino por recorrer, el Partido Demócrata tiene a Bernie Sanders, que se define como socialista, concepto que durante décadas solo era un tema académico de las más importantes universidades.

Sanders, senador izquierdista de 78 años de edad, emergió como favorito para obtener la nominación demócrata tras ganar las primarias partidarias de New Hampshire para las presidenciales de 2020. En un país donde el término «socialista» era prácticamente tabú en política y tenía como fuente de inspiración a las sociedades secretas del partido Republicano, el  socialismo era presentado como «destructor de naciones».

Tanto Sanders como la senadora Elizabeth Warren, otra figura progresista que aparece relegada en su carrera por la candidatura, han recogido el apoyo de jóvenes estadounidenses que ven el socialismo de forma más positiva que generaciones anteriores.

Sanders  calificó  como un «golpe» la caída del presidente boliviano Evo Morales en noviembre del 2010, cuando los militares de ese país sudamericano le recomendaron que renunciara después de que una auditoría de la Organización de Estados Americanos (OEA) encontrara irregularidades en las elecciones en las que postuló a un cuarto mandato.

Sanders tiene propuestas que para algunos países de América Latina pueden parecer normales, pero para EE.UU. son novedosas y llamativas, como  reducir la gran desigualdad en su país, mediante una redistribución de la riqueza,  con importantes nuevos impuestos a las corporaciones y a los más ricos para financiar una presencia más fuerte del Estado en áreas como la salud o la educación.

Los Demócratas Socialistas, representan el fenómeno político que impulsa a EE.UU. más a la izquierda e integra electoralmente en la fila del Partido Demócrata, que ha ganado las elecciones del 3 de noviembre último. En el programa de Sanders también figuran propuestas como la del «New Deal verde», defender el derecho al aborto, la diversidad, la migración y el secularismo.

Joe Biden, el presidente electo, fue ocho años vicepresidente de Barack Obama y 36 años senador por Delaware, experiencia que le permite proyectar una imagen de estabilidad en una época de crisis. Y cuenta como vicepresidenta a Kamala Harris, la primera mujer en ganar la elección para convertirse en vicepresidenta de su país.

NOS VAMOS A CHILE  Y BOLIVIA

En este mismo contexto de participación democrática, Chile nos presenta un plebiscito que  ha decidido cambiar la Constitución dejada por el  sanguinario Pinochet,

Sin duda este logro es fruto  de la participación masiva de su juventud. Ha sido decisiva la acción de quienes votaban por primera vez y de los antiguos ciudadanos que vencieron el temor de la pandemia.

Su Registro Electoral revela que el plebiscito  más grande de la historia, con un desborde cívico que superó  los 7 millones y medios de ciudadanas y ciudadanos. El padrón alcanza a los quince millones. Hay una importante cifra de la abstención que no vota por desconfianza y rechazo a los partidos cuyo desprestigio es  evidente.

BOLIVIA

En este mismo contexto renace la democracia en Bolivia que fue interrumpida en el intento de cambiar el modelo democrático con amplia participación de su juventud    nativa, que también comparte con la  chilena el sueño que el país vecino  recupere su  acceso  al mar Pacifico, que fue arrebato  en la llamada Guerra del Pacífico.

En Bolivia, navegando por el lago Titicaca,   nos encontramos  con jóvenes que nos hablan  del Movimiento al Socialismo (MAS), que ganó las elecciones generales del país andino,  por abrumadora mayoría sobre su principal adversario político de corte tradicional, de una derecha caduca. 

La elección del MAS,  del cual Evo  Morales,  renuncio a la presidencia y partió al exilio, ha logrado continuar en el poder. Desde noviembre de 2019,  un grupo de políticos, encabezados por la presidenta de facto Jeanine Áñez, con el apoyo de altos mandos de la Policía y el Ejército, dieron un golpe de Estado, que provocó el derrocamiento del líder del MAS.

 Bolivia es conocida  en los tratados de historia, como una conocida escuela de golpes de estado. Bolivia atravesó  dura prueba y hace casi un año estuvo en manos de un gobierno interino. La gestión transitoria de Jeanine Áñez concluyó con la llegada a la presidencia del país de Luis Arce, electo con más del 55% de los votos y que devuelve al poder al partido de Evo Morales.

Arce fue ministro de Economía durante más de una década y es calificado como uno de las cabezas responsables del crecimiento boliviano en este siglo.

Evo Morales es el primero en decir que la abrumadora victoria de su delfín  Luis Are es la principal prueba de que no hizo fraude electoral en 2019 y que la historia le da la razón después de tantos cuestionamientos por buscar un controversial cuarto mandato continuo. El gran error de los que postularon en las elecciones ignoraron la fortaleza popular del MAS.

El crecimiento económico que vivió Bolivia con la presidencia del MAS es un hecho  reconocido por entidades como el Banco Mundial o la Comisión Económica para América. Pero el  nuevo mandatario tendrá desafíos muy diferentes ante la caída de cotizaciones internacionales de las producciones tradicionales  como la minería y los hidrocarburos. Bolivia tuvo que posponer sus elecciones dos veces por la pandemia.

Economistas locales opinan que el  presidente Arce no podrá mantener una economía sana sino considera algunas medidas impopulares como devaluar la moneda «para equilibrar las finanzas».

A modo de corolario.

La tecnología de las comunicaciones que se inspira en las palomas mensajeras,  viene logrando un gran conocimiento global  con  nuevas visiones y  ficciones en la juventud.

Si revisamos los  recientes procesos electorales en los EEU, Chile y Bolivia apreciamos que el número de votos de la juventud ha aumentado y en algunos países su participación en el futuro de la sociedad es y será cada vez más importante, asimilando los avances históricos del Uruguay, Cuba y México y los negros recuerdos de  la  secuela del militarismo que se apoderó de Centro  América y el Caribe.

Hoy aún la acción política de los migrantes latinoamericanos  no ocupa un porcentaje determinant en los EEUU, en tanto  las  instituciones religiosas de corte conservador influyen,  pero no así en los milenians o jóvenes de hogares estables y acceso a la educación y a la salud mental.

Los jóvenes que residen en EEUU  los une el objetivo  de construir su desarrollo, con todos los que habitan este país que Kafka, simbolizó en el Valle de Ohlahoma,  como tierra de oportunidades.sin importar origen, raza, sexo. https://diario16.com/2020-la-democracia-en-ee-uu/ El cambio social y político de América toda es una realidad en marcha, no obstante los abruptos de líderes que no  tienen el soporte intelectual sino la improvisación, el insulto y la resistencia al diálogo y la renuncia a  la escuela de la democracia desde la vieja Atenas hasta la comunidad campesina más alejada de los Andes, de la Antártida o el  Artico. http://papeldearbol-papeldearbol.blogspot.com/2017/09/el-sueno-del-pongo-por-jose-maria.html

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