Bicentenario de Riego: la conmemoración del inicio de nuestra democracia

Un país que olvida su historia es una nación perdida. La historia no sirve sólo para ensalzar los nacionalismos, incluso manipulando los hechos para llevar a los altares a supuestos héroes patrios que, en realidad, representaron todo lo contrario de las virtudes que se pretenden glorificar. En España somos muy dados a ello. Se ha pretendido enaltecer la figura, por ejemplo, de Rodrigo Díaz de Vivar, el Cid, cuando, en realidad fue un mercenario que vendía su espada al mejor postor. Le daba igual luchar con moros o con cristianos. Olvídense de Charlton Heston, el Cid fue lo que fue. Lo mismo podemos decir de grandes hechos históricos que han servido para exaltar el patriotismo pero que, en algunos casos, ni siquiera existieron como, por ejemplo, la batalla de Clavijo.

Sin embargo, hay un hecho histórico, totalmente documentado, que es fundamental para entender tanto la democracia como la Constitución vigente. Nos referimos al Pronunciamiento de Riego, del que se cumple su bicentenario en este 2020 que acaba de iniciarse. Sin embargo, mientras que para otras conmemoraciones tanto el Estado como las grandes empresas se volcaron o se vuelcan con recursos económicos, con apoyo institucional o con grandes campañas de promoción, el bicentenario de Riego está quedando absolutamente silenciado.

Sólo la localidad sevillana de Las Cabezas de San Juan ha iniciado una serie de eventos para conmemorar un hecho que, repetimos, es crucial para entender la actual democracia española.

Carmen Calvo, vicepresidenta en funciones del Gobierno, se reunió el pasado día 12 de diciembre a las 16.00 horas, con Francisco Toajas, vicepresidente de la Diputación de Sevilla y alcalde de Las Cabezas de San Juan, con la corporación municipal, con Lucrecio Fernandez, Delegado del Gobierno en Andalucia, y con el presidente de la Escuela Superior de Igualdad Real, Humanidades, Comunicación y Cine (ESIRHCC), reunión de la que salió el compromiso de crear dos comisiones para iniciar el estudio de la importancia del Pronunciamiento de Riego y de la evolución de la Constitución desde 1812 hasta 1978, además de apoyar el programa de eventos creado por el Ayuntamiento de Las Cabezas de San Juan y que está siendo desarrollado junto con la ESIRHCC. Dentro de las acciones planteadas para conmemorar este hecho crucial para entender nuestra democracia, está el llevar, a través de distintos eventos, el estudio de este hecho histórico a los centros educativos de toda España. En esa reunión se planearon conferencias, proyectos audiovisuales, literarios, etc., en honor al Pronunciamiento de Riego.

Igualmente se aprobó convocar de nuevo el Premio Libertades, así como el nombramiento del jurado, participando entre otros organismos la Junta de Andalucia, el Principado de Asturias, Ayuntamientos de las Cabezas de San Juan, Tuña, Universidades de Sevilla y Oviedo junto a otras entidades y personalidades públicas y privadas.

Pero, ¿qué hizo Riego para ser tan importante en la historia de España? Hagamos un breve resumen. Todo empezó varios años antes, cuando Fernando VII se negó a firmar la Constitución de Cádiz de 1812 y reinstauró una monarquía absolutista. Hasta 1820 el Borbón reprimió duramente a los liberales. Sin embargo, el día 1 de enero de ese año Rafael de Riego, coronel del ejército, realizó un pronunciamiento el Las Cabezas de San Juan y proclamó la Constitución de Cádiz.

Tres meses después, Fernando VII firmó un decreto en el que se sometía a la voluntad del pueblo y juraba la Constitución de 1812. Fue el inicio del Trienio Liberal en el que se acometieron profundas reformas políticas y sociales y que no pudo llevar a efecto todo el proyecto por una división interna que fue aprovechada por Fernando VII, que tuvo un gran apoyo de la Iglesia, para reinstaurar en 1823 el absolutismo. Ese año se ejecutó a Rafael del Riego en la horca y se inició la llamada Década Ominosa.

La base ideológica de aquellos liberales españoles —que nada tienen que ver con los actuales— es fundamental para entender la defensa de los valores democráticos, de los derechos y libertades recogidas en tres textos esenciales: la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano (Francia, 1789), la Declaración de Independencia de los Estados Unidos (1776) y la Constitución de Cádiz (1812).

Las democracias actuales se han cimentado en esos tres textos que han servido de base para, por ejemplo, la redacción de la Carta de los Derechos Humanos de Naciones Unidas. Las libertades y derechos recogidos en la Constitución de Cádiz que Riego proclamó con su levantamiento están presentes, con las diferencias que genera el paso del tiempo, en la Constitución de 1978. Por ello, la celebración del bicentenario de Riego en Las Cabezas de San Juan debería estar presente en todos los actos públicos que se celebren en este año y, no estaría de más, que en la sesión de investidura del próximo sábado sea el propio presidente del Gobierno quien haga referencia a ello y vincule la acción de su ejecutivo al espíritu de Rafael del Riego, un hombre que dio su vida por la libertad, por luchar contra los privilegios de las élites y por el pueblo.