viernes, 19abril, 2024
21.7 C
Seville
Advertisement

Benidorm Fest, el brote del odio

En una sociedad enferma de crispación un evento como el Festival de música de Benidorm acabó siendo jardín de enfrentamientos, acoso e insultos machistas y xenófobos a la ganadora Chanel Terrero

Maximiliano Fernández Ibarguren
Maximiliano Fernández Ibarguren
Licenciado en Periodismo Licenciado en Ciencias del Trabajo
- Publicidad -

análisis

- Publicidad -

Cuando el pasado mes de octubre RTVE decidió rescatar el mítico Festival de Benidorm del ostracismo para elegir al representante de España a Eurovisión nunca imaginó que un evento musical seria campo de batalla entre españoles: las denuncias de fraude, acoso e insultos machistas y xenófobos coparon las redes sociales y los perfiles públicos de la ganadora.

Tres meses más tarde de su lanzamiento, con dos semifinales y una final ya realizadas, el Benidorm Fest había pasado de ser un festival de música a convertirse en tema de debate político llegando a las tertulias, al ámbito sindical e incluso al Congreso. ¿El motivo? Los resultados, para algunos de los telespectadores (incluyendo periodistas, políticos y personajes públicos en general), no se ajustaban a sus preferencias. El cuestionamiento al sistema de votación no había hecho más que empezar. En pocas palabras, sus candidaturas no habían ganado a pesar de cumplirse las bases del concurso.       

El origen del Benidorm Fest

Televisión Española publicó las normas del festival el pasado 27 de octubre en su web oficial, previo depósito notarial en el mes de septiembre. En las mismas quedaban establecidas las fases de preselección de candidaturas, los plazos y también el sistema de votación: 50 por ciento del jurado profesional, 25 a través de una selección demoscópica y otro 25 para el público a través de llamadas y SMS.

En caso de existir irregularidades o disconformidades con la normativa de la televisión pública había varias formas de denunciar las mismas: que los candidatos se negasen a participar a modo de protesta, o bien, que participantes, periodistas o ciudadanos de a pie denunciasen la misma vía judicial. Ni lo uno ni lo otro ocurrió en los tres meses previos al certamen.  

Esto no quita que, de cara siempre a ediciones posteriores, podría discutirse el porcentaje de decisión de cada parte implicada y hasta el método de votación facilitando la democratización a todas las clases sociales, y no sólo a las que se pueden permitir pagar más de un euro por mensaje o llamada, a través de una app gratuita como otros concursos de la televisión pública, por ejemplo, Operación Triunfo. En este sentido y debido a la polémica suscitada, el ente público se ha comprometido a revisar la normativa.            

Cuestionamiento de las reglas tras la final   

Una vez consagrada la representante española para Eurovisión en mayo en Turín, la explosión de “capitanes a posteriori” no se hizo esperar. Las redes se llenaron de denuncias de “Tongo”, “Fraude”,“Tongazo” sin fundamento alguno acompañadas de descalificaciones personales, comentarios machistas y xenófobos contra la ganadora, Chanel Terrero.

Durante buena parte de la noche del sábado y la totalidad del domingo, las redes sociales rebosaron de insultos dirigidos a menospreciar la valía de la artista, a rescatar fotos de su pasado con compañeros de trabajo, a poner en duda la legalidad del texto de su canción y a resaltar hasta su origen cubano. ¿El objetivo? Sembrar sombras sobre la idoneidad de su candidatura y la legitimidad de su triunfo.   

El nivel de agresividad recibido fue tal que Chanel Terrero al día siguiente de la final en el telediario de TVE hizo un alegato suplicando respeto en redes sociales, en contra del bullying y a favor de la salud mental. Horas más tarde, admitía que se vio forzada a quitarse su cuenta Twitter. Al día siguiente, en el programa de la cadena pública Mejor Contigo, entre lágrimas, reconocía la dura situación que estaba viviendo. Su triunfo en vez de ser motivo de júbilo se había convertido en toda una tortura muy difícil de sobrellevar. 

Y todo en un contexto donde todavía perdura el acoso y el trágico final que sufrió Verónica Forqué tras su paso por Master Chef.

Repercusiones en otros ámbitos

Las semillas del odio que anidan en la sociedad gracias al discurso radical de la extrema derecha y la complicidad de cierto sector del Partido Popular y la ayuda inestimable de algunos medios de comunicación, han brotado en un evento tan simple como un festival donde precisamente a los españoles no nos va la vida.

Lo acontecido en el Benidorm Fest no es nuevo; es el ápice de un recorrido que la sociedad viene transitando desde hace unos años y que basta comprobar al hojear un periódico o encender la televisión; enfrentamientos, insultos y descalificaciones personales con origen en el Congreso de los Diputados se cuelan todos los días en los hogares españoles.

La normalización y aceptación de la crispación como ADN de nuestra sociedad es un tema preocupante que debería llamar la atención de medios de comunicación, asociaciones de prensa y ciudadanía en general. No se puede dejar pasar; la democracia está en juego.

Desde la moción de censura de 2018, conceptos como “Fraude”, “Tongo” “Okupa”, “Banda”, “Gobierno Ilegitimo” y descalificaciones irreproducibles contra el Presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, o el exvicepresidente, Pablo Iglesias, han copado horas de tertulias de radio y televisión. Tampoco han quedado fuera de esta estrategia de acoso y burla la ministra de Igualdad, Irene Montero, el ministro de Interior, Fernando Grande Marlaska, la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, y el exministro José Luis Ábalos y sus familias, entre otros.

Hurgar en el pasado de dirigentes políticos con fotos propias del ámbito privado, intoxicar sus perfiles en redes con comentarios vejatorios y denigrantes, acosar sus domicilios particulares con escraches promovidos desde Twitter o Facebook, buscan desestabilizar un sistema democrático cuyo marco legal es claro: la Constitución.

Sin duda, las semillas de odio que poco a poco ha ido sembrando el discurso de la extrema derecha (y sus medios afines), que cuestiona el sistema democrático y las normas que los sustentan, han calado hasta tal punto en nuestra sociedad que sus brotes han llegado a germinar hasta en un simple e insignificante concurso musical. Con misma estrategia y modus operandi: “Estás conmigo o contra mí“.

La contradicción de los “antisistemas”

Lo realmente preocupante es cómo el cuestionamiento de las normas del Benidorm Fest fue “a toro pasado” de la misma manera que hicieran los integrantes de la formación de Santiago Abascal con la moción de censura de 2018, mecanismo establecido en la propia Constitución, y los posteriores resultados de las dos elecciones generales de 2020. Situación y vocabulario similar empleó Donald Trump tras perder las elecciones de 2020 en EEUU y promover días después desde sus redes el violento asalto al Capitolio.      

En todos los casos, los participantes aceptaron las reglas del sistema que les permitieron formar parte de él pero, con un matiz; sólo hasta conocer el resultado final.

El precepto es claro: Si le son favorables, no habrá crítica alguna. En cambio, si le son adversos cuestionarán los resultados sin medir limites; desde el acoso y la cobarde violencia verbal detrás de la pantalla de un móvil, hasta la violencia física previas amenazas telefónicas, postales o en redes sociales.

Dejando a un lado lo anecdótico del Benidorm Fest, merece especial reflexión cómo el concurso musical organizado por TVE no ha sido más que un jardín de brotes de odio que han crecido gracias al abono de ciertos medios de comunicación que llevan años regando discursos de crispación, propios de la extrema derecha.

La pregunta es si estamos todavía a tiempo de cortarlos de raíz.                         

- Publicidad -
- Publicidad -

Relacionadas

- Publicidad -
- Publicidad -

3 COMENTARIOS

  1. El motivo por el cual se le llamo fraude fue porque se entiende que la votación del jurado fue fraudulenta ,al puntuar teniendo en cuenta los resultados que se sabia que iba a haber en las otras dos votaciones ,no la calidad artística, un jurado puntuó a las Gallegas por debajo de un grupo que no actuó.

  2. El voto del público fue cuatro veces superior a Rigoberta con respecto a la ganadora, que a su vez ha sido más de cuatro veces inferior con respecto a las ganadoras para el público en general. El argumento machista, fuera de la opinión de terceros, es ese mismo contenido de la canción ganadora contra el otro extremo de la única artista que doy nombre.
    Ahora: En primer lugar hay que establecer lo que entiende el articulista de la palabra «representación» nacional. Y en segundo lugar a mí me importa un carallo, y además agradezco, que las pandereteiras no representen a españa, que es un país hecho a la medida de lo que escribo. Tongoxeiras de ritmos estranxeiros y retrógrados es lo que representa al jurado. Las gallegas ganan en todos y cualquiera de los sentidos que quiera usted evaluar y se colocan por sí mismas en el disparadero de la fama por la regla establecida por el mismísimo Malcolm McLaren. Que le vaya bien a chanel, pero que por dios no gane para que la subcultura no se ponga por bandera en Italia. Agradezco mucho que las mujeres españolas no fueren en ningún caso soporte de la icónica mujer objeto.

  3. Siempre es igual,a ver si aprendemos esto.
    ¿Acaso imaginais la que se habria liado si a Eurovision hubiera ido la teta gigante o las folcloricas gallegas cantado en gallego?Eso si habria sido un escandalo monumental..¿Imaginais al PP y a Vox con una cancion representando a España hablando de tetas y nombrando a Delacroix,aquel pintor frances que pinto a la mujer liderando la revolucion con las tetas al aire?¿Imaginais al PP y a Vox con una cancion en gallego y diciendo no hay fronteras?
    Y con respecto a la votacion del publico,pues que se puede esperar de un publico que envia por votacion a Chiquilicuatre a hacer el ridiculo en nombre de España.

DEJA UNA RESPUESTA

Comentario
Introduce tu nombre

- Publicidad -
- Publicidad -
- Publicidad -
Advertisement
- Publicidad -

últimos artículos

- Publicidad -
- Publicidad -

lo + leído

- Publicidad -

lo + leído