Belén Bermejo, importante y reconocida editora de narrativa y poesía, llega hoy como autora para presentar su obra fotográfica con reflexiones poéticas y profundas sobre Madrid “Microgeografías”. Así,  regresa a Valladolid, en el marco de una nueva edición del festival Véral, organizado por el Colectivo Laika. Allí, el cantautor Nacho Vegas hizo las veces de anfitrión en una ciudad que tampoco le resulta ajena, con el fin de rendirle un merecido homenaje a quien ha sido su editora años atrás.

Bermejo es una reconocida editora de narrativa y poesía en Espasa. No obstante, su visita a la capital pucelana se ha producido con motivo de la publicación de su libro Microgeografías de Madrid, una obra que da cuenta de su talento como fotógrafa y de su amor por Madrid, la ciudad donde reside desde hace décadas.

De hecho, sus trabajos han servido de portada para varios libros y ha expuesto sus Microgeografías (2018) en Segovia. Ella misma nos cuenta a diario16.com que la exposición que llevo hace justo un año en Segovia fue el punto de partida de esta obra. “Estaba preparando la exposición para la librería de unos amigos muy queridos, Intempestivos, en Segovia, cuando la directora editorial de Ediciones B, Berta Noy –amiga muy querida también–, y uno de sus editores, Gonzalo Eltesch, que se encarga de la colección Plan B, me propusieron la idea del libro. Dije que sí inmediatamente, porque siempre soy un poco inconsciente y me hizo mucha ilusión el proyecto”

“De todo lo que yo les digo a mis autores no cumplí nada”

Pero ¿cómo se aficiona una editora a la fotografía? Al respecto, Belén confiesa que siempre le ha gustado la fotografía “más como afición que como otra cosa, porque mi vocación siempre ha sido la de editora. Desde hace años, ya muchos, salgo siempre con la cámara de fotos de casa y, además, los móviles actuales cuentan con cámaras estupendas. Empecé a hacer muchas fotos, más de lo habitual, hace unos cinco años”. También confiesa que le gustaría exponer en más sitios pero es algo que aún tiene pendiente investigar.

Poesía

Cuando una acomete la lectura de Microgeografías, lo primero que se encuentra son tres citas de poetas que, para la editora y fotógrafa tienen una razón fundamental para encabezar su obra “La primera, de Wislawa Szymborska, la escogí porque aun no siendo uno de mis versos favoritos de ella –poeta que me fascina–, era una de las ideas que quería transmitir con el libro, la idea de que los mapas se pueden interpretar de diferentes maneras y no sólo lo que vemos de ellos (y quien dice mapas, dice vidas). Con la segunda cita sucede un poco lo contrario: es el verso que más me gusta de Marina Tsvietáieva y lo tengo siempre muy presente porque hace referencia a la valentía y a la capacidad del ser humano de no rendirse. La tercera cita es la más importante, no sólo porque pertenece a mi poeta de cabecera, Pedro Casariego Córdoba, sino por lo que significa”

Sobre la restricción de las imágenes a la ciudad de Madrid, la autora asegura que decidió con su editora acotar el espacio para que el libro tuviera un hilo, un sentido y una coherencia. De hecho, cuando detalla este proceso, habla en plural porque, según Bermejo, “no se debe olvidar que los libros se hacen con un equipo editorial en el que están editores, diseñadores, maquetistas, etc., y yo estoy muy agradecida al trabajo de todos ellos”.

La profesión manda y la empatía con el trabajo en equipo al que está habituada ha sido imprescindible para conseguir tan buen resultado con su propio libro. No obstante, confiesa que le gustaría publicar libros de otros lugares también. Por eso, quizás, no dejamos ni una sola calle del centro de Valladolid sin recorrer mientras Belén fotografía cada espacio inesperado, cada grafiti a las puertas de edificios desvencijados, cada alcantarilla colorida o pared desconchada a lo largo de nuestro recorrido.

Durante ese vagar por las calles le preguntamos  por los textos que acompañan a su libro. “Desde el primer momento quise que el libro fuera sólo de fotos y que los textos aparecieran poco y cuando no desentonaran con las fotografías, que tuvieran su razón de ser. Dependiendo de la foto, quise escribir en algunas de ellas. Son una pequeña colección de reflexiones, a veces personales y otras no tanto, y en todo ello está muy presente la curiosidad, como en la foto que mencionas de la baldosa del metro”, me confirma, y añade que va apuntando en un cuaderno cosas que lee que le llaman la atención “desde datos a autores o libros o diferentes ideas. Me gusta mucho brujulear e investigar y, a veces, de una idea llego a otra y a otra y a otra, y en algún momento del camino escribo un poquito sobre alguna de ellas”. En las páginas finales del libro, aparece la mención de Nacho Vegas, uno de sus más queridos autores editados por ella misma. Belén aún no sabe que el cantante está viajando desde Granada a Gijón con escala en Valladolid solo para poder charlar con ella y acompañarle en esta presentación.

Reencuentro

Cuando regresamos a la Pérgola del Campo Grande y se encuentra con Nacho en el rincón donde habíamos dejado nuestros propios cafés aquella mañana, siente esa emoción incontenible que proporcionan los encuentros inesperados. En su charla, nos explica que, con el intercambio de roles, “iba a ser una autora ejemplar y que iba a cumplir plazos, etcétera, y no, he resultado ser un desastre e iba entregando todo tarde. De todo lo que yo les digo a mis autores no cumplí nada”. Nacho Vegas sugiere a los asistentes a la presentación que sigan su perfil de redes sociales (Twitter e Instagram).

Al finalizar el encuentro, la autora recuerda que decidió donar los beneficios del libro a su hospital y al área de oncología Médica desde el primer momento: “Ha sido mi casa y lo sigue siendo, ahora junto al Hospital de La Princesa, y quería colaborar de alguna manera en algún proyecto que se haga en esta área. Los hospitales públicos cuentan con fundaciones y son estas fundaciones las que se encargan de recibir donaciones. Sólo devuelvo simbólicamente una milésima parte de todo el cuidado y cariño que me han dado y me dan todos los profesionales extraordinarios de La Princesa que velan por mi salud, especialmente mi oncóloga. Aprovecho la pregunta para reclamar más inversión en investigación clínica y en la sanidad por parte del gobierno y las instituciones y para señalar que un país mide su bienestar en sus servicios públicos, especialmente la sanidad y la educación. Hay que defender a ultranza la sanidad pública y a todos sus profesionales, que son maravillosos”, sentencia. Nada más que añadir.

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