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“Becaria en llamas busca comunidad de cerillas”. La novela de la joven antropóloga Nerea Azkona saca a la luz algunas de las miserias de la Universidad

Félix Lareki Garmendia
Félix Lareki Garmendia
Licenciado en Ciencias Económicas por la Universidad de Bilbao. Su carrera profesional fundamentalmente la ha desarrollado en Xerox España S.A.U.. Exprofesor de la Escuela Superior Universitaria de Marketing en la Cámara de Comercio de Bilbao, del Master de Marketing y de la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad del País Vasco UPV - EHU. Durante 8 años ha estado en política en el País Vasco. Vicepresidente de la Asociación Internacional Aulamar para personas discapacitadas para el disfrute de la navegación a vela. Tiene publicados varios libros con ESIC Editorial. Su lema es “pasión por el arte y las personas”, lector empedernido, escritor y analista social.
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análisis

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Nerea comienza diciéndome -pretendo con mi relato en esta entrevista que muchas miradas se centren en lo que pasa en las universidades-, que sepan lo que está pasando en las mismas.

Sorprende al principio de la entrevista su edad 39 años y su madurez mental, abruman sus múltiples estudios e investigaciones, por ejemplo su calificación Cum Laude en el doctorado que realizó y el espíritu de una luchadora por múltiples causas. Además de su valentía al abordar temas delicados, su notoria simpatía y la lucha contra el sufrimiento social.

Auri Lizundia la heroína de su novela de próximo lanzamiento, pseudónimo de Nerea Azkona, es antropóloga sociocultural (especializada en antropología empresarial), educadora social (especializada en educación ambiental) y doctora en Estudios Internacionales por la UPV/EHU, Universidad del País Vasco.

Tiene un máster en migraciones y conflictos por la Universidad de Deusto yse define asimismo como escritora corporativa, traductora de ideas a proyectos y creadora de historias. “Gracias a mis gafas etnográficas (que también son moradas) me siento soy capaz de adentrarme en determinados los contextos de cualquier entidad”, me comenta.

Ha  estudiado determinadas materias como cooperación y migraciones internacionales, integración y cuestiones regionales africanas, migraciones en la Unión Europea, expresión oral y escrita, identidad mediación y conflictos en el País Vasco, Derechos Humanos y minorías indígenas y nacionales, antropología de la violencia, migración y género y Coherencia de Políticas de Desarrollo, entre otras.

Posee diversas publicaciones, una de las cuales producto de la investigación “Diagnóstico de las situaciones sociales, educativas y laborales vividas por mujeres jóvenes con discapacidad en Euskadi” (Emakunde – Agencia Vasca de la Mujer). Ha participado en acciones de voluntariado como formadora de mujeres en OSCUS-Bilbao, como creadora y administradora de talleres virtuales de empoderamiento digital para mujeres y grupos en redes sociales en AEGI Formación Social, como autora de informes de incidencia política para la Fundación ALBOAN en Bilbao y la Fundación Entreculturas en Madrid, como mentora de jóvenes universitarios egresados en el proyecto de Mentoring de la UPV/EHU y en la actualidad colabora en FESA (Federación Española de Santuarios de Animales) como redactora y en el proyecto Hospital Literario como asesora literaria especializada en álbumes ilustrados.

El próximo otoño presentará su primera obra literaria después de muchas vicisitudes, lo hará de la mano de la editorial Libros.com y llevará por título:

Becaria en llamas busca comunidad de cerillas

Hablamos de su libro y profundizamos en el personaje, que nos muestra un tanto sus rincones ocultos, hemos acordado previamente que así sea.

1.- ¿Quién es realmente Nerea Azkona?

Da un pequeño respiro y comienza diciendo “Bueno en cuanto a títulos ya los has referido, además de escritora corporativa, traductora de ideas a proyectos, contadora de historia, storyteller, copywriter sostenible, realizo proyectos de cambio y de gestión cultural dentro de las organizaciones… y algunas cosas más”.

Soy el resultado de muchas experiencias laborales, fundamentalmente derivadas de mi formación como educadora social, antropóloga y doctora en estudios internacionales. Desde que empecé Educación Social, tuve claro que quería ser investigadora en la universidad y enfoqué mis dos carreras para llegar a ser investigadora y docente. Pero según transitaba por el camino hubo un cambio de ley y para entrar en el doctorado tuve también que realizar un master previo al mismo.

Me considero una antropóloga superviviente, en mi novela Becaria en llamas me autodenomino como ANTROPOLOKA. Esto no tiene tanto de elección personal sino de supervivencia en mi carrera profesional y en mi vida en general. El producto que soy ahora está muy relacionado con mi pasada vida laboral.

2.- ¿Es decir te han marcado determinadas cosas, que te han hecho ser lo que ahora eres?

Si, efectivamente, sobre todo dos aspectos muy claros. Uno de ellos es la precariedad laboral y el otro, que es en plural, son ciertos abusos de poder en la Universidad. Estas son las dos variables que han modificado mis inquietudes y me dieron el empuje para ser la que actualmente soy.

3.- ¿Tus enfoques siempre tienen un gran peso social?

Mi paso por la Universidad dañó mi espíritu libertario y mi salud mental para cambiar la deriva de mi enfoque totalmente hacia lo social, y así ha sido, más aún cuando en el 2013 salí de la universidad, y tomé esta decisión al contemplar el estado de las personas más desfavorecidas, muchas de ellas abandonadas a su propia soledad, muy vulnerables. Además, por otra parte, mis pésimas experiencias laborales con una precariedad laboral continua, observando los abusos y negligencias que han visto mis ojos, dirigí todos mis caminos para luchar contra ellos que tanto me han marcado.

No obstante esta manera de verme a nivel laboral cuando era más joven y estudiaba bachiller no era así, de hecho comencé a estudiar para matemática, aprobé el primer curso -estamos en el curso 2001/2001- y seguro que me hubiera ido bien, pues era un buen momento dado los desarrollos tecnológicos que venían. Pero comencé a trabajar a los 18 años en una cadena de comida rápida y ahí comenzó mi viacrucis, es cierto que me costó un poco darme cuenta, pero llegó el momento de decir ¡basta!

Estas circunstancias laborales me ayudaron a gestionar mis pasos que determinaron cambios en mi forma de actuar y al mismo tiempo como respuesta al maltrato laboral que estaba sufriendo.

Continúa – cuando estás en la universidad trabajando crees que debes aguantar, que el sistema es así, entonces trabajas tus ocho horas y (comienzas a sentirte maltratada), parece que eso es la normalidad. Hablo de condiciones laborales  precarias  y  debes acudir de forma temprana ya a una psicóloga para darte cuenta de las cosas que están influyendo en tu estado de ánimo y tu salud mental.

Foto: La autora de “Becaria en llamas” con su biblioteca improvisada.

4.- ¡Es el mito del Cristianismo!

Sí, caes en un síndrome parecido al de ESTOCOLMO. No solo estás viviendo una situación de abuso, sino que estás agradecida por la oportunidad. Es de locos. En el mundo académico, esta cuestión de que hay que sufrir en la vida terrenal para después salvarte en el paraíso, el MITO DEL CRISTIANISMO, se hace muy patente si cambiamos juicio final por la defensa de la tesis. En mi novela se ve esta idea de manera clara: hay que sufrir hasta alcanzar el doctorado poque luego las cosas van a cambiar.

Pero no es verdad. Cuando te sacas el doctorado te das cuenta de que es cuando comienza el camino duro y es cuando en realidad comienzas a sufrir. También hay una romantización de la violencia, una toxicidad que se puede relacionar con la misma del amor romántico, es idea de que el amor duele. En este caso, está muy romantizado el hecho de trabajar gratis, para conseguir méritos, para hacer currículum. Tienes una beca para hacer una tesis durante cuatro años, pero esos cuatro años vives un calvario laboral, por ejemplo  haciendo tareas gratis. Ellos te lo venden como un “WIN and WIN” pero para la persona becaria NO es así. Participación en investigaciones europeas, congresos internacionales, escritura de artículos… todo eso que se supone que hay que ir haciendo para conseguir méritos, son también puntos que consigue la universidad para entrar en esos Rankings de Excelencia nacionales e internacionales, Shangay, etc.

La diferencia que puede existir con otras personas que han pasado por lo mismo es que yo había estudiado educación social y antropología y tenía las herramientas necesarias para hacer un análisis y una reflexión desde una posición comprometida intentando cambiarlo de alguna manera. Y de ahí llegó mi motivación para la presentación de BECARIA EN LLAMAS.

5.- ¿Enamorada de la Antropología?

La antropología fue para mi fuente de inspiración, me cambio la vida totalmente. La antropología me dio el poder para intentar cambiar las cosas, asumiendo que es difícil cambiar todo un sistema, pero al menos sí que podía denunciarlo y desarrollar una cierta inmunidad y sobre todo crear comunidad para ayudar al cambio. Eso siempre lo explico con una metáfora de Spiderman: cuando está con su tío que se está muriendo, este le dice que “un gran poder lleva consigo una gran responsabilidad”. Yo soy muy friki y la antropología a mí me dio ese poder.

6.- ¿Has estado sujeta a depresiones?

Sí, rotundamente sí. Y no solo eso. He pasado muchos duelos. De hecho yo estoy escribiendo BECARIA EN LLAMAS casi 15 años después de lo que pasé. He pensado mucho, analizado y sé que estoy en el camino adecuado.

7.- ¿Hablamos de tu libro? ¿Veo que la autora es Auri Lizundia?

Es mi pseudónimo. El relato incide en las condiciones laborales de becarias/os en la universidad. Desde la literatura, es el primero de mis libros, el segundo va a llevar el título de “Autónoma en llamas”, porque tengo muchas experiencias de precariedad que contar. Mi primer trabajo está contextualizado dentro de la universidad, concretamente a las personas con becas pre y post doctorales. El proyecto de la novela lo realicé hace un año. Lo terminé de escribir en abril del 2022, espero presentarlo para el próximo otoño.

El libro arrancó como una autoficción, pero me di cuenta que el camino por el infierno ya lo había hecho y decidí meterle fantasía y un final reparador que no había pasado en realidad. El narrador testigo es un objeto, es mi diario de campo y la novela está centrada en un piso de estudiantes. Lo he escrito con todo el humor posible aunque sea un poco negro con el objetivo de hacerlo atractivo para mis lectores, transcurre en un curso académico.

Es una crítica social con tintes fantásticos sobre la realidad que vivió y sigue viviendo la peña becaria en la universidad pero también es una historia con otros elementos. Más allá de esto también hay una historia que contar de jóvenes con sueños y desengaños.

Somos tres protagonistas, Auri, Yanko y Casil, que pertenecemos a tres disciplinas distintas, Antropología, Biología y Bellas Artes. Tenemos tres objetos de investigación fantásticos, en todos los sentidos, que nos acompañan en esta aventura: un diario de campo, una bata de laboratorio y una cámara de video y de fotografía. Nos movemos, sobre todo Auri, en tres espacios muy concretos que se retroalimentan los unos a los otros, que son la universidad, el piso compartido y el bar. Sobre todo Bar- Universidad, Universidad-bar. Auri Lizundia está en un agujero del que no sabe salir ni tampoco sabe cómo ha llegado ahí y lo que más practica con una salud mental delicada y un autoestima muy baja es fumar, beber y tomar una buena cantidad de pastillas que le han recetado el psiquiatra y su médico de cabecera.

Si nos centramos en las relaciones amorosas que también hay, nos encontramos con un ex, con una relación tóxica y un conato de relación sana que a todos sorprenderá, incluida a la misma Auri. También hay actividades artísticas, pues no todo es drama: hay literatura, hay dibujo y todo lo relacionado con lo audiovisual; documentales, videos y fotos.

Es cierto que todo transcurre en una cierta pasividad y que nada hace presumir el final, que es reparador. Todo lo que no pasó en su momento pasa en “Becaria en llamas”. Así como lo fantástico son los tres objetos de investigación, hay tres cuestiones reparadoras que no pasaron en realidad pero si en la novela: una reacción social, una mediática y una legal. Escribo el final que merecimos.

Un día en los ojos de Auri Lizundia apareció el reflejo de una chispa. Era tenue, pero no siempre se reacciona con la pasión requerida. La chispa se convirtió en llama, mientras una becaria quemada daba la vuelta a su situación y entraba en combustión, acabando en un incendio cuando consiguió juntar a una comunidad joven, con los sueños rotos y con gran cantidad de fósforo.

Al final estamos hablando de tres fuegos que surgen dentro de una chica que es becaria en la universidad: de una chispa, de una llama y de un incendio.

8.- Qué pretendes realmente con BECARIA EN LLAMAS?

Deseo que cambie el imaginario social que se tiene del ámbito académico y universitario, lo que se piensa en él. La sociedad lo imagina como un templo de sabiduría con unas condiciones laborales muy buenas. Cuando dices que eres profesor universitario, todo el mundo piensa en la suerte que has tenido, que eres un privilegiado… pero no siempre es así: ni para las personas becarias ni para el cuerpo de profesorado.

También en el profesorado hay una alta precariedad tanto a nivel económico como de tiempo. Ahora con las reformas universitarias se marcan los logros con indicadores muy estrictos, docencia, investigación, artículos y es muy complicado llegar a todo con el tiempo del que se dispone. Hay demasiadas exigencias que no siempre van de la mano de unas buenas condiciones laborales. Y, además, en algunos casos se terminan asumiendo tareas que son responsabilidad de las personas que están por encima de ti.

Aunque es verdad, que en la novela no hablo del profesorado, me centro en las personas con becas pre y post doctorales, es la realidad que mejor conozco ya que estuve trabajando siete años en distintas universidades como becaria. Y es en esa realidad donde transcurre la trama del libro. Y toda esta experiencia literaria ha abierto una segunda vía, porque la precariedad también la he vivido después de mi experiencia en la universidad, tanto por cuenta ajena como por cuenta propia. Así que seguiré la senda que he ido recorriendo en otras obras.

Hoy día la universidad tiene muchas carencias, hay cierto abuso de poder  y esto se da porque en ella dependes de la firma de una persona para todo (pedir becas, renovarlas…) y esta realidad hace que se vivan experiencias tremendas. En este sentido, no se parece tanto a la empresa privada, pero si nos centramos en la precariedad económica de la gente joven encontramos muchos más parecidos.

La crisis económica del 2008 marcó un punto de inflexión en el mundo académico. Un poco más tarde de que yo aterrizara en él. Mucha gente que acababa sus carreras y al no encontrar trabajo decidieron continuar con su vida académica como una solución a la crisis.

De este modo, conseguían estar 4 años más en la universidad con sus becas haciendo la tesis, no tanto por vocación sino como salida a la crisis laboral que había.

Hoy la situación es mejor, se han ido creando muchas asociaciones, el tema del cobro del paro después de las becas está mejor regulado y también están los sindicatos y las asociaciones de becarios y becarias que hacen mucha fuerza, aunque seguimos encontrando que hay investigadores postdoctorales con muchísima experiencia, con muchos méritos más que los antiguos catedráticos y que ahora mismo no podrían llegar a catedráticos bajo ningún concepto. Antes para ser profesor o catedrático no había las exigencias que piden ahora.

Como te señalo en la Universidad están los sindicatos ayudando al personal y entre él a las personas becarias, pero el sistema está bastante tocado y el fondo está muy lejano. Sigue habiendo  acoso de todo tipo . Yo personalmente conozco casos y hay una investigación de hace muy poco tiempo que así lo avala.

Hace muchos años que comenzó una comunidad de becarios, “Precarios se llaman”, que sigue luchando por sus derechos, que se manifiesta, que hace ruido y hace muy poquito que se ha modificado la ley de los becarios gracias a sus esfuerzos y denuncias.

Estamos en el camino acertado y muchos rectores y rectoras de Universidad tienen la palabra, también la clase política y los sindicatos, para construir la mejor universidad posible. Porque la sociedad civil llevamos mucho tiempo de muchísima lucha.

En este sentido, las becas predoctorales en mi momento eran de cuatro años y después te correspondían seis meses de paro, ahora son más meses, pero tampoco eres un trabajador con todos tus derechos, no cotizas como una trabajadora normal y corriente. Eres mileurista, con un trabajo en precario y cuando terminas no tienes las mismas prestaciones que cualquier otro trabajador.

9.- ¿Los profesores jóvenes tienen su espacio en la universidad?

No me canso en repetir que en la universidad hay mucho dinosaurio, hay profesores jóvenes que les dan mil vueltas y que en algunos casos no solo eso sino que son tratados casi como esclavos y esclavas asumiendo tareas que no les corresponden.

He necesitado diez años para digerir mis malas experiencias. Ahora mi objetivo es contar lo que me ha pasado – no me siento Juana de Arco- , lo que he visto y lo que me han contado para que se sepa la realidad y que sea un testimonio más que añadir a las luchas que llevan años denunciando esta situación para que se produzca el cambio con la esperanza de un futuro mejor para estudiantes, becarios y profesores.

Becaria en Llamas saldrá en otoño de 2022 y lo edita LIBROS.COM. Haremos varias presentaciones en Euskadi (Donosti, Bilbao y Gasteiz), Madrid, Albacete, etc. Hemos contados con la colaboración de la revista feminista Pikara Magazine (Bizkaia) y con la asociación vasca de antropología ANKULEGI (Gipuzkoa). La editorial me ha hecho una maquetación impresionante y, además de estas presentaciones, espero poder estar en todas las ferias del libro posibles. Recordar que el camino no ha hecho más que comenzar y que estoy con el proyecto de una segunda novela “Autónoma en Llamas” porque no solo en la universidad hay tela que cortar.

Fotos: Nerea Azkona

Nota adicional: Los juicios emitidos son solo responsabilidad de la persona entrevistada, el autor se limita a describir una historia que desea acercar a los lectores de Diario16 por transparencia e interés informativo. La persona entrevistada da su autorización a Diario 16 para la publicación de esta entrevista en todo su contenido.

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