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Barcelona expulsa a los peatones de sus aceras por los comportamientos incívicos y la falta de control del Ayuntamiento

Caminar por las calles de Barcelona es misión imposible. Los patinetes eléctricos , triciclos de alquiler, patinadores, skaters y bicicletas, expulsan a los peatones de las aceras

Maximiliano Fernández Ibarguren
Maximiliano Fernández Ibarguren
Licenciado en Periodismo Licenciado en Ciencias del Trabajo
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análisis

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Caminar por las calles de Barcelona es misión imposible. Los patinetes eléctricos , triciclos de alquiler, patinadores, skaters y bicicletas, expulsan a los peatones de las aceras sin agentes de la policía urbana que sancionen los comportamientos incívicos de algunos ciudadanos que ponen en riesgo la integridad física de familias, niños y abuelos

Barcelona, cualquier tarde de septiembre. Barceloneses y turistas se disponen a dar un paseo por la costa desde el puerto, Plaza de Colón, hasta la playa de Bogatell, Barceloneta, aprovechando el aire fresco del fin de la jornada de playa. Misión imposible.

Patinetes eléctricos, triciclos de alquiler, patinadores, skaters y ciclistas circulan, a pesar de existir carriles bici, descontrolados por las aceras sin agentes de la política urbana que pongan freno, y multas, a los infractores. En más de 5 kilómetros de recorrido, la ausencia de agentes y de patrullas de la guardia urbana es evidente. El litoral marítimo de Barcelona es tierra de nadie.   

Mientras tanto, los peatones, entre los cuales hay muchas familias con niños pequeños y abuelos intentan sortear el caos y evitar un mal mayor; ser arrollados y sufrir lesiones. El paseo deja de ser bonito para ser una carrera de obstáculos.   

Por otro lado, tras contactar Diario16 con el ayuntamiento de Barcelona se limitan a recoger la queja sobre la falta de agentes en las calles. Al día siguiente, remiten respuesta por mail admitiendo que “somos conscientes de la problemática que usted presenta” y “seguimos valorando las posibles mejoras en cuanto a las restricciones o al mayor presencia de agentes de control”, que, en la zona del Litoral es nula.    

En un contexto de necesidad del turismo extranjero, el Ayuntamiento de Barcelona, por un lado, expone a los transeúntes cada vez que salen a las calles a un riesgo de integridad física constante, y por otro, renuncia a aplicar las sanciones aprobadas por la DGT en diciembre de 2019.

El caos en las calles y la falta de control no ayuda a trasladar una imagen de la ciudad agradable y acogedora para los turistas.      

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