Banco Santander pretende «anular» la voz de los accionistas minoritarios

En todas las sociedades cotizadas, incluso en los clubes de fútbol, las juntas de accionistas son la única oportunidad que tienen los minoritarios de expresar sus quejas o sus desacuerdos con la alta dirección de estas grandes empresas. Para los dirigentes no es agradable que las personas que tienen una pequeña participación en el capital osen a perturbar a los miembros de los consejos de administración con la bajada de los niveles de atención, la reducción de los dividendos cobrados o la presentación de reclamaciones relacionadas con causas judiciales pendientes.  

Para la alta dirección de esas empresas eso son nimiedades porque ellos trabajan con otros datos y, además, saben que, desde un punto de vista del reparto accionarial, esos minoritarios que exponen las quejas de la calle, esas personas que se atreven a trasladar la realidad del banco a nivel de calle, terminan por no pintar nada porque las grandes decisiones ya están tomadas en consenso con los grandes fondos o bancos custodios que controlan más del 50% del capital de estas empresas.

Banco Santander no es distinto al resto empresas cotizadas. Sin embargo, tiene una característica que marca la diferencia: el sentido posesivo de Ana Patricia Botín y su familia que sigue creyendo que el banco es suyo a pesar de que «apenas» cuenta con un 1,5% de la entidad.

Las juntas de accionistas del Santander no han sido jamás una balsa de agua, a pesar de que luego los resultados de las votaciones sean un paseo militar para las intenciones de los Botín.

No obstante, la Junta General de Accionistas de 2022 es diferente al resto porque tanto el Santander como Ana Patricia Botín están pendientes de una sentencia de una causa en la que tanto la entidad como su presidenta están acusados de manipulación de las juntas.

Esa puede ser una de las razones que han llevado al orden del día varias reformas del reglamento en las que, por ejemplo, se pretende reducir un 40% el tiempo de intervención de los accionistas en la junta.

«Se propone modificar el artículo 17 del Reglamento de la Junta General para reducir el tiempo mínimo de intervención de los accionistas en la junta general, de cinco a tres minutos. Esta modificación busca permitir que la junta pueda ser celebrada de un modo más ágil y flexible.  La modificación propuesta solamente afecta a la duración mínima asignada a las intervenciones, lo que naturalmente no impide que el presidente de la junta pueda determinar que el tiempo inicialmente asignado sea superior o prorrogarlo cuando lo considere oportuno. Asimismo, en la medida en que las intervenciones deben circunscribirse a los asuntos propios de la junta, asignar un tiempo de tres minutos a cada intervención se estima suficiente», afirma el documento remitido a los accionistas.