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Banco Santander o cómo blanquear su imagen con la guerra de Ucrania

Una representante de accionistas espetó a Ana Patricia Botín y al Consejo de Administración que «se les tenía que caer la cara de vergüenza por utilizar el conflicto en Ucrania para lavar su imagen», sobre todo porque el Santander es el banco líder en financiación del negocio armamentístico

José Antonio Gómez
José Antonio Gómez
Director de Diario16. Escritor y analista político. Autor de los ensayos políticos "Gobernar es repartir dolor", "Regeneración", "El líder que marchitó a la Rosa", "IRPH: Operación de Estado" y de las novelas "Josaphat" y "El futuro nos espera".
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análisis

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Tal y como publicamos en Diario16, Banco Santander financia con más de 5.300 millones a empresas fabricantes de armas nucleares. Sin embargo, la relación de la entidad presidida por Ana Patricia Botín con el sector armamentístico es tan profunda y debe ser tan rentable que el Santander se ha convertido en el banco español que más financia a este tipo de industria.

«Solamente durante el periodo 2019-2021 ustedes han financiado empresas relacionadas con el armamento nuclear y con la militarización de fronteras por un valor de más de 5.467 millones de euros», afirmó Gemma Amorós, en nombre de la campaña Banca Armada, durante la Junta General de Accionistas que se celebró en la Ciudad Financiera de Boadilla del Monte el pasado día 1 de abril.

Esta no es la primera denuncia que hacen sobre Banco Santander, puesto que los representantes de dicha campaña ya denunciaron la implicación financiera con empresas que fabricaron armamento utilizado en los conflictos olvidados y que causan cientos de miles de muertos cada año, como son los de la República Centroafricana y Yemen. «Se les tendría que caer la cara de vergüenza al utilizar el conflicto de Ucrania para lavar su imagen con campañas de donaciones y de supuesto altruismo. ¿Cómo pueden ser tan descarados?», espetó Amorós.

Ese lavado de imagen llegó incluso a la colocación por parte del Santander de la bandera de Ucrania junto a la de España, la Unión Europea y la de la Comunidad de Madrid, tal y como se puede comprobar en la siguiente fotografía.

El conflicto de Ucrania ha demostrado que Occidente trata de diferente manera a los refugiados y las consecuencias de las guerras dependiendo del lugar donde se produzcan. Hay quien ha llegado a afirmar que, dependiendo del color de la piel, los refugiados que provocan esos conflictos son tratados de un modo u otro por los países más desarrollados.

En ese sentido, la intervención de Amorós fue contundente, al dirigirse a Ana Patricia Botín y al resto del consejo de administración, porque señaló que «es evidente que para ustedes, y para muchos otros, hay guerras de primera y guerras de segunda. Pero también es evidente que quien sufre las consecuencias de cualquier tipo de conflicto armado es la ciudadanía, las personas civiles, que se ven forzadas a migrar para salvar sus vidas. Y en el tránsito de cruzar fronteras, en la mayoría de los casos, se encuentran con complicaciones, prejuicios y militarización».

En este punto, recordó cómo en la frontera sur de España todavía están llegando personas que huyen de los conflictos de Siria, Etiopía, Somalia, Libia o países del Sahel. «Cuando estas personas llegan a nuestras fronteras se les recibe de forma inhumana a causa del sistema de militarización y securitización que tenemos instalado para proteger la Europa Fortaleza», afirmó Amorós.

Banco Santander mantiene relación diferentes multinacionales que se encargan de esa militarización: Grupo Eulen, Accenture y ATOS. «Todas ellas forman parte de las empresas contratistas que han recibido encargos en la frontera sur para hacer, por ejemplo, servicios de mantenimiento y reparación tanto de puestos fronterizos como de los CETI donde se vive en una despreocupación sistemática y donde se comenten flagrantes violaciones de los derechos humanos», afirmó Amorós que, además dio las cifras de financiación del Grupo Eulen por parte del Santander: 65 millones de euros.

Respecto a ATOS, se denunciaron operaciones de emisión de bonos de 47 millones de euros a ATOS, que cuenta con 26 contratos para el mantenimiento de los radares SIVE.

Sin embargo, la revelación más sorprendente fue la de la relación del Santander con la multinacional Accenture con la que comparte algo más que vecindad en el Parque Empresarial La Finca de Madrid. Según Amorós, el banco presidido por Ana Patricia Botín cuenta con cerca de 11 millones de acciones en Accenture, la empresa «contratada por Donald Trump para ayudar a contratar agentes de seguridad fronteriza responsables de poner entre rejas a los migrantes que cruzaban la frontera con Estados Unidos […] Accenture, junto con otras empresas, ganó un contrato marco de 157 millones para desarrollar el Biometric Matching System, que es un componente básico de los sistemas de identidad que utiliza la UE para militarizar sus fronteras, reproduciendo así la narrativa de que la crisis humanitaria de las personas refugiadas es una amenaza a la seguridad».

Las guerras sólo son posibles si el negocio de las armas y los bancos que financian a estas empresas mantienen una buena relación y, al parecer, el Santander mantiene un idilio con el negocio de la guerra.

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