Ana Patricia Botín durante una Junta General de Accionistas

Tal y como publicamos en Diario16, la metodología de captación de voto para las juntas generales de accionistas del Banco Santander es contraria a los principios mínimos de igualdad que están reconocidos en leyes, directivas, tratados y convenios internacionales y que se trasladan también al buen gobierno corporativo de una sociedad cotizada como es el Banco Santander. Sin embargo, la utilización de los medios de la entidad para captar esos votos no es la única presunta irregularidad, puesto que el sistema de votación en las juntas nos encontramos con un sistema dual absolutamente farragoso.

En este sentido, el reglamento de la Junta General de accionistas del Santander establece un impropio sistema dual contrario a los más elementales principios y criterios de la igualdad y la racionalidad. «Resulta inexplicable que, en pleno siglo XXI, época de la participación democrática, la igualdad, la transparencia y las buenas prácticas de gobierno corporativo, se establezcan, en una de las entidades supuestamente más modernas y avanzadas y que presuntamente preconiza la participación del accionista, dos sistemas diferentes de votación dependiendo quien formule la propuesta», afirman los accionistas minoritarios a Diario16.

De esta manera, mediante un sistema dual de voto, se trata de favorecer que todas las propuestas del Consejo de Administración sean siempre aprobadas e impedir, a toda costa, que se apruebe cualquier propuesta que no sea formulada por el Consejo. Nos hallamos ante una especie de boicot a todas las propuestas de los accionistas que no forman parte de los órganos de administración de la entidad presidida por Ana Patricia Botín, lo que implica «una forma de gobierno dictatorial encubierto por un aparente y trucado sistema participativo», dicen los minoritarios consultados por este medio.

Los más elementales criterios democráticos y de la lógica imponen el establecimiento de un único, unívoco e inequívoco sistema de votación mediante la manifestación del sentido del voto de forma afirmativa o negativa sin dar lugar a ningún tipo de interpretación.

El establecimiento de un sistema dual de votación, como el del reglamento de la Junta de Accionistas del Santander, denota un marcado criterio antidemocrático y claramente obstaculizador de las propuestas de los accionistas ajenos a la administración de la entidad y manifiestamente contrario al principio de igualdad de trato, que deriva, nuevamente, en una gestión supuestamente autoritaria del Santander por su presidenta, los vocales del Consejo y los miembros de la alta dirección.

En cuanto al derecho a incluir puntos en el orden del día de la Junta, los estatutos del Santander establecen la exigencia del 5% del capital social que constituye una exigencia abusiva y enervante que equivale a una imposibilidad práctica de incluir ninguna propuesta en el orden del día. Y así es, por cuanto el capital social de una entidad cotizada como el Santander está representado por más de 16.618 millones de acciones y el 5% equivale a 831 millones de acciones que tendrían un coste de más de 3.273 millones de euros.

Dicha exigencia de capital y su coste para poder incluir propuestas en el orden del día resulta de todo punto imposible al no estar al alcance de casi ningún accionista. De hecho, las acciones de la familia no alcanzan el 1% del capital social del banco, y de los grandes fondos sólo BlackRock supera el 5% del capital.

«Esta es la demostración de que en el Santander la igualdad de trato de los accionistas y la formulación democrática de propuestas resulta de todo punto imposible, lo que en la práctica convierte al Santander en una verdadera dictadura dinástica bajo un falso manto de transparencia y buen gobierno corporativo que se aleja mucho de la realidad nepotista y despótica imperante en la entidad de la mano de su presidenta doña Ana Patricia Botín que fue designada presidenta de la noche a la mañana y de la forma por todos conocida», afirman los accionistas minoritarios consultados por este medio.

Hay que recordar que el nombramiento de Ana Patricia Botín fue duramente criticado por el Financial Times al afirmar que su nombramiento era preocupante y que la sucesión dinástica en los bancos era cosa de la historia, pero no del futuro de la banca, máxime cuando la participación de la familia Botín en el Santander no es significativa. El periódico de la City de Londres también proponía que los gestores de las grandes entidades cotizadas se designasen, no por su apellido, sino tras un proceso de selección transparente basado en la profesionalidad, y criticaba que no existiese la deseable separación de las funciones ejecutivas de las supervisoras teniendo en cuenta que la presidenta del Santander ejerce ambas en una especie de anacrónico absolutismo.

Así controla Ana Patricia Botín el Santander con menos de un 1% del capital social

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