Banco Santander desprotege la salud psíquica de sus trabajadores

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Crisis de ansiedad, depresiones y otras consecuencias mucho más graves son las que sufren los empleados y empleadas del Santander porque el banco no realiza una evaluación adecuada de los riesgos psicosociales derivados de las condiciones de trabajo a las que se ven sometidos los trabajadores y trabajadoras, sobre todo después del Expediente de Regulación de Empleo en el que las cargas de trabajo han aumentado en la práctica totalidad de las oficinas.

La salud de la plantilla es el mejor activo que tiene cualquier empresa. Unos trabajadores con salud son la mejor herramienta para aumentar la productividad. Por eso es fundamental que las sociedades cuiden estos aspectos. En cada sector existe una serie de preocupaciones sobre la salud y la seguridad en el puesto de trabajo. Evidentemente, no es lo mismo una empresa de construcción que un banco. En una entidad financiera la principal preocupación está en los riesgos psicosociales puesto que las enfermedades laborales más comunes en el sector son las derivadas del estrés y del exceso de carga de trabajo.

Sin embargo, en el Santander no se cuidan esos riesgos psicosociales y, según informan a Diario16 fuentes sindicales, el banco sólo mide estos riesgos a través de una encuesta que no es de obligado cumplimiento por los afectados y que incluye alguna de estas preguntas:

  • ¿Padeces con frecuencia dolores de cabeza?
  • ¿Padeces con frecuencia problemas digestivos?
  • ¿Padeces con frecuencia ansiedad?
  • ¿Padeces con frecuencia cambios frecuentes de humor?
  • ¿Padeces con frecuencia trastornos del sueño?
  • En la encuesta, además, se hace una pregunta relacionada con el consumo de medicamentos.

Para los sindicatos consultados por Diario16, este modelo de evaluación de los riesgos psicosociales es insuficiente. Hay que recordar que en el caso de que un empleado o empleada respondiera afirmativamente a estas preguntas, quedaría demostrado que su salud está en peligro. Sin embargo, al ser una encuesta voluntaria no se puede realizar un estudio real sobre la situación de la plantilla del Santander.

Con este cuestionario, el banco pretende cubrir formalmente con lo exigido por la ley. Sin embargo, no contempla ningún tipo de cuestión que permita evaluar los efectos de los ritmos de trabajo, las presiones por parte de jefes tóxicos o las diferencias existentes entre las diferentes áreas de trabajo del banco. Según las mismas fuentes sindicales, este método utilizado por el Santander no identifica los riesgos reales para la salud psíquica que las actitudes tóxicas de los mandos intermedios provocan en los trabajadores y trabajadoras y, por tanto, al no existir un baremo de evaluación correcto no se pueden implementar medidas correctoras.

Tampoco se evalúan cuestiones externas que generan riesgos psicosociales como, por ejemplo, la falta de personal (sobre todo tras los dos últimos ERE), la presión para la consecución de objetivos o las cargas de trabajo configuran un entorno laboral que deriva en enfermedades psíquicas que quedan ocultas o que no levantan alarmas.

Los sindicatos, además, llevan años proponiendo al Santander un cambio del cuestionario y que se incluyan los parámetros propuestos por el Instituto Nacional de Higiene y Seguridad en el Trabajo, un método de evaluación que cuenta con la validación de las autoridades laborales para la detección y la prevención de los riesgos psicosociales.

Por otro lado, trabajadores y trabajadoras consultadas por Diario16 mencionan el elevado volumen de medicación que la plantilla del Santander toma contra el estrés, la ansiedad o la depresión.

En realidad, el banco realiza estas encuestas a su medida, para cubrir el expediente y con el conocimiento de la existencia del miedo de los trabajadores a afirmar abiertamente que tienen un problema por si ese reconocimiento puede significar la toma de algún tipo de represalia como la pérdida del puesto de trabajo.

Además, las mismas fuentes sindicales consultadas afirman que «estamos ante un riesgo a largo plazo» y que, además, es invisible. No es lo mismo que un empleado se rompa una pierna, lo que le impide acudir a su puesto de trabajo, a trabajadores con cuadros de ansiedad o de depresión que se puede ocultar o que puede estar oculto para al trabajador. Empleados consultados por Diario16 nos han hablado de la depresión sonriente, un tipo de patología muy peligrosa porque ni el afectado ni su entorno identifican que se puede estar sufriendo una enfermedad y que, según la psiquiatra Olivia Remes, «la fuerza que tienen para continuar con su vida diaria puede hacer que sean especialmente vulnerables para llevar a cabo planes de suicidio. Esto contrasta con otras formas de depresión, en las cuales las personas pueden tener ideas suicidas, pero no suficiente energía para actuar en base a sus intenciones.

A pesar de todo lo anterior, el Santander no hace nada y continúa con sus test a medida que cumple, según el banco, con el mínimo exigible por la ley cuando, en realidad, lo que se está poniendo en riesgo es la salud de los trabajadores y trabajadoras. Existe ese problema latente que no tiene visos de ser resuelto por parte de la entidad presidida por Ana Patricia Botín y que está poniendo en riesgo la salud de su propia plantilla. De igual modo que con la crisis del coronavirus el Santander ha actuado de una manera diligente, con respecto a los riesgos psicosociales está haciendo lo contrario cuando, en realidad, es algo que afecta al día a día del funcionamiento de la entidad.

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