Podemos calificar de escándalo el hecho de que la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) aún no haya hecho nada respecto a las cuentas presentadas por el Banco Santander correspondientes al ejercicio 2017, en las que, como publicamos en Diario16, y según un informe pericial entregado en los tribunales, se demostraría que la ampliación de capital de 7.035 millones que, en teoría estaba destinada al Banco Popular, en realidad fue usada para tapar un agujero de 8.000 millones de euros provocado por los tipos de cambio.

Los resultados atribuibles a los accionistas del Banco Santander fueron, de acuerdo con las cuentas auditadas por PwC, inferiores en más de 6.700 millones a los difundidos a bombo y platillo por el Banco aquel 31 de enero. Parece increíble, pero es cierto, que la CNMV no haya pedido explicaciones públicas al Santander, que ya conocía la necesidad de cubrir los problemas que le estaba generando su actividad en Estados Unidos, Reino Unido, México y Brasil principalmente por la evolución de las monedas de aquellos países respecto al euro.

El caso de las cuentas públicas auditadas de 2017 que reflejan pérdidas para los accionistas del Banco Santander y no beneficios de 6.600 millones de euros como fue comunicado a los mercados en enero de 2018. ¿Por qué además en la ampliación de capital de 2017 que se dijo que era para comprar el Popular no se hizo indicación alguna de los problemas latentes en los países indicados, cuando según las informaciones disponibles, Santander ya tenía conocimiento de ello? Si Santander argumentase que no lo tenía, ¿por qué el Santander no lo hizo público en enero de 2018, cuando ya lo sabía? ¿Explican estas presuntas irregularidades al menos una parte de la descomunal caída del valor de la acción del Santander en el mandato de Ana Botín?

El análisis de las cuentas anuales de 2017 de Banco Santander no deja lugar a dudas de las motivaciones de la compra, el regalo del Popular permitió que Santander absorbiese un agujero en sus operaciones en divisas de más de siete mil millones de euros, de hecho dio pérdidas reales de más de 100 millones que se comparan con los supuestos beneficios de 6.600 millones que anunció y la ampliación de capital que decía haber hecho para absorber al Popular se destinó a tapar el agujero y ¡repartir dividendos!, según se indica en un informe pericial entregado a la Justicia y que no tuvo la oposición de la entidad cántabra.

La CNMV no ha hecho nada sobre esta escandalosa contabilidad del Santander, que afloró en dos meses siete mil millones de pérdidas…

Igual de escandaloso es que la Justicia aún no haya iniciado acciones legales de oficio contra el Santander por su ampliación de 2017 cuyo folleto no respondió a la realidad: la ampliación lejos de responder a las necesidades por la compra de un banco que venía con regalo incluido, se destinó a tapar los propios agujeros, tal y como se refleja en el informe pericial al que no se opuso el Santander y que está en manos de los tribunales. La ampliación se hizo a 4,85€ y hoy en día esas acciones se han depreciado más de un 60% en sólo tres años y cotizan en el entorno de 1,85/2,10€ por acción.

Así las cosas, la figura de Fernando Restoy sigue siendo clave en este caso porque, antes de salir para la presidencia del Financial Stability Board en Suiza, dejó a Emilio Saracho al frente del Popular, sabedor de que se estaba incorporando al encargado de vendérselo al Santander. El destino y los plazos hicieron que Restoy no estuviese en el Banco de España durante la etapa de Saracho, lo que sin duda dificultó la ejecución del plan y, afortunadamente, provocó que dejase muchas pistas respecto a su proceder y cometiera errores.

3 COMENTARIOS

  1. El gobierno actual tampoco lee Diario16 al igual que el anterior gobierno, de lo contrario no me explico que no actúe ya de una puñetera vez.

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