Bajo una sola lengua, grande y libre

Es tan difícil seguir el modelo suizo, en que tres de sus lenguas son a la vez oficiales en otros Estados limítrofes son de uso formal y exclusivo en la administraciones de los Cantones en que se habla; siendo la propia, el romanche, también parte de la misma ecuación; es decir. tiene la exclusividad en la administración en el único Cantón que se habla. Esto es lo que significa la libertad y la democracia; que todos somos iguales en derechos y obligaciones, sin importar en que lengua o cultura te expresas. Cuando en las escuelas madrileñas se estudie las otras lenguas españolas que no son el castellano, podremos afirmar que iniciamos el camino a una democracia real y abandonamos la pantomima actual.