Aznar juega a pitoniso, anuncia una dura recesión y sugiere recortes a los españoles

José María Aznar cree que “el mundo va hacia una recesión dura y larga que ya ha empezado en EEUU y llegará después a Europa”. De esta manera, el expresidente empieza a dejar caer la necesidad de que España se ajuste el cinturón, deje de gastar más de lo que tiene y vuelva a las políticas de austeridad. Los expertos economistas no creen que el mundo tenga que entrar en recesión necesariamente en otoño. Es más, los datos de la economía española son bastante positivos, como demuestran los últimos informes oficiales sobre el paro. Todo dependerá de cómo vaya la guerra en Ucrania. Pero Aznar ya ha puesto encima de la mesa el mazo neoliberal con el que Mariano Rajoy machacó a todos los españoles en 2008.

Según Aznar, España está entre los países que no han hecho los deberes, ya que ha gastado por encima de sus posibilidades, por lo que la supuesta recesión nos castigaría más duramente que a otros estados de la UE. No es el único en el PP que pide recortes y contener el déficit a costa del sufrimiento de los españoles. Ayer mismo, Isabel Díaz Ayuso advertía acerca de la recesión que dice que vendrá tras el verano, una situación a la que se ha referido el catedrático en Economía José María O’Kean. El economista cree que las familias están “alargando sus ahorros hasta después del verano”. Una vez pasen estos meses, afirma que, de seguir la escalada de precios, se tendrán que “ajustar los consumos”, lo que hará que “baje la demanda”, pudiendo provocarse “un parón económico”.

“Si quieres acabar con la inflación por las bravas, tienes que parar la economía en seco, lo que significa que el paro se te va a ir y vas a entrar en crisis”, explica O’Kean rebatiendo las propuestas de los líderes del PP sobre el control de la subida de precios. Sin embargo, O’Kean afirma que si se llega al último trimestre del año “con todo el consumo parado, tipos de interés subiendo y la inversión parada”, la economía se va a estancar y se perderán los buenos datos de empleo que se van registrando.

En cualquier caso, no es la primera vez que Aznar juega a pitoniso, anunciando todo tipo de calamidades y pidiendo recortes. En 2016 el expresidente ya decía que “precisamente ahora” España debe “mantener e incluso acelerar el proceso de consolidación fiscal, a través de una reducción del gasto público, sin confiar simplemente en el crecimiento de ingresos públicos cíclicos”.

Aznar hizo estas declaraciones durante la conferencia que pronunció en el Foro Anual de Economistas bajo el título Unión Europea: encrucijada, posibilidades y peligros, en la que cargó contra el modelo de Estado de bienestar apelando a los “derechos de unos y obligaciones de todos”. Este recorte del gasto público, así como la modificación del modelo de bienestar, tendría un impacto inevitable sobre servicios públicos como la sanidad. Aznar advirtió al entonces jefe del Ejecutivo en funciones, Mariano Rajoy, de que un país cuya deuda pública supera el 100 por ciento de su PIB –como ocurre con España por primera vez en un siglo– se adentra en “una espiral de problemas de la que es extremadamente difícil salir”. Además, afirmó que es un “grave error” relajar la corrección del déficit. “Hay que volver a tomar en serio la disciplina y las reformas, también como política social”, alegó hace seis años.

Llama la atención que el gran patriarca de la derecha española salga a la palestra pidiendo control del gasto horas después de que el Gobierno Sánchez anuncie un bono de 300 euros para las familias para paliar la subida de los combustibles. Aznar sabe que las elecciones se juegan en este último año de legislatura y trata de chantajear al Gobierno de coalición para que no invierta más en escudo social. Si Sánchez ayuda al pueblo tiene más posibilidades de revalidar la presidencia, si contiene el esfuerzo inversor, controlando el déficit, crecerá el malestar en la calle y Feijóo tendrá el camino abierto a la Moncloa. Por eso Aznar juega sus cartas con una astucia maquiavélica.

Cuando todos los grandes economistas del mundo piden a los estados que gasten más para salir de la crisis por la pandemia, no solo en Sanidad, sino también en ayudas sociales, Aznar va en sentido contrario: control del gasto público, menos médicos, menos pensiones, menos subsidios y que los españoles se aprieten el cinturón. El expresidente es un obsesivo del déficit, pero además es un agorero cuyas predicciones no hacen más que introducir en el debate un peligroso elemento: el miedo. Y ya se sabe que cuando el pánico se apodera del dinero, el mundo tiembla. Por cierto, BlackRock le ha comprado el discurso al expresidente hoy mismo y reconoce que existe un riesgo real de recesión, no solo en Estados Unidos, sino también en Europa. Los gurús del neoliberalismo aznarista atacan de nuevo. Esta crisis la van a pagar los de siempre.