Foto: Comunidad de Madrid

El diario Infolibre ha publicado que el protocolo para no hospitalizar a personas mayores enfermas de coronavirus, un documento que fue recibido por hospitales y residencias seis días después de decretarse el estado de alarma y en el que se establecen los «criterios de exclusión» que impedían el traslado de los pacientes mayores a los hospitales, entre los que se encontraba la discapacidad física o mental de la persona mayor. Las propias residencias indicaron que durante las semanas más duras de la pandemia se les indicó desde los hospitales que no podían derivar pacientes.

Esta decisión política de Isabel Díaz Ayuso en la que se determina quién tenía derecho vivir en plena crisis del Covid19 es muy grave desde un punto de vista sociopolítico e, incluso, humano.

La exclusión por razones de edad, situación clínica, clase social, tal vez de raza, genero genera una diferenciación entre unos hombres y mujeres respecto de otros. Es un claro ejemplo de la desigualdad que tanto defienden las derechas más radicales. En definitiva, podría tratarse de un genocidio.

Estas medidas adoptadas por Isabel Díaz Ayuso no son muy diferentes de las que el PP tanto criticó respecto a una circular del Govern catalán respecto a los criterios de exclusión de los pacientes. Tan indignante fue lo de Cataluña como lo de Madrid, lo que da una idea de que, en consecuencia, se trató de una medida egoísta, tal y como reflejó a la perfección Charles Darwin al afirmar que «el hombre selecciona para su bien, la naturaleza lo hace para el bien común».

Estos hechos, publicados por los compañeros de Infolibre del que se hizo eco Diario16 sin duda genera un motivo para que, desde el punto de vista humano, estos actos sean investigados hasta las ultimas consecuencias por la Fiscalía General del Estado.

Estamos en un momento de justicia y conciencia social colectiva, es momento de que la verdad, o desde la verdad, se cambien comportamientos y decisiones propias de la tiranía. No pueden quedar sin conocerse y ser juzgados comportamientos inhumanos fundamentados en la desigualdad mas cruel y tirana conocida en la democracia reciente española fundamentada en derechos constitucionales. Sí esa misma Constitución que el PP utiliza, cuando le conviene, como arma arrojadiza para genera división entre los españoles y españolas.

La medida de Isabel Díaz Ayuso de excluir a los ancianos recuerda a la crueldad máxima que los espartanos aplicaron al decidir qué bebés vivían o cuáles eran arrojados desde un acantilado, la misma crueldad de la Alemania de los años 30 tras el incendio del Reichstag. Ningún gobernante tiene la capacidad de decidir quién vive y quién muere porque entonces estaríamos ante una situación cercana a la pena de muerte que está excluida de las constituciones de los países europeos.

Debieron ser los médicos los que decidieran, desde su conocimiento clínico, la situación de cada uno de las personas mayores que vivían en las residencias. El propio Darwin dijo que «el cirujano es capaz de lastimarse a sí mismo mientras opera, pues sabe que está haciendo un bien a su paciente», exponiendo que la medicina es uno de los mayores poderes que tiene el ser humano.

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