Ayer domingo el Parlamento austriaco aprobó el confinamiento parcial en el país desde mañana martes hasta el próximo día 30 de noviembre.
Las medidas acordadas suponen el toque de queda desde las 20.00 hasta las 06.00 horas -será revisado por el Parlamento cada diez días-, cierre de establecimientos públicos como restaurantes (las tiendas permanecen abiertas), prohibición de visitas a hospitales y residencias de ancianos. Se establecen limitaciones para el deporte y, aunque las escuelas permanecerán abiertas, los estudiantes más mayores deberán seguir sus clases desde casa.
El canciller, Sebastian Kurz ha explicado que se trata de un «paso necesario para evitar sobrecargar las UCIS de los hospitales». «Nuestro objetivo es abrir gradualmente en diciembre y volver a medias a la normalidad», afirmó.