Si eres autónomo ya sabes de lo que te vamos a hablar: no es ajena para tí la realidad de pagar impuestos, independientemente de cómo vayan tus negocios, sabes que lo tienes difícil para acceder a ayudas y que estás más cerca de convertirte en un héroe que jamás enferma -y si enferma hace lo posible por aguantar-.
La crisis que ha provocado la pandemia de COVID-19 ha afectado a todo el mundo pero, especialmente, a los autónomos. Las grandes empresas cuentan con mayor respaldo para hacer frente a la «nueva normalidad» y quienes han conseguido mantenerse a flote en estos momentos, miran al futuro con incertidumbre.
Según el último baremo que ha publicado la Federación Nacional de Trabajadores Autónomos, ATA, en el mes de noviembre, los trabajadores autónomos han perdido 60.000 millones de euros durante el año 2020. El 85% asegura que su facturación ha disminuido y el 28,8% afirma que las pérdidas superan los 30.000 euros.
El informe subraya que tres de cada cuatro profesionales tiene dificultades para sacar adelante sus negocios después del confinamiento durante la primera ola. El 20% de los autónomos continúa a día de hoy con su actividad parada.
Uno de cada tres sufre retrasos en los pagos de sus clientes. Los autónomos que generan empleo han solicitado un ERTE en el 44,8% de los casos. Y quienes no pueden reactivar su actividad y no puede incorporar de nuevo a los trabajadores a su plantilla, en el 35,7% de los casos no tiene liquidez para poder afrontar los despidos. El 42% ha tenido que pedir créditos para poder hacer frente a los gastos que, sí o sí, se producen cada mes, independientemente de si el negocio funciona o no.
Según analiza cincodías este inicio de 2021 viene marcado por la espera de las ayudas al sector de los autónomos. Medio millón solicitó el cese de actividad, tanto en su versión ordinaria como extraordinaria (esta última ya no está disponible). Son ayudas que, para el 73% de los autónomos resultan imprescindibles para poder continuar con sus negocios.
Los ERTE para aquellos que tienen personal contratado finalizan el 31 de enero, y precisamente por las dificultades que continúan teniendo, se solicita que se prorroguen.
Lo que sí se ha prorrogado han sido los plazos de las líneas ICO: tres años más. Además, la carencia se ha aumentado en 12 meses.
De la experiencia vivida durante el 2020, los autónomos consideran que la burocracia ha sido un problema añadido. Desde ATA subrayan la dificultad existente para poner en marcha negocios, algo que debería revisarse con urgencia.
Además, medidas como la reducción de la cuota de la Seguridad Social, así como la reducción de otras cargas fiscales son soluciones necesarias que aliviarían notablemente las dificultades que atraviesan ahora mismo los trabajadores autónomos.
Esto son las propuestas, las necesidades que se plantean sobre la mesa. Sin embargo, la realidad parece ir por un camino diferente, pues abrimos el año con una subida en las cuotas mensuales a la Seguridad Social que oscila entre 6 y 24 euros.
De la cotización por ingresos reales que tanto se habló hace unos meses no se ha vuelto a saber nada, y sería otra de las medidas que ayudarían notablemente a que mucha gente pudiera animarse a darse de alta como autónomo, pues en muchos casos no compensa iniciar la actividad al no tener asegurados ingresos que permitan el pago de las cuotas mensuales.
Por el momento hay que «contentarse» con el hecho de que se permita aplazar la presentación del primer trimestre hasta seis meses. El aplazamiento durante los tres primeros meses no tendrá intereses. Una medida para casos de pequeñas y medianas empresas que tengan deudas de hasta 30.000 euros.
A finales de 2020 se aprobó la reducción en el impuesto del IVA y del IRPF: reducción del 20% para los pagos fraccionarios por módulos, y del 35% en el sector hostelero, del comercio y del turismo. En el sector de la hostelería, además, se han rebajado cuestiones como el alquiler.
El IVA aplicará la misma reducción en la cuota anual devengada en 2020, así como en la del primer trimestre 2021. No se computará el periodo en el que el negocio haya estado cerrado.
