Ah, cómo se arrepentía de todas las bofetadas zancadillas y malas acciones que se había permitido en tiempos pasados, cuando tenía poder y no le temblaba el pulso al utilizarlo. Ahora está hundida por completo, pegada al suelo como un zapato viejo que se ha quedado sin suela, teniendo que ser amable con todos, sonriendo, mendigando incluso, buscando el favor de gente que antes despreciaba sin disimulo y hasta con placer.
Cómo se arrepiente, ojalá no lo hubiera hecho, no se hubiera portado así con tantas personas buenas, seres humanos que sufrían como ella sufre ahora. Si pudiera deshacer sus torpezas, pagándolo como fuera, no lo dudaría.
Y se esfuerza y se esfuerza y se esfuerza, sonriendo, mendigando, buscando el mejor brillo que oculta el alma de cada persona con la que se encuentra para ensalzarlo y aplaudirlo; hasta que lo acaba consiguiendo y el mundo le devuelve su trono.
Entonces, agotada dolorida y feliz, toma asiento, sintiendo que no merece la maravillosa blandura del cojín ni la firmeza incontestable del respaldo y las patas. Cierra los ojos. Los vuelve a abrir: los ojos, sus bonitos ojos; mira a un lado, mira al otro, los mira a todos, sonríe enormemente, pasando revista a cuántos la rodean. Bellísimas personas. Por fin va a poder tratarlos cómo se merecen; y empieza a insultar, a maldecir y a dar palos, que es lo que le gusta y da mayor placer, para lo que ha nacido. ¿Qué diablos le importa si la vida la manda otra vez al infierno y al suelo? ¡A tomar por culo! Ya sabrá encontrar la manera de volver a ser el rey.
(Javier Puebla escribió todos los días durante un año un cuento o relato literario: El Año del Cazador, una suerte de novela neurológica que sólo puede conseguirse completa y editada en papel solicitándosela directamente al autor a través de Twitter, Instagram o Facebook, o en el correo [email protected]
Esta Suite que se está publicando en Diario16 y que en principio se prolongará durante 33 días está inspirada por el deseo de recuperar el espíritu y la forma de observar la vida con unos ojos distintos, ojos de Cazador de Cuentos, y es también un exponerse ante el mundo, un “aquí estoy, aún estoy aquí y tú puedes verlo y compartir conmigo este imprevisible juego”.)
Día 5.
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(Mecanografía: LF)
de arrepentidos está empedrado el infierno, solía decir mi padre… con cierto tono de maldad.
Tigre tigre.