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Aragonés y Sánchez: de acuerdo en el desacuerdo manteniendo la sonrisa

Las posturas alejadas, pero el acuerdo en rebajar la tensión han sido las claves del encuentro.

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análisis

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Hace más de año y medio que no se producía el encuentro entre el presidente del Gobierno y el de la Generalitat. Ahora, después de la pandemia, Sánchez se dispone a reunirse con todos los presidentes autonómicos para tomar el pulso. Ya lo hizo con el de Andalucía, hoy lo ha hecho con Aragonés y la semana próxima lo hará con Díaz Ayuso.

En principio sería una reunión normal. Sin embargo, Cataluña ocupa todos los focos. Es lógico. Por mucho que se intente «normalizar», hacer pasar como una mera reunión de trámite entre el Gobierno centra y los diferentes gobiernos autonómicos. Pero todos sabemos de la importancia del encuentro que acaba de concluir, todos sabemos el momento crucial en el que estamos. Y a nadie se le escapa, a tenor de las ruedas de prensa que han dado después del encuentro, tanto Aragonés como la portavoz del Gobierno, que el conflicto entre ambos gobiernos es de vital importancia.

Han sido dos horas y media de reunión y finalmente, lo que nos queda en claro es que ha habido buen tono. Poco más. Salvo que en septiembre habrá una reunión de la mesa de diálogo.

Por si hubiera dudas, porque no ha trascendido prácticamente nada relevante de la reunión, Aragonés ha comparecido primero, marcando el paso de la intervención pública y ha querido dejar claro que desde el Govern no se renuncia a la independencia. No ha quedado claro tampoco qué es lo que significa, en términos concretos, la afirmación. Lo único que ha asegurado es que, durante las próximas semanas, se pondrán a trabajar desde el gobierno catalán para preparar la metodología y el orden del día de la reunión de la mesa de diálogo.

No hay prisa, por eso esperan a reunirse después del verano. Porque no se busca una foto, según ha dicho Aragonés. Como si no hubiera ya suficiente material para sentarse a hablar mañana mismo. Ha recordado, por si acaso se relajan demasiado los tiempos, que JxCat y la CUP han puesto el contador como tope en dos años para considerar que la vía del diálogo se agota. Eso, claro está, si el Govern aguanta hasta entonces, cosa que algunos no tienen muy claro.

En cualquier caso, habrá una cumbre independentista previa para poder preparar esta reunión con el Gobierno.

Habrá que ver cómo se presenta la Diada y qué mensaje se presenta de cara a las reuniones posteriores.

Por si a alguno se le había olvidado, Aragonés ha querido recordar que cuando firmaron la investidura de Sánchez, antes de las elecciones catalanas del 14 de febrero, acordaron que lo que se acordase en la mesa de diálogo debería ser respaldado por la sociedad catalana en una votación.

No será la de septiembre la única reunión. De hecho, habrá una antes: la institucional entre el Govern y el Gobierno, que tendrá lugar en el mes de julio. En ella abordarán las cuestiones habituales entre los gobiernos, «nada de asuntos de independencia». Esto evidencia que por un lado se mantendrá la «normalidad» de la gestión y por otro, la negociación sobre la soberanía.

En conclusión: lo que ha quedado claro es que están de acuerdo en que no están de acuerdo en el fondo, pero sí están de acuerdo en que hay que mantener las formas, para que se traslade una imagen de aparente calma.

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