Aprovechándonos de Donald Trump y sus compatriotas

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Todos los artistas conceptuales del mundo occidental están, lo confiesen o no, fascinados por el celo pegado a la corbata de Donald Trump (parece un montaje de Marcel Duchamp).

Los padres del mundo con hijos en edad de estudiar agradecen en el fondo de su corazón -lo confiesen o no- que ha sido una idea genial lo de quitar la versión en español de la web de la Güait Jaus. ¿Acaso no es el gran anhelo de Europa, Asia e Hispanoamerica que todos los niños aprendan la lengua del Pato Donald y Shakespeare y la familia Trump? Marginar el español es un magnífico estímulo, un desafío cercano a la provocación que sin duda incitará a todos los demás habitantes del planeta (quizá en algún rinconcito de África no) a aprender más inglés; y más y más; an mor an mor.

Porque necesitamos aprender mucho inglés, a lot, para poder seguir aprovechándonos del país que gobierna el universo conocido, la galaxia que dirían en Star Wars (si no supiéramos inglés no tendríamos capacidad para comprender títulos tan sugestivos como Starwor).

No entiende o no quiere entender la prensa europea, los llamados intelectuales europeos, que Donald tiene razón cuando dice que nosotros, los extranjeros, nos aprovechamos de ellos todo lo que podemos, que vemos sus películas, sus series, llevamos vaqueros y hasta hemos adoptado lo del «políticamente correcto» para seguir aprovechándonos de ellos hasta dejarlos sin una sola gota de juego que sacar.

Personalmente adoro a Trump, me encanta que no sea poli-correcto, me encanta el celo de su corbata, que se escuche a sí mismo y a nadie más, que vaya a construir un muro para animar a los mexicanos a excavar infinitas galerías para pasarlo por debajo.

Siempre me han gustado los animales grandes y extraños, los animales en peligro de extinción -laik mí- y nadie podrá negarme que el güero Donald, es un auténtico, magnífico e inquietante animal, capaz de incomodar casi a cualquiera con su simple presencia y forma de hablar.

Lo primero que hago cada tarde al levantarme es teclear su nombre en el buscador de la computadora. ¿Qué será lo siguiente que dirá o que hará Donald Trump? Todos sabemos que si se pasa demasiado el resto del mundo lo destruirá, como a cualquier dinosaurio, glaciar y fríamente. Pero mientras tanto: qué espectáculo, y qué insólito animal.

 

Otro burbon, por favor.

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