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Apostar por León

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análisis

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La Universidad de León consigue, el 30 de octubre de 1979 su actual estatus, siendo continuadora de una tradición escolástica desde época medieval y heredera de instituciones como Sierra Pambley, que tanto supusieron para el pueblo leonés y cuyo legado atesora la actual Fundación.

La labor de la Fundación estuvo impregnada de las más modernas tendencias pedagógicas, y llevó el sello de la ILE (Institución Libre de Enseñanza). Se otorgó prioridad al alumnado con menos recursos económicos tratando de fomentar el interés por el conocimiento, pero siempre antes desde el conocimiento que desde el mero aprendizaje memorístico.  Por otra parte, el profesorado era cuidadosamente seleccionado y formado, procurando que cumpliese los criterios institucionistas.

Así, el camino quedó abierto con la creación de la escuela en Villablino en el año 1887, sumándose más adelante las fundadas en las localidades de Hospital de Órbigo, Villameca, Moreruela de Tábara (Zamora) y León. Todas procuraron adaptarse tanto a las características sociales y económicas de cada lugar, como responder a las necesidades que existían en cada zona, ofreciendo la respuesta más adecuada en cada caso.

Una vocación por educar y formar con vistas a otorgar unos conocimientos prácticos que pudieran servir a ese alumnado para labrarse un futuro mejor. Una vocación volcada en mejorar las condiciones de vida de familias que de otra manera no tendrían acceso a esa educación. Una implicación con su tierra de la que podrían copiar muchos políticos actuales.

Volviendo al presente, la Universidad de León no debe ser un mero productor de titulados y tituladas que acumulen conocimientos a través de los grados que cursan, sino algo dinámico, en conexión con la sociedad, implicada con su tierra. Para ello debe haber una voluntad por parte de la clase política leonesa en orden a establecer una colaboración que sea fructífera.

De entre los diferentes grados que se cursan en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de León, hay tres directamente relacionados con la Historia y el Arte como son el Grado en Historia y el de Historia del Arte, amén del Doble Grado. De ahí salen graduados y graduadas con un conocimiento acreditado de historia y patrimonio, pero con salidas profesionales que en muchas ocasiones se reducen a opositar a profesorado de Enseñanza Secundaria.

Además de la importancia en cuanto a espacios naturales protegidos, donde la provincia de León destaca en el conjunto de la Península Ibérica y viene a ser un recurso más de turismo, por tanto empleo y elemento fijador de población, no podemos olvidar el otro:  patrimonio histórico y artístico.

Si la riqueza natural es grande, la del patrimonio histórico-artístico no se queda atrás. Desde la prehistoria hasta la actualidad, son innumerables las muestras tanto en la ciudad de León como en el resto de la provincia. El románico y el gótico nos dejaron en la Edad Media gran cantidad de ejemplos tanto en arquitectura, como en pintura, escultura y artes suntuarias. Edificios como el castillo templario de Ponferrada o piezas de orfebrería como el cáliz de Doña Urraca son dos importantes elementos representativos. La Edad Moderna, nos contempla, por citar tan sólo un monumento, cada vez que pasamos delante del parador (y antiguo campo de concentración franquista) de San Marcos. Dos ejemplos magníficos de arquitectura contemporánea nos dejó Gaudí en las ciudades de León y Astorga. Finalmente el siglo XXI nos da la bienvenida desde la fachada del MUSAC, a su vez un guiño a la catedral de León, sirviendo de puente entre pasado y futuro.

No podemos desaprovechar estas generaciones de jóvenes que se han formado en nuestra universidad en disciplinas histórico-artísticas, y despreciar las sinergias que se pueden crear entre el elemento humano y el patrimonial. Por ello es necesario que cuando surja la oportunidad, por pequeña que sea, presupuestariamente o en cuanto a número de personas implicadas, se apueste por el capital humano que tenemos, dando la oportunidad a esos jóvenes leoneses, hombres y mujeres los suficientemente preparados pero que tan sólo necesitan que alguien les dé la oportunidad de demostrar su valía.

La provincia de León no se puede permitir esa sangría estadística, esa despoblación, que junto con el envejecimiento nos están mermando desde hace décadas. Apostar por empresas y por tanto capital económico y humano  ajeno a nuestra tierra supone no sólo la pérdida de una oportunidad, sino un auténtico bofetón en la cara de nuestra juventud, que son presente y futuro de una tierra que ve éste último cada vez más negro.

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