El Suncine ha presentado el trabajo de Rosa García, directora del largometraje «Anwar». He podido conversar con ella y analizar lo que nos explica este proyecto relatado a través de Alex Txicón, un alpinista especializado en «ochomiles» durante el invierno.
Esta historia de superación, de esfuerzo y amor por la naturaleza arranca con un reto: intentar conseguir que el campamento base de su ascenso en una de las grandes montañas de Nepal se haga con la mínima huella de carbono posible. Y para ello, Txicón utilizó las placas que la Fundación Eki enviaba como parte de su proyecto de cooperación con escuelas como la Günther Messner, en Pakistán.
Las placas permiten que toda la energía necesaria quede cubierta en el campamento base, con la innegable cantidad de beneficios que esto supone. Una manera de obtener energía sin coste ni contaminación en situaciones límite.
De la montaña Alex nos lleva a Sierra Leona, donde los poblados más pobres viven en la más absoluta miseria. «No hay ser humano que viva en estas condiciones. Aquí no hay futuro», señala Alex mientras observa las favelas. Allí las niñas se prostituyen por un plato de comida desde los nueve años. Crecen sin opción ni futuro. Viven rodeados de cables que, con demasiada frecuencia generan incendios en los que pueden fallecer o quedar gravemente heridos.
Y precisamente allí llevan placas. Para abastecer proyectos como la casa de la luz, un proyecto que ayuda a las niñas a salir de la prostitución. También se suministra electricidad para las clínicas.
Placas allí donde no llega otra fuente de energía, y que permitirán que comunidades pequeñas de Pakistán puedan desarrollarse de manera sostenible.
Un proyecto que además, ofrece posibilidades de generar empleo en sociedades que deben afrontar los retos del desarrollo aprovechando los recursos disponibles y, sobre todo, alejándose de la caridad sin herramientas.
De todo esto hablo con Rosa, directora de Anwar. Para ver la entrevista, pulsa aquí.
