La canciller alemana, Angela Merkel

Ya se están iniciando los movimientos estratégicos de los principales partidos europeos de cara a las elecciones al Europarlamento del próximo mes de mayo. A causa del crecimiento del euroescepticismo y del populismo de extrema derecha, las formaciones de los países «democráticamente civilizados» están tomando posiciones para reforzar el proyecto europeo con la búsqueda de candidatos, tanto para ocupar los escaños de Bruselas y Estrasburgo, como para decidir a quién presentar para presidir la Comisión Europea, es decir, el órgano ejecutivo de la UE, facultad que corresponde al Parlamento.

Según distintas fuentes de alto nivel en las instituciones europeas, los principales partidos han alcanzado ya un acuerdo para que la actual Canciller de la República Federal de Alemania, Angela Merkel, sea la nueva presidenta de la Comisión Europea con, además, un incremento de las competencias del cargo.

Desde un punto de vista social no sería una buena noticia, sobre todo para los países del sur de Europa, teniendo en cuenta que Merkel ha sido una de las defensoras de las políticas austericidas aplicadas por la UE y que tanto daño han hecho a los ciudadanos de Portugal, España, Italia y Grecia. La carta de presentación de Merkel es su fanatismo por el cumplimiento de unos objetivos de déficit que han ahogado las políticas sociales, que han incrementado la precariedad laboral, que han generado recortes en el Estado del Bienestar, que han aumentado los índices de desigualdad y de pobreza y que han destruido derechos inalienables de la ciudadanía de los países meridionales de la Unión. Además, esas políticas marcadas por el neoliberalismo más radical han coartado el crecimiento expansivo de las economías. Todo ello, además, con un beneficio para Alemania que se veía reflejado en el ciclo positivo germano mientras el resto de países estaba en recesión.

Estas políticas austericidas propiciadas por Angela Merkel son la causa principal del crecimiento de los proyectos populistas de extrema derecha que están surgiendo en todos los países y que han alcanzado ya responsabilidades de gobierno en algunos Estados de la Unión.

Es normal que el acuerdo se haya cerrado entre el Partido Popular Europeo, el Partido Liberal y los socialdemócratas del centro y norte de Europa. Sin embargo, los socialistas del sur jamás podrán aceptar que una persona que es culpable de la desigualdad y la pobreza de los países meridionales sea la presidenta de la Unión Europea. Hacerlo será el fin del proyecto que, tal vez, sea la verdadera intención de Alemania.

1 COMENTARIO

  1. Por favor, no la señora Merkel como Presidenta de la Comisión Europea. Después de 13 años como Canciller del no-desarrollo, de la no-decisión y estancamiento político en Alemania, sin una sola reforma seria, tal decisión sería realmente devastadora para Europa. La política de refugiados del Canciller es otra cuestión, y siempre defenderé esa decisión.
    Cómo se le ocurre al autor la idea (última frase) de que el fin del proyecto europeo es el verdadero objetivo de Alemania, sin dar ni siquiera una sola razón, sigue siendo el secreto del autor.

DEJA UNA RESPUESTA

Comentario
Introduce tu nombre