No podía haber elegido mejor madrina, mejor compañía, el afortunado José Ángel Mañas en la II Ruta Kronen organizada por la editorial de la intrépida Lorena Carbajo: Bala Perdida.
Era viernes y hacía un poco de frío, mediaba noviembre en Malasaña, un grupo de personas rodeaba la estatua de Mesonero Romanos, y entonces apareció la Concejala de Cultura del Ayuntamiento de Madrid y desapareció el frío y comenzó a bailar la magia.
No sabía, confieso, quien era la Concejala, y ni siquiera la conocía de su época de portavoz del gobierno; me lo contó EL FASCINANTE SEÑOR MANCHA.
-Sí hombre, era la portavoz con Cerolo y Casado.
-Ah -cabeceé sintiéndome un poco culpable, siempre perdido en mis novelas y ficciones a las que me entrego en cuerpo y alma-. ¿Cómo se llama?
-Andrea Levy.
-Me gusta el nombre.
Y también me gustó el abrigo que llevaba.
Salíamos del segundo bar de la Ruta Kronen, el Tupperware rumbo a la Vía Láctea cuando acomodé mi paso el de Andrea Levy y comencé a hablar con ella. Fantástica. Me encanta la gente cercana. Era una más en la Ruta Kronen, pero también era la elegante hada madrina que, al modo de Thinker Bell, llenaba con su presencia todo de magia. Una buena conversadora.
-El año pasado, con Carmena, el Ayuntamiento no mandó a nadie -me habían dicho horas antes.
¡Bien por Andrea Levy!
Dejé de hablar con ella al llegar a La Vía Láctea, que guarda algunos de mis más divertidos recuerdos, como aquella noche de verano en la primera Malasaña salvaje que me vacié una botella de champán sobre la cabeza mientras bailaba sobre la barra.
Bala Perdida, José Ángel Mañas, Andrea Levy… la Ruta Kronen cabalga.
(mecanografía: Lolita FM)
