Empezó siendo un sueño irrealizable y este martes se ha hecho realidad pese a las continuas zancadillas que sus promotores, el movimiento de madres y padres de Escuelas de calor, han tenido que sortear desde su germen en 2017, provocadas en primer lugar por el PSOE de Susana Díaz y luego también por los partidos actualmente en el poder en Andalucía, PP y Ciudadanos más el apoyo decisivo de la ultraderecha de Vox. Pese a todo, tres años después, el próximo pleno de la Cámara autonómica aprobará por unanimidad de todos los grupos la iniciativa de Adelante Andalucía en la que nunca creyó el resto de formaciones políticas con excusas más o menos ridículas o interesadas.
Solo el empeño de este movimiento asociativo ciudadano, en el que confiaron los diputados de Adelante Andalucía, ha posibilitado que la inminente ley de bioclimatización de los colegios andaluces no caiga en un cajón olvidado de la Administración. Tres largos años han pasado hasta ver hecho realidad el sueño de miles de familias andaluzas.
Los edificios dedicados a la enseñanza en Andalucía son los únicos públicos que no cuentan con sistemas de refrigeración, pese a las elevadas temperaturas que se alcanzan durante muchos meses del curso escolar.
Los parcheos parciales de obras insuficientes en los más de 6.000 centros escolares públicos no han solucionado en absoluto un problema estructural que requiere de una cobertura integral mucho más ambiciosa que nadie se ha atrevido a poner sobre la mesa a excepción de estas madres y padres que un día decidieron ponerse sin rubor en traje de baño y con abanicos a las puertas de los colegios para reclamar unos centros adecuados para que sus hijas e hijos pudieran estudiar en condiciones bioclimáticas aceptables.
