Anarquía económica

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No cabe la menor duda de que España está sumida en una deplorable anarquía económica. Pero, no desde ahora -hace unos años- sino desde hace más de cinco décadas, desde que empezó la llamada Democracia que ya ha quedado más que claro que no es tal sino una vulgar preponderancia oligárquica heredada del fascismo que, como dice el profesor Vicenç Navarro aquí llaman “franquismo”. La transición, esa transición modélica para algunos, se ha demostrado que fue una falacia inventada para que todo cambiara siguiendo igual. Se “copió” de Alemania una Constitución dándole los matices necesarios para que “colara” sin el mayor reparo. Y fue muy fácil que los españoles dijéramos sí, deseosos como estábamos de cambiar un Régimen que nos había hecho retroceder con arreglo a los demás países de nuestro entorno y nos había sumido en algo que ya Europa había olvidado: una Dictadura militar y las consecuencias que ello conlleva que no me considero la persona más adecuada para ahora “descarnar”. Se nos impuso una Monarquía Parlamentaria y el Rey (elegido desde hacía muchos años por Franco), como jefe del Estado, se rodeó de unos cuantos capitostes del Régimen anterior y de un “chavalito” bien parecido para presidente del primer Gobierno. Todo estaba como el Caudillo había señalado: “Atado y bien atado”. Luego llegaron D. Felipe González Márquez (un producto del liberalismo trasnochado elegido por el establishment financiero para que no molestara) y de “compañeros” como Alfonso Guerra, Ibarra, Bono, y toda la pléyade que se situó a sus espaldas, sin olvidar a un tal Fraga Iribarne (que en gloria esté) como encargado de la derecha de la otra derecha -la del PSOE- para que equilibrara la “balanza”. De modo que, sin verlas ni olerlas, se nos coló el bipartidismo opresor sin el más mínimo problema. España, pues, estaba pletóricamente “bautizada” y sólo quedaba que iniciara su andadura “escolar”. Esa funesta andadura que nos ha llevado hasta la miseria que es hoy día; no sólo económicamente -que ya es desgracia en un país rico- sino sanitaria y educativa, amén de un desbarajuste en cualquier ámbito social.

Estamos viendo estos días, como desde el Rey Emérito (implicado en no sé cuántas “historias” de corrupción según la prensa, incluso con las élites del Ibex y sus acciones al medio) hasta el “último gato” de la política como puede ser cualquier alcalde de cualquier pueblo (incluso una pedanía), pasando por los gobernantes y altos cargos provinciales y autonómicos con sus presidentes a la cabeza, están en el punto de mira de la investigación por corrupción sistémica. Al parecer, el servicio a la ciudadanía implica, de una manera u otra, hacerse adinerado o, si es posible, millonarios (caso, por ejemplo, de D. José Bono -el “protector” de la clerigalla- o de los ex presidentes de Andalucía Chaves y Griñán y su sucesora Susana Díaz, o del ex presidente catalán Jordy Puyol y familia). Gracias, en parte, a una Justicia que actúa, presumiblemente, en connivencia y a la que, como dijo su presidente del CGPJ (todavía), el Sr. Lesmes, sólo le interesan los “robagallinas”.

De modo que, con esta clase política, prácticamente, “podrida” hasta en las entrañas, una Justicias que deja bastante que desear, el resto de los agentes de la economía, los Lobby (caso del Banco de España) y los establishments financieros campan a sus anchas sin ningún temor a que sus corruptas prácticas se vean amenazadas. O sea, gozando a pleno pulmón (incluso con la pandemia al medio) de una total anarquía económica que los está enriqueciendo cada vez más. Lo cual, dicho sea de paso, demuestra que somos un país, con perdón, “atolondrado”, analfabeto funcional y proclive a la picaresca para salvar los muebles. Un país, como ahora se ha dado en llamar, “fallido” …, cuando menos, económicamente.

Uno se pregunta cómo es posible que la presidenta de la Comunidad de Madrid firme contratos a dedo a los “suyos” y no pase nada de nada (miles y miles de euros de los impuestos de los ciudadanos sin control de ningún tipo). O que el presidente de los extremeños, Fernández Vara (procedente de Alianza Popular y elegido por Ibarra para su abdicación, imagínense hasta dónde puede llegar), se permita el lujo -en la región más pobre de España y de mayor opresión fiscal- de subir el sueldo, con la que tenemos encima, a los altos cargos de la Junta o de “conceder” la nada despreciable suma de 2,5 millones de euros a una empresa, “Ambulancias Tenorio”, que no paga a sus empleados (las huelgas se suceden día a día) ni, según parece, a la Seguridad Social, y que presta un servicio paupérrimo según todos los indicios. Y no digamos ya lo de Andalucía con los famosos ERE o esos desfalcos que anunció Antena-3 en su telediario de más de ¡4.000 millones de euros! que, al parecer, se habían volatizado a través de una Fundación a la que la Juez que lleva el caso ha pedido las facturas que, seguramente, nunca aparecerán. ¿Corrupción y más corrupción? Que se lo pregunten a la Ministra de Hacienda, que cuando era consejera de Andalucía, pagó 2,1 millones de más a 100 directivos de salud mientras redujo su plantilla en nada menos que ¡7.773 sanitarios!

La Sra. Orama de Las Canarias, por citar algún caso más, moviendo los hilos para que su familia duplique sus “terrenillos” o metiéndolos entre los beneficiados para forrarse. Y así podríamos estar tres días contando “cosas” Comunidad por Comunidad; no hay ninguna que se salve de la expoliación política y económica.

En fin, que se puede esperar de un país que del dinero que recibe de la UE sólo hace llegar a la ciudadanía el 39%, el que menos, obviamente; es decir, que de los 140.000 millones que ahora nos van a dar sólo llegarán a la ciudadanía 54.600.¿Qué ocurre con el resto? Según el periodista de Prisa Javier Ruiz, en España existe lo que los economistas llaman el “gráfico de la vergüenza”, una radiografía de cómo los políticos, empresarios afines, butroneros, amigos de concejal, comisionistas, intermediarios y buitres, en definitiva, esquilman un dinero público que debería revertir en la población hambrienta. En fin, a mí que me registren…

Y a pesar de los esfuerzos de una parte del Gobierno de coalición (no hace falta decir cuál) porque esto cambie, aunque sólo sea una “mijita”, ahí está el Salario Mínimo Vital (SMV) bloqueado prácticamente; los alquileres sin resolver; los desahucios atascados; la Banca sin devolver ni un “chavo” de los más de ¡100.000 millones! que les “dejamos” arruinando nuestra sanidad y nuestra educación, y encima, subiendo las comisiones y manteniendo intacto el fraude fiscal anual de otros, ni se sabe cuántos, miles de millones de euros; el Ibex en manos de la ministra Calviño que nos quiere colocar -y lo hará, seguro- un neoliberal en la CNMV para que todo siga igual y las empresas cotizadas puedan seguir sacando sus “ahorros”, producto del descomunal fraude fiscal (¡más de 90.000 millones de euros anuales!), a paraísos fiscales; los más ricos, como ese Sr. de Inditex, explotando asiáticos para forrarse y con negocios en paraísos fiscales, como no podía ser de otra forma; un IRPF totalmente regresivo (las rentas del trabajo pagando el doble que las rentas del capital), las desgravaciones fiscales a los “papás” adelante y las bonificaciones igual; el impuesto a los ricos al cajón de sastre, el patrimonio bajo mínimos, o sea, desparecido en combate; todo tipo de ayudas sin baremar, y muchos autónomos millonarios subvencionados como si fueran pobres empresarios de la hostelería o las pequeñas tiendas; las pensiones con una media que no llega a los 1.000 €, mientras las de los políticos no bajan de los 6.000/8.000 €; la mitad del dinero de los impuestos para pagar la sinecura nacional, regional y local, en tanto que las escuelas públicas siguen sin hacerse y los hospitales -públicos, claro- carecen de los médicos y enfermeros necesarios, mientras el 42% de los hospitales privados se nutre de dinero público (muchos médicos comparten, a pesar de tener dedicación exclusiva, hospitales públicos y privados); cerca de ¡40.000 coches oficiales! (Extremadura -los más pobres- acercándose a los ¡3.000!); la dependencia sin medios dando lugar a la escandalosa cifra de ¡160 muertos diarios! por falta de asistencia; la educación, con la ya famosa Ley Celaá, y los papás en la calle porque quieren que entre todos los “curritos” les paguen los colegios privados de sus niños para no tener que soportar a los de los pobres o emigrantes a sus lados…, ¡cómo en Francia o Finlandia!, donde no existen escuelas privadas y funcionan bastante mejor que nosotros; la sanidad hundida por los recortes del neoliberalismo del PSOE y del PP y haciendo frente a una pandemia que se va llevar por delante -injustamente- a una ingente cantidad de personas, sobre todo, de los de mayor edad; la emigración con ese Rey de Marruecos (íntimo amigo del Emérito nuestro, según creo) que tiene, al parecer, 29 palacios y que no deja de “enviarnos” migrantes porque allí no comen, se lo gastan todo en armas para combatir al Frente Polisario; los vascos siempre con la boca abierta por si pasa alguna “mosca” pillarla cuanto antes; los de Vox con más trampas que Daniel Boone, no hay un dirigente que no esté mezclado en alguna “aventura económica” para llenarse la andorga, y si lo hay es porque aún no se le ha investigado; la Deuda Pública haciendo que la Banca (principal acreedor de los Estados) se ponga las botas adquiriendo el dinero al 0% y comprando al 3%, el 5%, o incluso a un interés más alto (el mayor negocio jamás inventado); todas las CCAA entrampadas hasta los huesos (Extremadura en más de la mitad de la cuantía de su presupuesto) y con unos organigramas escandalosos que poco permiten hacer por los ciudadanos, de ahí la carencia de escuelas y hospitales públicos en toda España, y con un sinfín de empresas públicas para fomento de la sinecura todas deficitarias, pero es el Estado de las Autonomías, un fiasco como otro cualquiera; y más y más y mucho más, que todo el mundo conoce y hace de este país uno de los más resilientes del planeta. Con más de un Billón de euros en ahorros entre todos los españoles -algunos no tenemos ni un chavo- uno no se explica como la mayoría de la gente no emulamos a Fedor Dostoievski y su famosa frase sobre la vida: “Es muy fácil vivir haciéndose el tonto. De haberlo sabido antes, me habría declarado idiota desde mi juventud”. Seguramente, algunos hemos cometido muchos errores por no habernos hecho el tonto cuando “llovía”. Ahora tendríamos unos ahorrillos.

Una frase de Julián Marías decía así: “Los españoles creemos automáticamente, a pies juntillas, todo lo que puede desalentarnos”. Pero, a pesar de ello, con la ayuda de Juan Torres López, voy a añadir unos cuantos apuntes del Transnational Institute (TNI, un centro internacional de investigación y promoción de políticas) que ya me contarán sino son para que cualquiera pueda desmayarse puesto que, obviamente, no se van a cumplir en absoluto.

Esto es lo que hace falta para salir de la pandemia sin que provoque un desastre que lleve a la pobreza a 500 o 600 millones de personas más (en España, previsiblemente, a la mitad de su población y, concretamente, en Extremadura al 75% de sus habitantes): 

1.- Impuesto mundial sobre el patrimonio (4,417 billones anuales).
La implementación de un impuesto a la riqueza global podría recaudar unos 4,4 billones de dólares anuales, recaería sobre una parte muy pequeña de la población y ni siquiera supondría una reducción sustancial de su patrimonio.

2º.- Gravar la riqueza privada oculta en el extranjero (125.000 millones).

3º.- Impuesto sobre las ganancias extraordinarias obtenidas gracias a la Covid-19 (sólo considerando las 32 corporaciones más grandes del mundo, 104.000 millones).
Oxfam ha propuesto una tasa del 95% sobre el exceso de ganancias obtenidas por algunas empresas durante la pandemia, algo que sólo los ignorantes podrían considerar como una propuesta social-comunista o bolivariana: tanto Estados Unidos como Gran Bretaña impusieron un exceso de impuestos a las ganancias corporativas después de la Primera y Segunda Guerra Mundial a tasas del 80% y el 95%, tal y como recuerda el informe.

4º.- Gravar las ganancias que las grandes empresas transfieren a los paraísos fiscales, entre 200.000 y 600.000 millones de dólares anuales. Cada año hay un flujo ilícito de este tipo de transferencias por valor de unos 3 billones de dólares, sólo desde los países del Sur a los más ricos. Se trataría de obligar a que las grandes empresas paguen impuestos en el país donde emplean trabajadores y venden sus productos.

5º.- Impuesto sobre las transacciones financieras (entre 238.000 y 419.000 millones al año). Se trataría de establecer un impuesto como el que se viene proponiendo en Europa desde 2011, del 0.1% sobre la negociación de instrumentos de acciones y bonos y del 0.01% sobre transacciones de derivados.

6º.- Eliminación de los subsidios públicos a la industria de los combustibles fósiles y la implementación de un impuesto sobre el costo de la contaminación (3.2 billones anuales).

7º.- Recuperar el 10% del gasto militar mundial (191.700 millones de dólares anuales).
Como se dice en el informe, con el dinero que cada año se gasta en armas (1,9 billones de dólares) se podrían financiar 413 Organizaciones Mundiales de la Salud.

8º.- Jubileo de la deuda de los países del Sur (100.000 millones anuales). El FMI y el G-20 han dicho a la propuesta que “naranjas de la china”. Estos países deberán pagar 3,9 billones en el año actual, menudo bocado se le iba a “volatizar” a la Banca de haberse aceptado la propuesta. ¡Pobrecitos banqueros! Cómo se va a consentir semejante ultraje. 
9º.- Nueva emisión de Derechos Especiales de Giro (250.000 millones de dólares al año).
Se trataría de proporcionar liquidez adicional a los países necesitados permitiéndoles disponer de esta «moneda» que emite el Fondo Monetario Internacional. Este punto para los profesionales de la economía. Y

10º.- «Plan Marshall» para los países del Sur (50.000 millones anuales).

Termina Juan Torres López con esta reflexión: ¿Puede sobrevivir un planeta, una civilización, que no actúe ante una concentración de la riqueza y del poder subsiguiente tan extraordinaria, ante semejante barbaridad? ¿Podemos permanecer callados o indiferentes ante esa inmoralidad tan gigantesca y seguir considerándonos personas buenas y decentes? ¿Nos seguirán dando igual todas las injusticias y tropelías que se perpetran a nuestro alrededor sólo para satisfacer los intereses, la ambición y la avaricia de una parte tan reducida de la población?

Para que puedan entender mejor la anarquía económica que subyace en este país -y en general en el mundo neoliberal- además de no cansarles más con un escrito demasiado amplio, les recomiendo que lean el magnifico artículo de María José Pintor Sánchez-Ocaña sobre el Informe de Justicia Fiscal 2020 titulado “El fraude fiscal en España es superior al sueldo de 107.000 enfermeras”.

Este es el escrito número 500 de mi blog, con él despido el año deseando que el próximo ya tengamos vacuna y el Covid-19 se haya derrotado definitivamente; y, cómo no, deseándoles a todos los que tienen la gentileza de leer mis escritos unas felices navidades, aunque la cosa no está para muchas fiestas. ¿Pero no es ya en sí una fiesta compartir un rato con tus familiares, aunque sea sin cava y sin langostinos?

Puede que esté cerca el día en que los millonarios y los defraudadores no tengan más remedio que ceder parte de sus expolios, ellos solitos están matando la gallina de los huevos de oro. “La avaricia, rompe el saco”. Como dijo, no recuerdo ahora, pero creo que fue El Roto, “si no nos pagan, a quién van a vender lo que fabrican”. En fin, un mundo mejor es posible; una España mejor, lo dudo.    

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