Ana Patricia Botín y su Consejo dimiten y piden perdón

Toda persona tiene un límite y el de Ana Patricia Botín ha llegado por la acumulación de escándalos del Santander. Por esta razón, en una rueda de prensa convocada a las 23.38 del día 31 de diciembre, la presidenta anunciará su dimisión.

Según fuentes cercanas Ana Botín tiene intención de pedir perdón públicamente por dichos escándalos, además de expresar sus razones profesionales y personales por las que deja la presidencia del banco.

Las mismas fuentes confirman que pedirá perdón por el control que ejerce el banco y su familia de los poderes del Estado, tanto políticos como judiciales. Ana Botín se disculpará ante la opinión pública de la utilización de lobbies para generar un escenario en el cual, si fuera necesario, se han creado doctrinas legales ad hoc para salvar al Santander y a la familia Botín.

La todavía presidenta del Santander pedirá perdón por esa forma tan peculiar que tiene de entender el feminismo, por criticar que las mujeres tienen que pagar un peaje laboral por ser madres mientras en el último Expediente de Regulación de Empleo se ha despedido a empleadas embarazadas o con reducción de jornada para poder cuidar de sus hijos pequeños. Además, también pedirá perdón por el uso mercantilista de la lucha por la igualdad o contra el cáncer de mama.

Por otro lado, Ana Botín tiene intención de pedir perdón por todas las veces en que el banco que preside ha utilizado los movimientos sociales para lanzar productos financieros ad hoc para sacar rentabilidad a las diferentes luchas que tienen los pueblos de la humanidad en la actualidad. El mejor ejemplo de ello lo pondrá con la lucha contra el cambio climático, en la que el Santander quiere presentarse como un banco sostenible mientras, por otro lado, está financiando a empresas que generan elevadas tasas de gases de efecto invernadero.

Respecto a los escándalos financieros en sí, la aún presidenta del Santander no podría olvidarse de los dividendos cum ex, de sus relaciones con Madoff, de los seguros PPI, y de otras muchas irregularidades investigadas por los tribunales o que han conllevado elevadas sanciones y multas por parte de los supervisores de los países en los que el Grupo tiene presencia. Además, en su última comparecencia pública, las mismas fuentes confirman que no podría olvidarse de los afectados por el Banco Popular. Tal vez pensó que la operación que salvó a su entidad de una situación muy difícil no iba a generar tanto dolor en tantas personas.

Ana Botín, además, tiene intención de pedir perdón a todos sus trabajadores y trabajadoras por las condiciones en las que tienen que trabajar, por despedir cada dos años a miles de ellos y ellas mientras se incrementan las cargas de trabajo, además de las vejaciones o la presión excesiva por las que en otros países ha sido condenado el banco por acoso laboral y que en España generan graves crisis de ansiedad entre los empleados de las oficinas.

En la misma rueda de prensa, Ana Botín comunicará que el banco quedará en manos de una presidencia bicéfala ocupada por Rodrigo Echenique y Emilio Saracho, en espera de la convocatoria de una junta extraordinaria de accionistas que confirmarán con su voto al sustituto o sustituta de Ana Botín. El primero garantizará una gestión de la entidad como la que realizó en el Banco Popular y el segundo aplicará sus conocimientos en banca de inversión puesto que, en la comercial no tiene experiencia, como él mismo reconoció y demostró en el Popular. Todo indica que el elegido es Andrea Orcel quien, tras su disputa en los tribunales, cuenta con el apoyo de una mayoría importante de la masa social del banco.

Una dimisión como la de Ana Botín, con una petición pública de disculpas, es un hecho histórico. En primer lugar, porque después de muchos años un Botín no ocupará la presidencia del Santander y, en segundo término, porque estas cosas no suelen suceder en España. Esta, evidentemente, tampoco pasará, así que, INOCENTE, INOCENTE.