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El amor engorda, según varios estudios

Antonio González Aguayo
Antonio González Aguayo
Licenciado en Historia, Escenografía teatral y con estudios de periodismo. Escribo en diferentes medios digitales.
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análisis

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Según un estudio norteamericano del Centro Nacional de Biotecnología de la Información, que realizó un experimento con 169 parejas estadounidenses, tener pareja engorda y cuanto más fuerte sea ese vínculo, más peso se gana. “Cuando la prioridad no es seducir al otro, porque ya lo tenemos, perdemos interés en parecer atractivos”, asegura Sarah Novak, coautora del estudio. De hecho se demostró que las parejas más felices cogieron más kilos, mientras que las más insatisfechas se mantuvieron en su peso ideal.

Otro estudio realizado por la Universidad de Carolina del Norte, en Estados Unidos, ha comprobado que las parejas que contraen matrimonio antes de cumplir los 28 años engordan entre 2,7 y 4 kilos más que los solteros de la misma edad en los cinco años posteriores a la boda. De forma que las recién casadas aumentan casi 11 kilos, y sus maridos 13,6; mientras que las que permanecen solteras engordan unos 7, y ellos, cerca de 11. En este sentido los investigadores consideran que los solteros, al estar buscando pareja, tienen más razones para tratar de mantener la línea, por el contrario, las parejas casadas podrían compartir los malos hábitos alimentarios y tener menos tiempo para hacer ejercicio, según Penny Gordon-Larsen, autora de este estudio y profesora de nutrición.

Lo destacado es que las parejas que viven juntas, pero sin papeles de por medio, mantienen el peso bajo control mejor que las casadas. De hecho, el hombre que vive con su pareja engorda lo mismo que otro que sigue vive en un piso de soltero. Y una mujer que comparte la suya engorda solo un kilo y trescientos gramos más que otra que se mantenga sin compromiso serio de pareja. Este fenómeno no parece tener una explicación lógica, ya que, siguiendo la teoría de la investigación, aquellos que conviven, al igual que los casados, también deberían compartir sus rutinas alimentarias o tener menos tiempo para hacer deporte.

En cualquier caso, los investigadores piensan que los miembros de una pareja se influyen mutuamente, como prueba el hecho de que los cónyuges de quienes se someten a dietas de adelgazamiento también pierden peso. Es decir, que con un poco de voluntad, contraer matrimonio puede servir también para contraer cualquier tipo de compromiso dietético, en lugar de resignarse a verse crecer la tripa.

Otro estudio, hecho por la Universidad de Glasgow, afirma que los recién casados ganan una media de cuatro kilos durante el primer año de matrimonio. “Es un problema cultural. La alimentación termina siendo la misma y, ambos se animan mutuamente a comer más y a moverse menos. Las personas que se mudan juntas realmente deben controlar su peso porque convertirse en obeso es malo para la autoestima y acaba por dañar las relaciones”, asegura Catherine Hankey, profesora de nutrición.

La Sociedad Española para el Estudio de la Obesidad detalla en un estudio que cuando una pareja se forma se pueden ganar más de 4,5 kilos. Básicamente por tres motivos: la etapa de relajación que sigue al enamoramiento, en la que cada cónyuge comienza a mostrarse realmente como es, las discusiones y, posteriormente el embarazo. Además las parejas que se casan antes de cumplir los 28 años engordan entre 2,7 y 4 kilos más que los solteros de la misma edad.

En cuanto a lo primero, el 73% de las encuestadas piensa que controlar el peso es muy importante cuando se está buscando novio. Sin embargo, este porcentaje desciende al 68% cuando ya está formada la pareja, lo que indica que “cuando se está en mitad de una relación se tiene mucha menos conciencia de lo importante que es mantener el peso idóneo”, explica Víctor Godoy, coautor del estudio.

Otra de las conclusiones del estudio es que es mucho más frecuente en una relación consolidada que cuando se está buscando pareja, el picoteo por las tardes o después de la cena. Y que cuando se está soltero o en busca de una pareja, la vida social es mucho más activa que cuando la relación está consolidada o cuando se produce una ruptura.

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