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AMLO el extraño autoritario

Alejandro Robles
Alejandro Robles
Académico; maestro en derecho por la UNAM; defensor de derechos humanos. Actualmente, activista del Movimiento de Regeneración Nacional. Hombre de izquierda con una militancia en el PRD, por el que fue diputado a la VI legislatura, electo por el distrito XXX de Coyoacán. Padre de dos hijos: Sahara de 6 años y Fidel de 2 años, casado con Sara Zuñiga.
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análisis

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El gobierno de López Obrador cuenta con amplio respaldo popular, hablamos de cerca de un 80 por ciento de aprobación de acuerdo con los últimos sondeos reconocidos hasta por las editoriales que le son abiertamente contrarias como El Universal.

Esta aceptación incluso supera la abultada votación que lo llevó a la presidencia, es un capital político sin precedente, de hecho, podemos afirmar que en realidad se trata de una hegemonía, por lo que hablar de obradorismo trascenderá los artículos de coyuntura.

Este fenómeno hegemónico trata de ser calificado por sus críticos como un síntoma inequívoco de su talante autoritario, opinión que podría ser válida a todas luces, pero cuando se llega a la pregunta del por qué encontramos que los críticos soportan su afirmación en mentiras.

Suelen responder que es autoritario porque desprecia la división de poderes, señalan que su descalificación contra la Suprema Corte es un ejemplo recurrente, sin embargo, olvidan que el máximo tribunal siempre obedeció la línea presidencial sin el menor asomo de dignidad.

En realidad, hablar de división de poder en México es hablar de un mito salvo por la honrosa actuación de excepcionales legislaturas sea la LVII (1997-200) y la LX (2006-2009) en las que se alzó la voz de la oposición, de ahí en fuera sólo una que otra crítica hecha en los informes del presidente y para evitarle molestias se suprimió su presencia en el Congreso.

Por lo que afirmar que López Obrador llegó para acabar con la democracia es poco serio, más que tratarse de una opinión informada se trata de un adjetivo opositor sin la más mínima objetividad, de hecho, hay verdad en que estamos ante un poderoso presidente, pero ese poder no sólo deviene de la potestad constitucional sino en esencia de su legitimidad.

Para echar por tierra la especulación autoritaria valdría la pena señalar el nombramiento de la Secretaría de Gobernación, la exministra Olga Sánchez Cordero es una mujer de avanzada pero lejos está de ser una correligionaria del presidente.

La pregunta es ¿qué autócrata o ser autoritario se autolimita? esta sí que es una expresión democrática, o quizá sea producto del cálculo político, pero entonces podemos afirmar que se trata de una decisión propia de un hombre de Estado.

Otro argumento de los críticos para afirmar que estamos ante un hombre autoritario es su profundo desprecio por la sociedad civil, esta es otra afirmación sin posible comprobación, por una sencilla razón, el presidente viene de la lucha social y sabe lo que implica organizarse, no sólo sin la intervención del Estado, sino en contra de su voluntad.

Lo que no se dice es que buena parte de las organizaciones de esa sociedad civil salvo excepcionales esfuerzos, fueron hechas desde el poder para robarse el presupuesto o bien fueron hechas por la oligarquía para posicionarse en la agenda nacional, casos como el de Claudio X. González y su vacilada de mexicanos contra la corrupción o su campaña por la educación son tan sólo un ejemplo.

Otro argumento para la tesis del presidente autoritario es que desprecia los órganos autónomos, lo que no advierten es que estos fueron utilizados para el pago de cuotas o favores a los grandes intereses, salvo actuaciones excepcionales, pero la constante fueron los excesos, como el caso del Instituto de Transparencia que galardonaba al PRI como el partido más transparente del planeta.

Una evidencia más del autoritarismo es la cancelación del aeropuerto de Texcoco, vaya que hace falta una cara dura para sostener esa obra como síntoma de crecimiento económico, se trataba de una obra que estaba hecha para robar, para sostener contratos con los empresarios que se encargarían de sostener a flote un aeropuerto construido sobre un pantano.

Por lo tanto, cabe preguntar ¿Qué clase de autoritario es el que hace consultas populares para tomar decisiones? ¿Qué autoritario es ese que pudiendo renovar la Suprema Corte con la Ley y la razón en la mano apela a su mesura? ¿Qué autoritario cede posiciones para construir consensos en el Congreso? ¿Qué clase de autoritario sale todos los días a primera hora a dar la cara?

Si todo eso hace el autoritario de López Obrador tendremos que responder que se trata de un autoritario muy extraño, tan extraño como la supuesta democracia que tanta nostalgia provoca a sus críticos.

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1 COMENTARIO

  1. la aprobacion a obrador se debe a que el primero que da ejemplo es el .
    bajandose el sueldo y el de los chupopteros de turno que medraban antes .
    disminuyendo gastos del estado que antes robaba a manos llenas .
    asi con esa premisa ya puede hacer las reformas que mexico necesita porque se gana la confianza del pueblo que lo ve como un mandatario que es un punto y aparte respecto a los corruptos presidentes anteriores .

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