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América Latina: Talón de Aquiles de la lucha contra la Covid

Mientras Estados Unidos y los países europeos vislumbran la luz al final del túnel, América Latina afronta el ápice de la crisis sanitaria , económica y social, lejos de resolverse en un futuro inmediato

Maximiliano Fernández Ibarguren
Maximiliano Fernández Ibarguren
Licenciado en Periodismo Licenciado en Ciencias del Trabajo
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análisis

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Mientras Estados Unidos y los países europeos vislumbran la luz al final del túnel con una media de 60 % de la población ya vacunada o como en el caso de España que supera el 70 % ,América Latina afronta el ápice de la crisis sanitaria , económica y social, lejos de resolverse en un futuro inmediato.

Como consecuencia de los avanzados planes de vacunación en Estados Unidos y Europa, el fantasma de un nuevo confinamiento se aleja, el fin de las restricciones de aforos y movilidad se acerca y la progresiva reactivación en la economía doméstica, mejora el ánimo de sus ciudadanos quienes afrontan el futuro con esperanza e ilusión de una vuelta próxima a la “normalidad”.

En contraposición, Latinoamérica encabeza tristemente el ranking de contagios y de fallecidos y no parece que la situación pueda variar en los próximos meses a tenor de los datos recogidos hasta el pasado 19/08 por la ECDC  (Centro Europeo para la Prevención y Control de Enfermedades de la Unión Europea

En cualquier caso, en cuanto a número de fallecidos y de contagios América va notoriamente por delante del resto del mundo “gracias” a la aportación de Brasil, principalmente, México, Perú, Colombia y Argentina según los datos de la Universidad Johns Hopkins University.

A diferencia de la situación en Europa, donde los sistemas de protección social a través de ERTES , Subsidios por Desempleo y ayudas a autónomos que han contribuido a paliar, que no a eliminar,  los efectos económicos y sociales de la crisis, en los países latinoamericanos las restricciones de movilidad y de la actividad comercial ha erosionado el bienestar de sus ciudadanos donde la economía informal vinculada al comercio y al turismo es preponderante frente a la economía formal restringida a una minoría de las clases medias y acomodadas; 54 % contra el 46% según datos de la Organización Internacional del Trabajo ( OIT) .

En definitiva, si antes de la pandemia más de la mitad de la población en América Latina carecía de un sueldo fijo y de derechos de protección social, la llegada del virus ha agravado la situación de sus frágiles economías informales arrastrando a miles de familias, que tienen que salir de casa, a saltarse las restricciones para subsistir, a la indigencia, marginalidad y en algunos casos, a la muerte.

Por otro lado,en Europa durante la primera ola, cuando el virus todavía era el gran desconocido, había escasez de respiradores, mascarillas y de material sanitario en general y las UCIS estaban abarrotadas de infectados. En América Latina ,sus gobiernos, con maltrechas economías de décadas por despilfarro, inflación  y corrupción, se enfrentaban al virus, sin recursos ,con sistemas hospitalarios frágiles y sin medios para afrontar compras masivas de material sanitario que, a nivel global, ya de por sí, escaseaba. El número de contagios y de fallecidos se disparó hasta situarlo en el descontrol actual.

Con infraestructuras sanitarias deficientes, con falta de personal cualificado y de suministros de prevención, con carestía de recursos económicos para erogaciones en compra de los mismos, la irrupción de las vacunas no sirvió para mitigar el impacto económico y social de la región.

Mientras las grandes farmacéuticas centraban su interés en suministrar dosis a Europa, Estados Unidos, Israel, Arabia Saudita que les garantizaban suculentos ingresos mediante contratos de dudosa transparencia, los gobiernos latinoamericanos de Guatemala, Nicaragua, Honduras, Bolivia, Venezuela, Paraguay, Guyana, México y Argentina se prestaron a llegar acuerdos con la Rusia de Putin para la compra de su vacuna Sputnik V, no reconocida por la OMS ni por la Agencia Europea del Medicamento. De esta manera, Putin obtenía el control geopolítico sobre Latinoamérica a cambio de vacunas. No obstante, la demora en el suministro de dosis y el incumplimiento contractual de parte de Rusia ha hecho fracasar la operación, y con ello, aumentar la vulnerabilidad de la población.

Mientras en Reino Unido, Israel y hasta en España, más concretamente en la Comunidad de Madrid, se ha puesto sobre la mesa la necesidad de una tercera dosis, la mayoría de los países latinoamericanos afrontan con dificultad, garantizar el suministro de un primer pinchazo al partir de una situación de desventaja en relación a los países desarrollados en cuanto a medios, infraestructuras y recursos. En consecuencia, el control del virus por la vía de la prevención (mascarillas y vacunas) se hace imposible y por vía de la curación / tratamiento (infraestructuras hospitalarias frágiles, carestía de respiradores, de puestos UCI, etc.) inviable.

En este contexto, las autoridades de la OMS han advertido en varias ocasiones la necesidad de encontrar una solución global a un problema mundial. El gobierno de España ha dado el primer paso al donar más de 6 millones de dosis a América Latina y el Caribe, convirtiéndose en el mayor donante de la Unión Europea a la región…   

Cuando el 11 de marzo de 2020 la Organización Mundial de la Salud desempolvó la palabra pandemia de los diccionarios de todas las lenguas del mundo trasladó la idea que se trataba de una enfermedad que afectaba a toda la especie humana y no a zonas concretas o países. Mientras se busque erradicar el virus por la segunda opción y no por la primera, la pandemia ha llegado para quedarse

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