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Alto precio de Junqueras por ser coherente

El Tribunal Supremo ha perdido una oportunidad única de poner en valor el Estado de Derecho, garantizar una Justicia Igual para todos y de mostrar su independencia del Gobierno de Rajoy

María José Pintor
María José Pintor
Periodista en cuerpo y alma, licenciada en Ciencias de la Información por la Universidad del País Vasco.
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análisis

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El Tribuna Supremo ha dado un mazazo a los que todavía creemos en los Reyes Magos. Mantener a Oriol Junqueras en prisión no responde a lo que se espera de una Democracia consolidada. El Tribunal Supremo, a través de los dos magistrados autores del auto, ha perdido una oportunidad única de poner en valor el Estado de Derecho, garantizar una Justicia Igual para todos y de mostrar su independencia del Gobierno de Rajoy.

Quiero batirme el cobre con Junqueras y el Estado de Derecho de mi país tiene que garantizarnos a los dos que así sea

Me duele España, por supuesto, desde la defensa de la Constitución, la libertad de expresión y desde la pluralidad de las ideas. Y me rebelo contra la decisión de que un hombre pacífico lleve dos meses en prisión por defender una idea desde un Parlament democráticamente elegido, aunque se haya saltado las leyes españolas. Porque si de saltarse la legalidad vigente se trata, que alguien me explique por qué Urdangarín, juzgado y condenado, estaba en vísperas de Nochevieja tomando zuritos por Vitoria con el exmininistro Alonso y presidente del PP en el País Vasco.

O que alguien me diga en nombre de qué ley el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, se atreve a pedir a Junqueras respeto a las normas, cuando su partido y muchos de sus mujeres y hombres de confianza están el trullo por corrupción, o están siendo investigados o van a ser juzgados en breve.

El PP tiene más de 900 investigados por corrupción, como nos informa en Diario16 Eva Maldonado, y el propio partido se sienta en el banquillo por la destrucción de los ordenadores de Bárcenas. Pero, con todo lo grave que es esto, lo que no le perdono a Rajoy y su tropa es utilizar algo sagrado, el Estado de Derecho y la Constitución, para fomentar el nacionalismo españolista contra Cataluña, y dar una imagen de un país -que tanto nos ha costado levantar entre todos en cuatro décadas- de pandereta.

No soy nacionalista. No comparto los criterios e ideas de Junqueras y los suyos. Es más, confieso que Puigdemont me parece, además de un cobarde, un botarate. Y creo que Cataluña merecía otros líderes, como los merecía España.

Pero, al menos, Oriol Junqueras me impone un respeto imponente, un hombre fiel a sus principios hasta cuando se juega su libertad ante un Tribunal Supremo. Caro paga su coherencia.

Exijo al Estado de Derecho español, a su Justicia y al Gobierno de Rajoy la libertad de Junqueras y del resto de independentistas en prisión. No porque comparta sus tesis ni actuaciones, sino porque quiero rebatir, discutir y defender las mías con ellos de igual a igual.

Un hombre de paz, honrado y coherente no puede seguir en prisión. Quiero que salga ya, discutir con él y agotarme en defender mis tesis frente a las suyas. Pero quiero tenerle delante. Quiero batirme el cobre con Junqueras y el Estado de Derecho de mi país tiene que garantizarnos a los dos que así sea.

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2 COMENTARIOS

  1. Tu artículo es muy coherente a mis ojos. Cuidado con lo que escribes. Ya ves dónde va a parar la coherencia últimamente. Para ti sería mejor bailarle el agua a la tropa de medios de comunicación voceros del discurso belicista del Estado contra el pueblo catalán. Tú misma. Son ganas de complicarte la vida. Que sepas que hay impunidad para ir contra todo lo que huela a defender a los quasi terroristas independentistas.

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