Que nadie se sienta agredido por el título, pero  haciendo ayer  un barrido por los canales de televisión, me topé con varios programas que rayan con la bazofia; no es casualidad  que tengamos, en horarios de máxima audiencia, programas que mantienen un electroencefalograma plano en la búsqueda de la  horizontalidad del pensamiento en el televidente.

A los todopoderosos les aterra que despertemos del sueño televisivo, y, al encontrarnos con la realidad, nos demos cuenta de la manipulación, nos organicemos para liar alguna campaña o marea ciudadana y, provoquemos un problema más a los poderosos gobiernos, sean del color que sean;  más sutil,  pero igual de peligroso que, cuando en la dictadura, el generalísimo desviaba la atención a Gibraltar siempre que sonaba algún escándalo en su Gobierno.

Todo esto me lleva a compartir una experiencia personal, como hecho objetivo, que puede dotar de veracidad a lo que en el párrafo anterior manifiesto.

Hace años, un grupo de personas intentamos promover la lectura entre las mujeres de las zonas rurales de mi provincia; para ello nos dirigimos al que entonces era Delegado de Cultura de la Xunta de Galicia, gobernando el Partido Popular y  le expusimos el proyecto, -que por cierto era a coste cero para la Xunta-. Al escuchar nuestra propuesta, y casi  huyendo despavorido, nos dice sin ningún pudor que no, que no interesa,  “que era mejor que  siguieran leyendo las revistas del corazón en la peluquería o donde se tercie”.

Evidentemente, nuestro proyecto se quedó en un fallido conato pues  necesitábamos apoyo institucional para darle publicidad y sobre todo los locales donde poder reunirnos, bibliotecas o centros cívicos que aquel momento eran gestionados por la Xunta.

Lo que quedó patente fue la escasa o nula intención por parte del representante de la Cultura de la provincia de fomentar lectura, por ende formación, en este caso de las mujeres del mundo rural.

Esta distracción inducida por algunos medios de comunicación en connivencia con los gobiernos  tiene a  media España más pendiente de lo que pasa en una casa en Guadalix de la Sierra o en una isla perdida del Caribe que de los verdaderos y gravísimos problemas que sufrimos los ciudadanos en manos de un Gobierno que continua destrozando el Estado de Bienestar  después de  5 años y con clara intención de seguir trabajando en ello.

He constatado que algo parecido se sufre en las bases socialistas con la formación de los militantes. En todas o casi todas las Ejecutivas y en todos los ámbitos existe una Secretaría de Formación, que como su propio nombre indica, su función es FORMAR;  la militancia, en muchos casos aborregada por la falta de implicación que deriva de la poca información recibida por parte del partido,  debería conocer sus derechos, sus obligaciones y las políticas que sigue su partido en sus Ayuntamientos, Comunidades y Cortes Generales;  una militancia formada e informada, tiene criterio para poder expresarse y entrar en debate político con quienes ocupan puestos de representación, y que los ocupan, bien por designación de la propia  militancia o gracias al esfuerzo, trabajo y tesón de muchos militantes  en campañas electorales, y en el día a día haciendo llegar a muchos votantes el mensaje de que el  proyecto socialista les representa.

Pero no, no interesa, y no interesa por lo mismo que a los gobernantes no les interesa un ciudadano formado; cuanta menos información, más maleable y manipulable es el ser humano;  y eso pasa en cualquier medio, pero en un partido se milita por la coincidencia de un proyecto político con un modus vivendi,  con el futuro que cada persona desea para sus hijos, padres, vecinos…

El PSOE debe entender que después del golpe autoritario promovido por un sector del partido y, ante la respuesta masiva de las bases socialistas, tiene que haber un antes y un después. La militancia ya no traga más, ha despertado y quiere hablar. Estoy convencida de que es la única manera de recuperar la credibilidad entre los votantes socialistas, que las bases hablen, propongan y voten.

Es definitivo para la salvación, recuperación y dignidad  del Partido Socialista.  

 

2 COMENTARIOS

  1. Amiga Eva, comienzo así esta modesta opinión al igual que si fuera un consultorio. Coincido con gran parte de tu escrito excepto en el título y en su parte final. Es cierto que la derecha siempre ha considerado que la cultura era de su exclusiva propiedad, así siempre ha procurado que está fuese inalcanzable para la clase obrera y popular pues un pueblo inculto carece de capacidad crítica y se comporta de un modo aborregado. En el partido socialista de forma genérica esto no sucede, es el único partido que de momento mantiene corrientes de opinión críticas con las direcciones, si bien es cierto qud de forma puntual y por intereses oersonalustas algunos casos existen, han existido y lamentablemente existirán en el futuro. !!Para eso estamos los militantes, para degenerarse a esos/as arribistas aprovechados!!!

  2. Absolutamente de acuerdo, y más cuando uno lee que Susana Diaz quiere acabar con izquierda socialista y pregunto yo ¿Quien es esa señora para tomar ninguna determinación? y se sienta con el SG del PSC para pedirle que no tenga voz ni opinión, cosa que la baronesa maneja como neutralidad. Soy militante del PSOE, llevo csi dos meses dirigiéndome a los cargos de mi sede, silencio, me dirijo a los de Murcia capital, silencio, me dirijo a Ferraz, silencio, y entonces pienso en cuantos como yo que vivimos en un pueblo apartado del murmullo centralista, nos vemos en el mayor de los desamparos, sin información y recibiendo el silencio por respuesta. Este no es el PSOE con el que yo soñé durante mis años de militar en activo.

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