Soy Sarah Scheerlinck, tengo 21 años. Soy de una pequeña ciudad al norte, Ponferrada. Otra ciudad más que ha sido saqueada durante años por políticas neoliberales, por políticos corruptos y que ha sido escenario de cierres de fábricas y minas; sustento de los y las trabajadoras de mi tierra.

Hago esta introducción, por que esa soy yo. De ahí vengo; de una ciudad obrera. Me parió una mujer trabajadora, que me crió junto a mi padre, que lleva en la sangre, el sudor y el trabajo de ser un obrero. De ellos lo he aprendido todo, sobre todo de mi padre, un trabajador digno, que nunca ha bajado la mirada ante las injusticias y que nunca le han importado las represalias por defender lo que era nuestro. Y sobre todo un currante, que se ha dejado la piel junto con mi madre, en intentar que yo, la hija de un obrero, pudiese ir a la universidad y salir fuera.

Mi historia relacionada con Coca-Cola, empieza hace un par de años, antes del anuncio de los cierres, cuando mi padre llega un día a casa, y nos dice a mi madre y a mí, que no vamos a comprar nada más de esa empresa, que estaban pasando cosas que no le gustaban en Asturias. Pero va pasando el tiempo, y a veces las cosas parece que se van olvidando, no se tenía toda la información…

Las noticias de lo que sucedía en Fuenlabrada en enero de 2014, se transmiten en cadenas de televisión, pero ya sabemos, de manera muy sesgada. Coca- Cola, como no es de extrañar, tenía amenazadas a las cadenas privadas de televisión con cerrar sus contratos si transmitían el conflicto. Finalmente, yo me entero de todo, cuando empiezo a tomar contacto directo con la política, a finales de 2015. Estas navidades incluso, creo que le puse a mis amigas y a mis padres más de veinte veces el vídeo que prepararon las espartanas. Aunque el boom de todo, llega en Febrero de 2017:

Soy invitada al Parlamento Europeo, en Estrasburgo, junto con una compañera de Juventud Morada, Laura, que es donde militamos. Allí se estaba protestando en contra de la implantación del Tratado CETA en la UE. Casualidades de la vida, quién sabe, a ese viaje también son invitadas Mercedes y Aurora, dos espartanas de @cocacolaenlucha. Chicas, conoceros me cambió la vida: sin exagerar. He tenido el honor de compartir charlas con vosotras y con vuestros Pacos. Los cuatro tenéis un corazón que no os cabe en el pecho.

No sabes casi nada, hasta que no hablas con ellas. Escucharlas, es que se te erice la piel en un momento. Todo lo que contaron acerca de lo que la empresa les había, y les estaba haciendo, era escalofriante. Un día y medio en Estrasburgo, hizo que les cogiera un cariño inmenso a ambas. Y tras saber parte de la historia de lucha que llevaban tras la espalda, no pude quedarme quieta. Recuerdo que nada más aterrizar en Madrid, escribí a mi padre, a ver si podía llamarle. Estuve no sé cuánto tiempo al teléfono, contándole todo lo que ellas me habían dicho, con una emoción indescriptible. Él me dijo que adelante, que no me quedase quieta, que quizá poco podía hacer, pero que por lo menos estuviese al lado de esa gente.

Más tarde, fui a Móstoles con Aurora y otras compañeras a ver la proyección de su película «Coca-Cola en lucha: Cuando David se enfrenta a Goliat». Aquí se ve muy bien reflejado todo lo que ha pasado, desde el principio, hasta casi ahora. No digo fin, por que desgraciadamente, Coca-Cola no ha cumplido con la sentencia del Tribunal Supremo, y de nuevo, como viene siendo habitual, la justicia es cómplice de los sinvergüenzas. Estudio derecho, aunque no es necesario para saber que incumplir una sentencia del máximo órgano de justicia, es completamente ilegal. Pero claro, lo de siempre: depende de quién haga que cosas.

Lo que más rabia me da de todo, es el dolor que han tenido que pasar. Me imagino las noches en vela, las lágrimas, las decepciones, la angustia por ellos y sus hijos e hijas… Gente tan buena, gente tan auténtica.

Pero lo más importante, es que todas vosotras, trabajadoras y trabajadores de Fuenlabrada y vuestras familias, sois un ejemplo de dignidad y de coraje. Enfrentarse en una batalla tan dura con una multinacional como Coca-Cola, es tener agallas. Por eso sois un ejemplo para todas nosotras. Por vuestra endereza, y vuestro valor. Cuando miréis atrás, sentiros todas orgullosas de lo que habéis conseguido y de lo que habéis peleado, y gritado. Por que, es lo que os merecéis: un futuro digno para vosotras, vuestras familias, y vuestros hijos e hijas. Vosotras sois esa chispa de la felicidad que ellos dicen tener. Ellos no tienen absolutamente nada. Carecen de toda humanidad posible, de hecho, son unos monstruos. Creo, y creo bien, que lo que han hecho, nunca tendrá para mí un olvido, ni un perdón. Cuando vi las imágenes de la carga policial en Fuenlabrada, me quedé helada. La policía, que debería estar al servicio de la ciudadanía, que es pagada por todas nosotras, se sirve al interés de una empresa privada, y empieza a moler a palos a gente que sólo estaba allí protegiendo lo que era de ellas y ellos: su fábrica, su trabajo, su comida.

Este atentado continuo de DERECHOS HUMANOS que ha hecho Coca-Cola, donde el gobierno español ha sido cómplice, también se ve reflejado muy bien en el libro que han hecho las espartanas «Somos Coca-Cola en lucha». Tengo que encontrar siempre mucha fuerza para seguir leyéndolo, no hay día que no lo haga, y no me ponga a llorar. El mío está dedicado por Aurora y su marido Paco, «la lucha sigue», escribió. Esa pequeña frase lo describe todo. Es duro pensar que aún queda mucho camino que recorrer después de tres años, pero os queda poco para la meta, y cada vez que os falte el aire, que necesitéis agua, nos tenéis aquí al resto para daros la mano, o para cogeros en hombros si hace falta.

¿Por qué estoy con ellas? Por que sé la VERDAD, por que no puedo mirar a otro lado. No habrá paz ni descanso para quiénes han atentado contra la vida de nuestra gente. Por eso estoy con ellas, por que he tenido el inmenso placer de conocerlas. Con quiénes tengo más trato son con Mercedes, Aurora, Gema, Carmen y Yoli. Estoy en WhatsApp con ellas y son la caña. Tienen un espíritu increíble, siempre con ganas de sacar cosas nuevas. Siempre me apetece leerlas y hacer cosas con ellas. El otro día, en Twitter, les fastidiamos a Coca-Cola dos publicidades, entre las Espartanas y mis compañeras de Juventud Morada, y la manifestación del sábado 22 de abril, fue todo un éxito.

Mil veces volvería a tomar la decisión de emprender este viaje con ellas, por que no podemos dejar que esto ocurra aquí. Les costó mucho a nuestros abuelos y padres que la clase trabajadora tuviéramos derechos laborales, y que fuésemos considerados en la sociedad. Si miramos a otro lado, de nuevo, seremos cómplices de esta tortura que Coca-Cola está cometiendo contra esta buena gente.

Yo siempre digo, que la unión hace la fuerza, y aquí, tenemos que estar todas unidas y combativas. Tenemos que gritar bien alto que es lo que nos pertenece, y que nadie, NADIE, puede pisarnos. No somos mercancía que tiras cuando crees inútil, somos PERSONAS.

Me tenéis a vuestro lado, siempre. Seré una voz que grite hasta quedarme afónica todas las barbaridades que os han hecho, hasta que llegue al lugar más insólito de este país. Por que estoy con vosotras, por que sois gente digna, por que vale la pena continuar en esto, por que estoy segura de que al final, conseguiréis vencer a todo, está en vuestros genes.

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