Falta una década para 2030 y desde Naciones Unidas se preguntan si las medidas que se están tomando “logran asentar el cimiento adecuado para alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS). La agenda 2030 ha presentado un modelo en busca de la prosperidad compartida en un mundo sostenible, “un mundo en el que todas las personas puedan llevar una vida productiva, vibrante y pacífica en un planeta sano. Así, el Informe sobre los Objetivos de Desarrollo Sostenible 2019 muestra grosso modo, los avances en algunas áreas críticas y las tendencias favorables en este sentido.

A grandes rasgos, el informe destaca que la pobreza extrema ha disminuido pero el ritmo se ha desacelerado y las perspectivas para alcanzar la meta de poner fin a la pobreza para el 2030 “no están bien encauzadas” según advierten desde Naciones Unidas. En la actualidad, la pobreza extrema se concentra en la población rural y cada vez se exacerba más con el cambio climático y los conflictos violentos. Para la organización, el gran desafío reside en “abordar los focos de pobreza extrema que quedan debido a su persistencia y complejidad, que implica la interacción de factores sociales, políticos y económicos”.  En este sentido, los planes y políticas de protección social, junto con el gasto público en servicios clave son las principales apuestas de Naciones Unidas para encontrar una salida a este tipo de pobreza.

Por otro lado, apuntan a que la tasa de mortalidad de niños menores de cinco años se redujo en un 49% entre los años 2000 y 2017, es decir, de 9,8 millones a 5,4 millones. A pesar de esta disminución, la situación es de extrema gravedad y desde la organización se muestran optimistas: “han disminuido las tasas de mortalidad materna e infantil, la esperanza de vida sigue aumentando en todo el mundo y la lucha contra determinadas enfermedades infeccionas ha progresado de manera sostenida”. Sin embargo, al menos la mitad de la población mundial continúa sin acceso a los servicios esenciales de salud, motivo por el que desde Naciones Unidas alertan de que “se requieren esfuerzos concertados en estos y otros frentes para lograr la cobertura sanitaria universal y la financiación de la salud”.

Las inmunizaciones han salvado millones de vidas y la gran mayoría de la población mundial tiene ahora acceso a energía eléctrica. Esta competencia atañe al punto 7 de la ODS, que persigue garantizar el acceso a una energía asequible, fiable, sostenible y moderna para todos. Desde Naciones Unidas focalizan la atención en mejorar el acceso de 3.000 millones de personas a combustibles y tecnologías no contaminantes y seguros para cocinar, ampliar el uso de la energía renovable más allá del sector de la energía eléctrica. Además, el informe advierte que “casi 9 de cada 10 personas tienen ahora acceso a energía eléctrica, es decir, la proporción de la población mundial con acceso a este servicio “aumentó del 83% en 2010 al 87% en 2015, para luego acelerarse al 89% en 2017”. No obstante, 840 millones de personas carecían de este “servicio esencial” en 2017, en su mayoría en África subsahariana, informan desde la organización, que incide en que “será necesario redoblar los esfuerzos para alcanzar su acceso”.

Además, el informe destaca que desde 2010 se han duplicado las zonas marinas protegidas, los países están trabajando para abordar la pesca ilegal y 186 partes han ratificado el Acuerdo de París sobre el cambio climático, comunicando casi todas sus primeras contribuciones a nivel nacional. Al igual que 150 países han elaborado normativas nacionales para tomar respuestas a los desafíos de la rápida urbanización y 71 países y la UE cuentan, en la actualidad, con más de 300 normativas e instrumentos para el apoyo del consumo y la producción sostenibles.

Asimismo, el secretario general de las Naciones Unidas, Antonio Gutierres, agradece el compromiso de un gran número de organizaciones internacionales, empresas, autoridades locales, la comunidad científicas y la sociedad civil con los ODS, pues “generan gran optimismo para la próxima década”. Por su parte, la organización asegura “estar trabajando arduamente para reposicionarse en el Sistema de las Naciones Unidas para el Desarrollo” con el fin de prepararse para satisfacer las necesidades gubernamentales y dar respuesta a “este programa integrado y transformador”.

A pesar del progreso, este informe también identifica las áreas que necesitan atención colectiva urgente. Por ejemplo, alertan de que el medio amiente natural “se está deteriorando a un ritmo alarmante”, fe de ello es la subida del nivel del mar, el aceleramiento de la acidificación de los océanos, la subida de las temperaturas, que un millón de especies de plantes y animales estén en peligro de extinción o que los suelos continúen degradándose. Del mismo modo, aseguran que se “está avanzando con demasiada lentitud en los esfuerzos por poner fin al sufrimiento humano y en la creación de oportunidades para todos”. Además, en el ámbito de la educación informan que “más de a mitad de los niños del mundo no cumplen las normas exigidas en materia de lectura y matemáticas” o en el caso de las personas con necesidades especiales, “solo el 28% reciben prestaciones en efectivo.

Mientras tanto, existe un mal que afecta en todas las partes del mundo: las desventajas estructurales y la discriminación a la que siguen enfrentándose las mujeres cada día. En este sentido, el nuevo gobierno de coalición progresista de España, que se manifiesta abiertamente feminista, tiene un gran reto por delante en la reforma del Código Penal, que blinde que “solo sí sea sí” y en la aplicación de políticas feministas que favorezcan la situación de la mujer en el Estado español, así como en la lucha por la igualdad real.

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