Por 15 votos a favor, los de Barcelona en Comú y el PSC, y 26 en contra, el último pleno del año del Ayuntamiento de Barcelona ha rechazado el proyecto de presupuestos municipales presentado por el equipo de Ada Colau quien ha anunciado que presentará una “cuestión de confianza”. El trámite consiste en que, en el plazo de un mes, la oposición debe presentar un candidato a alcalde y un presupuesto alternativo. Si no lo hacen, se aprobarán las cuentas que ascienden a 2.580 millones de euros. De esta manera, Colau puede ser desplazada de la alcaldía. Es poco probable, pero hay que tener en cuenta que los votos en contra no sólo han sido los de los regidores de la antigua Convergencia i Unió, y Ciudadanos, sino también, y eso es lo más significativo, los de la CUP, y ERC.

Ha sido la propia Colau la que ha afeado este gesto a las dos últimas formaciones mencionadas. “Es lógico –afirma la alcaldesa— no alcanzar acuerdos presupuestarios con CiU por sus discrepancias en el modelo, pero lo que me genera perplejidad como alcaldesa y ciudadana es no poder hacerlo con ERC y la CUP, y más cuando pueden hacer acuerdos al otro lado de la plaza, donde gobierna la derecha catalana y cuando no se ponen de acuerdo en la fiscalidad».

Eso mismo ha dicho Colau a los representantes de la cumbre por el referéndum de independencia, celebrada este viernes, en la que se ha intentado reactivar el Pacto por el Derecho a Decidir, de 2013. De ahí que hayan participado, además de los partidos soberanistas, asociaciones cívicas, sindicatos y empresariales partidarias de la independencia.

La alcaldesa de Barcelona ha aprovechado la ocasión para interrogar a los miembros de la oposición en el Ayuntamiento sobre cuáles son sus planes en el consistorio, y si van a seguir poniendo “piedras en el camino” en su Gobierno. Colau asiste con un activo muy importante: La aceptación que está teniendo en la sociedad catalana su idea de ampliar el espectro de Barcelona en Común a todo el territorio catalán bajo la bandera de apoyar la convocatoria del referéndum, pero sin pronunciarse sobre si pedirá el sí a la independencia del Principado.

 

Sin confianza

La fuerza de Colau es la que, precisamente, debe disuadir a Esquerra Republicana y a la CUP de la necesidad de apoyarla en el consistorio. En este sentido son reveladoras las palabras del representante de ERC en el pleno municipal, Alfred Bosch, advirtiendo a la alcaldesa de que “si pensara menos en articular un nuevo partido a nivel catalán, gobernaría mejor la ciudad”. La razón esgrimida por Esquerra para rechazar a Colau es que “gobierna con la mafia del PSC”.

María José Lecha ha recordado a Colau que la CUP ha facilitado la tramitación de las cuentas de la Generalitat, pero no su aprobación, y ha aseverado que este presupuesto es el techo político de Barcelona en Comú y constata el fracaso de la retórica del cambio: «es irónico –señala la concejala— que, al final, los aprueben por una cuestión de confianza, porque este gobierno municipal y el PSC, de confianza, no nos merece nada de nada«.

Así las cosas, y salvo que las formaciones de la oposición municipal no logren ponerse de acuerdo, cosa más que probable, Ada Colau corre el riesgo de quedarse fuera de la alcaldía de Barcelona. En ese sentido, el portavoz de CiU, Joaquim Forn, cree que, al final, a Colau la salvará “la aritmética del pleno ya que existen muchas dificultades para que la oposición se ponga de acuerdo en unas cuentas y un alcalde alternativo a pesar de que, para ello, sólo necesitan contar con el apoyo de la mayoría absoluta, es decir, 21 regidores.

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