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Acumulación capitalista, de las rutas comerciales a la globalización

Gabe Abrahams
Gabe Abrahams
Marchador y plusmarquista mundial en caminatas Multiday. Compagina su actividad deportiva con su faceta de columnista, articulista y escritor. Colabora en diversos medios de comunicación y ha publicado varios libros de temática deportiva.
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análisis

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Las rutas comerciales eran caminos para transportar diversos tipos de mercancías. Un ejemplo de ruta comercial fue la Ruta de la Seda, nacida en el siglo I ANE. Unía Oriente con Occidente, Asia con Europa. Tal y como su nombre indica, el material transportado en esa ruta era la seda, aunque también se incluía el transporte de metales y piedras preciosas, telas de lana o de lino, ámbar, marfil, especias, coral, entre otros productos.

La ruta comercial América-España fue muy posterior a la Ruta de la Seda. Tomó forma después de la llegada de Cristóbal Colón a América y tuvo como principal actividad trasladar a España grandes cantidades de oro, plata y piedras preciosas. Centrada en los puertos de Cádiz, La Habana, Veracruz, Cartagena y Porto Bello, la ruta comercial América-España, ruta en buena parte nutrida con las riquezas de América, supuso una de las primeras grandes acumulaciones de capital en pocas manos y un momento cumbre de la época mercantilista de la economía.

Tras la llegada de Cristóbal Colón a América, además de la ruta comercial América-España, se potenciaron las rutas esclavistas, rutas y prácticas que durante la Edad Media se habían casi eliminado en el mundo cristiano, aunque pervivían en el musulmán.

Las rutas esclavistas optaron por el comercio de esclavos africanos, sufriendo un incremento de la actividad hacia el siglo XVII. Negreros españoles, portugueses, británicos, franceses… nutrieron entonces de esclavos africanos los mercados de Europa y América y se enriquecieron a costa del comercio esclavista.

Desde la captura en África, los esclavos negros se convertían en una vulgar mercancía que enriquecía a los negreros.

Según el historiador británico Eric Hobsbawm, la cifra de esclavos africanos transportados a América sería de un millón en el siglo XVI, tres millones en el XVII y siete millones en el siglo siguiente. Esas cifras dan una idea del beneficio y de la acumulación capitalista que generó el comercio de esclavos africanos.

En las rutas comerciales como la España-América y en las rutas esclavistas, se encuentran las dos primeras grandes acumulaciones de capital. Los dos primeros grandes casos de una enorme acumulación capitalista.

La etapa basada en las rutas comerciales y esclavistas, un auténtico amanecer del capitalismo, duró hasta comienzos del siglo XIX, cuando por vía de la Revolución Industrial pasó a dominar la escena económica el capitalismo industrial.

Extendido por Gran Bretaña, Francia o Alemania, entre otros países, esa forma de capitalismo pudo desarrollarse gracias a la mejora tecnológica y a la explotación de los obreros. Las condiciones de trabajo inhumanas que caracterizaron el capitalismo industrial provocaron el surgimiento de numerosos críticos del capitalismo.

Poco a poco, tal como se adentró el siglo XX, el capitalismo industrial incrementó, además, la tendencia hacia la concentración, pasando de los clanes familiares a los holdings, y buscó aún con más fuerza la rentabilidad y la acumulación capitalista.

El paradigma de la situación descrita fue Estados Unidos, país que se convirtió durante el siglo XX en el gran gendarme del Capital. Los presidentes de los Estados Unidos gobernaron a caballo de los citados holdings, adaptando tanto sus políticas nacionales como internacionales a los intereses de los mismos.

Avram Noam Chomsky, reconocido lingüista y activista estadounidense, en una entrevista de 2020 concedida a Amy Goodman de Democracy News!, comentó acertadamente al respecto: “Estados Unidos está dirigido por el sector empresarial para sus propios beneficios… El país, básicamente, durante mucho tiempo, ha sido un estado de partido único: el partido empresarial”.

Los primeros años del siglo XXI trajeron la globalización, con la cual el Capital y sus holdings se extendieron e impusieron a nivel global, pudiendo aumentar aún más la acumulación capitalista alcanzada en el siglo anterior.

La globalización permitió al Capital y los holdings reducir gastos a base de deslocalizar empresas y pagar míseros sueldos a los obreros o trabajadores y mejorar beneficios por ese menor gasto y por ampliar los mercados.

Según reconoció el periodista Will Hutton, en sus conversaciones con el sociólogo Anthony Giddens (En el límite: la vida en el capitalismo global. Tusquets Editores, 2001), “el capitalismo global se está volviendo más duro y feroz. En un mundo globalizado se considera correcto y adecuado que los ganadores amasen una enorme fortuna, mientras que los perdedores viven en la miseria. Puesto que el sistema económico mundial está basado en los beneficios, la desigualdad es algo normal, natural y deseable. El 70% de la actividad económica mundial es mera especulación y en los búnkeres donde se amasan enormes fortunas no se produce nada”.

Nada excepto riqueza para los privilegiados, cabría añadir.

La acumulación capitalista ha estado presente a lo largo de los últimos siglos en las rutas comerciales y esclavistas, en el capitalismo industrial, en los holdings, en la globalización… Su presencia ha sido continua en la historia del capitalismo, porque la esencia de éste está ligada a la misma. Sin acumulación capitalista, no hay capitalismo. Es más, se podría afirmar que sin acumulación el capitalismo no tiene razón de ser.

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2 COMENTARIOS

  1. Nunca fuí comunista, siquiera estaba en lo cierto cuando me creía socialista, porque ese nivel de reparto jamás en ninguna parte se ha hecho efectivo, pero creo en los derechos, en la igualdad de oportunidades y en el control del pueblo como forma única de gobierno. A propósito de esta cuestión sobre capitalismo, cierto ex-diputado – muy conocido en Galicia y en todas partes – me dijo algo que simplemente es axiomático y queda fuera de cualquier circuito de debate; «…el capital siempre ha existido y siempre va a existir…» Discutimos de partida, mas hube de darle razón porque esa afirmación es algo inherente al comportamiento ancestral humano, incluso en algún tiempo las distintas civilizaciones trataron de trasladar su capital en forma de tesoros, ajuares, armas y herramientas al Más Allá, que los gallegos referimos Alén, pero tal como llegas te vas como en sus coplas decidió Jorge Manrique, y todo que se puede tocar va quedar aquí y simplemente cambiará de dueño, pués la muerte sigue a este modo singular de reparto de riqueza; sólo cambia de manos en uno u otro momento, ya fuere pasados siglos, cuando se expolien las tumbas o inmediatamente porque algo habremos aprendido. El tener; la posesión con la ambición son lícitas, pero hay una lección que nadie explica, y sólo trata de tener presente la realidad del comercio en lo esencial: Capital es la riqueza de un país representado por «Tesoro», que es el volumen de esa riqueza con una reserva de oro que a todos pertenece en teoría, y hasta la cantidad de dinero que se imprima tiene un coste igual para todos y es por tanto propiedad de todos, por lo que para aplicar la cantidad impositiva por esa tenencia debía resultar justo el principio contrario al que se aplica porque los ricos no pagan por el dinero ( de todos) que guardan – por no decir amasan – y que no es de ellos, sino de todos, quienes debemos decidir que hacemos con él o si está en buenas manos.
    En cuanto a la globalización; si tu «maleta» es interesante cruzará todas las aduanas, pero puede que tú no, porque no hay las mismas reglas para las personas que para el producto, y no todas las regiones y países somos iguales, por lo que al construir el cubo de Rubik con el planeta resulta que nos sale un multi-poliedro irregular de imposible cohesión, pero que beneficia sólo a los sectores apolíticos y apátridas que solo tienen por bandera el dinero, en forma de la moneda más eficaz para su interés depredador de toda materia, de toda sociedad, o de toda forma de vida. Esta es la realidad actual y la última que consume una por una las regiones o países que menos defensa tienen ante ésto, y entre los que se encuentra españa incomprensiblemente al seguir el dictado de normas que atacan su propia estabilidad e independencia. A lo peor me expliqué mal, pero lo entiende cualquier ser con unas cuantas neuronas; la materia gris a la que se refería cierto detective de ficción.

  2. Buen artículo sobre la acumulación del Capital, una tendencia muy marcada en el ser humano, y acertado análisis de la vergonzosa globalización que padecemos.

    Efectivamente, cuspidiño, la globalización beneficia a los sectores apolíticos y apátridas que tienen por bandera el dinero, en forma de la moneda más eficaz para su interés depredador de toda materia, de toda sociedad, como comentas. Y recuerda que la globalización y lo devorará todo. No conoce límites.

    Saludos

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