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Acerado

Fernando Ayala
Fernando Ayala
Doctor en Historia y miembro de la CEP del PSOE de la provincia de Cáceres. Responsable del Área de Memoria Democrática de la Ejecutiva Regional del PSOE de Extremadura.
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análisis

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Hacía tiempo que queríamos olvidarnos de aquellas expresiones donde los seguidores más acérrimos de cada partido político pedían a los oradores que “le dieran caña” a sus adversarios en sus intervenciones. Viniera o no viniera a cuenta. El público quería espectáculo. La moderación en los discursos. El verbo templado. La coherencia en la expresión sin voces altisonantes no parecía tener predicamento.

De nuevo vuelve el tono acerado, incisivo, casi agresivo, en la dialéctica. Como me hacían llegar recientemente “el cuerpo a cuerpo”. Uno ha preferido siempre el poder de convicción. La documentación de tus argumentos. La utilización de fuentes de fiabilidad nada dudosa.

Uno ha preferido siempre la profundidad. Ahora, que volvemos a vivir momentos en que ante problemas complejos se responde con mensajes simples, me quedo con la mesura, que no debe estar reñida con la contundencia.

Y ese es el error. Mientras muchos piensan que cuanto más alces la voz. Cuantos más insultos metas en una intervención. Cuantas más veces interrumpas. Más razón tienes.

A mi juicio no sucede así. Buena parte de nuestra sociedad ( no la que vocifera, la que se altera momentáneamente, la que balbucea y no deja hablar) quiere respuestas a sus problemas y no gritos, alaridos o amenazas.

Por esa razón es positivo contar con el intelecto, con aquellos que saben manejar la palabra, con aquellos que prefieren escuchar antes de equivocarse. La acción no es incompatible con la razón.

No se gana un debate con un portazo. Creo que seremos mucho más receptivos a las demandas de los que confían en nosotros cuando somos capaces de pasar de la fase de la reflexión y el análisis a la de la búsqueda y puesta en marcha de medidas. No vale saltarse ninguna de ellas. Cuando lo hacemos, habitualmente es por falta o deficiencias en nuestras reales posibilidades de ser útiles.

En esos casos se usa el verbo acerado, el tono incisivo, la actitud violenta, para disimular la insuficiencia y/o la mediocridad.

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