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Acción por el «voto negativo»

María Carrascosa Porras y Rafael Tejero Ibancos
María Carrascosa Porras y Rafael Tejero Ibancos
Escuela de Filosofía 15M Granada.
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análisis

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I)Actualmente todos o casi todos estamos de acuerdo en que la situación global en la que nos encontramos es extremadamente delicada desde el punto de vista de la seguridad (guerra, tecnocracia, etc.), como desde el punto de vista existencial (crisis climática), como también desde el punto político, democrático (crisis de representación). Y esa percepción va acompañada de la conciencia, no tan generalizada, de que la salida está en más democracia o en la calidad de la misma. No hay otra.

II)El problema al que se enfrentan las democracias es la separación de política y ciudadanía, cuestión esencial que afecta al sentido mismo de democracia, pues precisamente ambos conceptos, política y ciudadanía, son lo mismo. “Politeia” se puede traducir tanto por política como por ciudadanía y si “política” y “ciudadanía” son sinónimos, la brecha entre ellas es una contradicción (como decir que dos no es igual a dos), o sea, la implosión del concepto, o lo que es lo mismo, la escisión o rotura de la sociedad y los seres humanos que participan de ella. La separación de política y ciudadanía corre paralela a la separación entre sí de los ciudadanos.

La soberanía política no es otra cosa que el poder de la unidad de un grupo humano. Lógicamente la desunión comporta impotencia política, falta de libertad política y violencia. La política es la resolución no violenta de los conflictos, como dice la definición clásica.

La soberanía es la “auctoritas”, la legitimación. La escisión social (o guerra civil latente) es la destrucción de la “auctoritas”, de la política, de la sociedad.

La política, según la teoría clásica, es la “ciencia principal y máximamente directiva” y el ciudadano es el magistrado indefinido y universal. El hombre (anthropos) es político por naturaleza o esencia.

En la medida de la profundidad de la separación entre política y ciudadanía y entre los mismos ciudadanos, en esa misma medida queda afectada la soberanía popular, proclamada en las constituciones democráticas.

III)A la separación de política y ciudadanía apuntan fenómenos tan inquietantes como los siguientes:

1º.La crispación política, rayana en el odio político (la antipolítica) que rompe la labor constructiva y su continuidad. (Lo que teje uno, y con freno y oposición, lo desteje otro a su turno, en un despilfarro intolerable de los esfuerzos colectivos).

2º.El voto útil, por el que la ciudadanía no vota a quien realmente le representa, y por el que unas opciones reciben una fuerza que no les corresponde.

3º.La abstención, que es la expresión pura y dura de la separación de la ciudadanía de la política.

4º.El gran rechazo a la “clase política” que reflejan las encuestas.

Estos y otros fenómenos, que juntos forman un endiablado círculo vicioso, son un desafío existencial a la política.

IV)La propuesta legal.

Consiste en que cada ciudadano en lugar de tener un voto (afirmativo) tenga dos, uno afirmativo y otro negativo. Éste, para las opciones que parezcan inaceptables, nefastas o peligrosas. Salen elegidas las candidaturas que tienen más votos positivos descontados los negativos. Los votos negativos neutralizan los votos positivos. El votante puede abstenerse de votar a favor de alguna candidatura si ninguna de ellas le convence, pero puede votar “no” a la que más le preocupe, con lo que el resultado de las elecciones es más satisfactorio y representativo.

Observaciones.

1ª. Se trata de la auténtica libertad de voto, de eliminar todo residuo de coacción o represión de la ciudadanía que le impida votar por su propia posición, la frustración política. Y votar no es posición propia, liberadora.

2ª. El voto negativo es el derecho de veto de la ciudadanía soberana, más importante que el voto de apoyo porque supone que si la relación política-ciudadanía no es de amor -la clásica amistad política- (la situación óptima), al menos no es de odio. Es una reconciliación de la base o fundamento con su representación y la expulsión del odio de la política. Si no hay consenso positivo (lo más deseable), al menos hay un consenso negativo: estamos de acuerdo en lo que no queremos.

3ª. Los candidatos tendrán que convencer no solo a los suyos para que les voten sino también a los otros para que no les voten negativamente. La crispación desaparece.

4ª. La incorporación del voto negativo selecciona las candidaturas, siendo rechazadas las demagógicas, particularistas frentistas, tóxicas o antidemocráticas, que quedan neutralizadas entre sí porque obtienen tantos o más votos negativos que positivos, y aceptadas las más razonables, nobles y políticas en el sentido propio y original del término, las del diálogo político, las del pluralismo a la búsqueda del acuerdo.

5ª. Recogemos aquí el sentido democrático que en mayor o menor medida hay en los sistemas políticos de no provocar el rechazo de la ciudadanía, así como la experiencia de movimientos ciudadanos (como el 15M) que funcionan atendiendo al consenso negativo: la propuesta sale adelante si no hay ningún bloqueo, ningún voto en contra, lo que es mucho más fácil que el consenso positivo, el cual a veces es casi imposible.

V)Procedimiento político.

Creación de una candidatura (plataforma o partido instrumental) con la única propuesta de inclusión del voto negativo en la papeleta electoral.

La única labor y el único objetivo de dicha candidatura en caso de éxito es una nueva e inmediata convocatoria de elecciones generales con la inclusión del voto negativo en la papeleta, celeridad posible porque no se requiere ningún cambio legal, salvo esta única ley (de convocatoria), y que hace innecesaria una nueva campaña electoral. Cumplido su objetivo, la candidatura se autodisuelve.

Es una candidatura formalista, blanca (sin ideologías), que atiende solo al procedimiento y mecanismo de la democracia.

Metodológica, minimalista, universalista, transversal, ocasional: plantea la cuestión política, la calidad de la democracia y nada más.

Nada más, y precisamente por eso es capaz de aunar a la inmensa mayoría de las voluntades de la ciudadanía, que desean resolver y superar los problemas mencionados.

El carácter blanco de la candidatura hace que ella sea muy fácil y sencilla, puesto que no va a defender ninguna posición frente a otras, sino solo la inclusión del voto negativo en la papeleta electoral.

Estamos todos invitados e invitadas a participar de esta acción 15M.

¡Es el tiempo de la acción!

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